DIFERENCIA
ENTRE PASTOR Y pastores
Comencemos aclarando
quién es el Buen Pastor y quiénes son los pastores.
El Pastor es
uno solo. Es el dueño del rebaño. A Él le pertenecen las ovejas por derecho, (porque
es Dios) y por conquista (porque nos ha redimido con su sangre). ¡Es
Jesucristo!
Es el Buen
Pastor que nos presenta una vez más el salmo responsorial:
“El Señor es mi pastor, nada me falta. En verdes
praderas me hace recostar, me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis
fuerzas”.
¡Cuánto le
gusta al pueblo de Dios este hermoso desahogo del salmista que le ayuda a
rezar!
Jesús, por su
parte, en el capítulo 10 de San Juan, nos dará más detalles sobre este Buen
Pastor. Él añade una gozosa afirmación que recuerda el versículo aleluyático: “Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco
y ellas me siguen”.
¿Tú conoces a
Jesús y le sigues de cerca, para que no te falte ni su amor ni tu alimento?
Por otra parte
están los “pastores”. Estos se dividen en dos grandes grupos.
Los pastores
buenos que se sacrifican por el rebaño, imitando en lo que pueden, al Buen
Pastor y con conciencia de que ellos nos
son los dueños.
Y los malos
pastores que, creyéndose los dueños, se aprovechan de las ovejas y las
maltratan.
Habido esto en
cuenta, vamos a ver cómo presenta resalta hoy la liturgiaa los malos pastores
en la profecía de Jeremías y cómo nos presenta a Jesús, el Pastor de nuestras
almas, según San Pablo en la carta a los Efesios y nuestro compañero Marcos en
el Evangelio de hoy.
Meditemos en
Jeremías la descripción y amenazas a los malos pastores de entonces y también a
los de hoy (que por desgracia los hay):
“Ay de los pastores que dispersan y dejan perecer
las ovejas de mi rebaño…
Así dice el Señor:
A los pastores que pastorean a mi pueblo: vosotros
dispersasteis mis ovejas, las expulsasteis, no las guardasteis; pues yo os
tomaré cuentas por la maldad de vuestras acciones…”.
A continuación
el Buen Pastor manifiesta su gran preocupación por las ovejas y se compromete a
protegerlas reuniéndolas de nuevo y dándoles pastores buenos:
“Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas. De todos
los países a donde las expulsé. Y las volveré a traer a sus dehesas para que
crezcan y se multipliquen. Les pondré pastores que las pastoreen”.
De esta manera
las ovejas serán felices, estarán seguras y ya no tendrán miedo ni se
espantarán y ninguna se perderá.
San Pablo, en
la carta a los Efesios, nos dice que, gracias al sacrificio del Buen Pastor,“ahora estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la
sangre de Cristo, estáis cerca los que antes estabais lejos. Él es nuestra paz…
Él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, derribando con su carne el muro
que los separaba y reconcilió a los dos pueblos uniéndolos en un solo cuerpo
mediante la cruz”.
Gracias a Él “unos y otros podemos acercarnos al Padre
con un mismo Espíritu”.
El Evangelio
de San Marcoses el mismo capítulo del domingo pasado en el que leímos cómo
debían actuar los apóstoles en la misión.
Ahora regresan, se reúnen con Jesús,
hacen una hermosa “evaluación” contándole el éxito de su trabajo apostólico. Después
de esto el Buen Pastor les invita al descanso:
“Venid vosotros solos a un sitio tranquilo para descansar un poco”.
“Venid vosotros solos a un sitio tranquilo para descansar un poco”.
Pero pronto
volvió a reunirse la multitud y a Jesús “le
dio lástima de ellos porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a
enseñarles con calma”.
Una de
lascaracterísticas más bellas del Buen Pastor es, precisamente, este
sentimiento que manifiesta San Marcos. Jesús, que cuida a los apóstoles para
que se conviertan en sucesores suyos cuando se vaya al cielo, no descuida nunca
a las multitudes hambrientas de Dios.
Su apreciación
dolorosa es ésta: “andan como ovejas sin
pastor”. Y como Él es el Pastor y el dueño del rebaño, se desvive por la
multitud hasta dar la vida por todos.
Amigo, ¿te
sientes feliz en el rebaño de Cristo? ¡Es su Iglesia!
¿Conoces y
sigues siempre la voz de tu Pastor y la de los buenos pastores que lo
representan?