Desde el 17 de diciembre, la liturgia ha tomado un nuevo camino de Adviento y nos lleva de la mano al nacimiento del Verbo eterno de Dios que entra en el tiempo para compartir con toda la humanidad su poder divino.
Este es el Niño que
esperamos: «Dios-con-nosotros».
Es cierto: «El Señor está cerca».
- Isaías
Según el gran
profeta Isaías, él se acercó a Acaz, que era el rey, y le dijo:
«Pide una señal, al
Señor, tu Dios, en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo».
Ante la negación a
pedir, el profeta le anuncia la gran profecía de la venida del Mesías:
«Mirad, la virgen
está encinta y da a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel que significa
“Dios-con-nosotros”».
Con esta profecía comenzamos el cuarto domingo de Adviento, en el ciclo A.
- Salmo 23
Con este versículo:
«Va a entrar el Señor, él es el rey de la gloria», el salmo nos invita a
meditar en la cercanía de Dios: «Del Señor es la tierra y cuanto la llena…
¿Quién puede subir al monte del Señor?».
La respuesta es una
invitación a la limpieza del cuerpo y el alma, con estas palabras: «El
hombre de manos inocentes y puro corazón… Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación».
A continuación, el salmista afirma que «este es el grupo que busca al Señor, que viene a tu presencia Dios de Jacob».
- San Pablo
Escribiendo el
apóstol a los romanos, dice: «A todos los de Roma, a los que Dios ama y ha
llamado a formar parte de los santos: os deseo la gracia y la paz de Dios
nuestro Padre y del Señor Jesucristo».
De esta manera
aclara el apóstol que la salvación de Dios es para todos:
«Hacer que todos los gentiles respondan a la fe para gloria de su nombre».
- Verso aleluyático
En un versículo de
San Mateo la Iglesia se llena de alegría esperando a la Virgen que, sin perder
la virginidad, da a luz al Verbo encarnado:
«Mirad, la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, Dios-con-nosotros».
- Evangelio
El evangelio de San
Mateo describe cómo va a ser el nacimiento de Cristo:
«María, su Madre,
estaba desposada con José y antes de vivir juntos resultó que ella esperaba un
hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo que
era justo, decidió no denunciarla sino repudiarla en secreto. Apenas tomó esta
decisión se le apareció el ángel del Señor y le dijo: “José, hijo de David, no
tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella
viene del Espíritu Santo”».
Termina San Mateo
explicando que de esta manera se cumplió la profecía, de Isaías, como hemos
visto en la primera lectura de hoy:
«Mirad, la virgen
concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa
Dios con nosotros».
Nunca podremos
imaginar la alegría con que José, ya esposo de Santa María, aceptó la propuesta
de ser padre adoptivo de la criatura que dio a luz Santa María Virgen.
Ahora podemos entender,
una vez más, las palabras del domingo anterior: «Estad siempre alegres en el
Señor, os lo repito, estad alegres: ¡El Señor está cerca!».
A todos ustedes, queridos
lectores, les deseo una muy Feliz Navidad y un encuentro con Jesús Eucaristía
de manera especial en esta Navidad.
José Ignacio
Alemany Grau, obispo Redentorista
