La liturgia de este día nos presenta la familia en sus diversas facetas. Comienza por las virtudes humanas de la primera lectura, luego San Pablo nos explica las virtudes sobre naturales de la familia y encontramos la perfección de la familia de Nazaret haciendo la voluntad de Dios y terminamos con la oración del salmo del día.
- Eclesiástico
Pide que los padres
sean más respetados que los hijos. El respeto a los padres es la purificación
de las faltas y pecados de la vida:
«La limosna del
padre no se olvida será tomada en cuenta para pagar tus pecados».
Por otro lado, el
respeto a la madre acumula tesoros en la familia: Dios promete escuchar a
quienes honran a su progenitora.
La recompensa al
respeto del padre es una larga vida:
«Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre, no lo abandones mientras viva. Aunque chochee ten indulgencia. No lo abochornes mientras viva».
- San Pablo
La carta a los
colosenses nos habla de las virtudes sobrenaturales que pide San Pablo:
«Como elegidos de
Dios, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura y
comprensión».
También nos pide
que en el trato mutuo nos sobrellevemos unos a otros cuando hay algún
altercado. Además, que imitemos a Dios en el perdón, como Él nos ha perdonado.
La más importante
de las virtudes debe ser el amor que es el ceñidor de la unidad consumada.
Por lo demás, San
Pablo desea que «la paz de Cristo actúe de árbitro en nuestro corazón» y
que el agradecimiento se considere como una virtud sobrenatural y que «la
Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza».
El apóstol no se
queda corto en las recomendaciones. Se dirige a cada uno de los integrantes de
la familia:
«Mujeres, vivid
bajo la autoridad de vuestros maridos como conviene en el Señor. Maridos, amad
a vuestras mujeres y no seáis ásperos con ellas». Y a los hijos: «Obedeced a vuestros padres
en todo, que esto le gusta al Señor».
Finalmente, pide a
los padres que eviten exasperar a sus hijos para que no se desanimen.
Dichosa la familia en la que se viven todas las virtudes humanas y espirituales que nos presentan estas lecturas.
- Verso aleluyático
«Ábrenos el corazón, Señor, para que aceptemos las palabras de tu Hijo». Es una invitación a seguir el Evangelio que nos enseñó Jesucristo.
- Evangelio
La
gran lección que nos da la Sagrada Familia es seguir las instrucciones que de
distintas maneras nos da el Señor.
Después de la
visita jubilosa que significó la llegada de los Magos con sus dones y regalos
en la casita de Belén donde vivía la Sagrada Familia, se le apareció, en
sueños, un ángel a José y le dijo:
«Levántate, coge al
niño y a su madre y huye a Egipto hasta que yo te avise porque el rey Herodes
va a buscar al niño para matarlo».
Inmediatamente se
levantó José y obedeciendo, huyó a Egipto y sin pretenderlo realizó la profecía
que dice: «Llamé a mi hijo para que saliera de Egipto».
Muerto Herodes, y
avisado por el ángel, José reunió a su familia y volvió a Israel. Como se
enteró de que Arquelao sucedió a su padre Herodes en Judea, llevo de temor y
avisado en sueños, se retiró a una casita de Nazaret. Nuevamente se cumplió la
Escritura en la que leemos: «Será llamado nazareno».
Tenemos que admirar
la docilidad de la Sagrada Familia acogiendo siempre los caminos que le
presentó Dios, que en el caso concreto fue a través del ángel a José.
Quiero concluir,
queridos lectores, con la oración del salmo que nos ofrece hoy la liturgia:
«Dichosos los que
temen al Señor y siguen sus caminos. Comerás el fruto de tu trabajo. Serás
dichoso y te irá bien. Tu mujer, como parra fecunda en medio de tu casa, tus
hijos como renuevos de olivo alrededor de tu mesa. Esta es la bendición del
hombre que teme al Señor: “Que el Señor te bendiga desde Sion, que veas la
prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida”».
¡Feliz Año nuevo
2026!
José Ignacio
Alemany Grau, obispo Redentorista
