Cuando se nos habla de alguna cosa que sucederá en el futuro, la reacción más frecuente es preguntar: ¿Cuándo será?
La otra gran
pregunta: ¿Nos adelantas alguna señal?
Hoy lo pensaremos bien sobre todo en la lectura del Evangelio.
- Malaquías
El gran profeta nos
ofrece una pequeña señal del futuro que tendrá la humanidad, con estas
palabras:
«Malvados y
perversos serán la paja y los quemaré el día que ha de venir, pero a los que
honran mi nombre los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en las
alas».
Es una alusión que hace Malaquías para que podamos mirar el porvenir con esperanza.
- Salmo 97
El salmista habla
de Dios como un gobernante justo que rige a los pueblos con rectitud.
En medio de la
alegría de este Dios justo, exclama: «Retumbe el mar y cuanto contiene, la
tierra y cuantos la habitan. Aplaudan los ríos, aclamen los montes al Señor que
llega para regir la tierra».
El salmista está seguro de que «el Señor regirá el orbe con justicia y los pueblos con rectitud».
- San Pablo
En su carta a los tesalonicenses San Pablo pone el ejemplo de su propia
vida para que aprendamos también nosotros a vivir.
Él ha trabajado, «día y noche a fin de no ser carga para nadie».
Reconoce el apóstol que, dado el trabajo que se ha impuesto, merece una
recompensa, pero la ha rechazado: «Nadie nos dio de balde el pan que
comemos, sino que quisimos daros un ejemplo que imitar».
Según él, toda su vida ha procurado invitar a todos a ganarse el pan del
día, hasta llegar a decir:
«El que no trabaja, que no coma».
A continuación, da a entender que hay algunos que no trabajan y están «muy
ocupados en no hacer nada».
La conclusión del santo es esta:
«A esos les mandamos y recomendamos, por el Señor Jesucristo, que
trabajen con tranquilidad para ganarse el pan».
De esta manera, en el tiempo, con el esfuerzo personal, nos ganamos la eternidad feliz.
- Verso aleluyático
Refiriéndose Jesucristo a su segunda venida, nos invita a mantener la
alegría diciendo:
«Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación».
- Evangelio
Es una meditación muy importante, no por la pregunta de los apóstoles,
sino por las afirmaciones y consejos de Jesucristo.
Comienza el Señor diciendo: «Eso que contempláis, llegará un día en
que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido».
La pregunta de los apóstoles es un tanto infantil: «Maestro, ¿cuándo
va a ser eso?».
Y la segunda pregunta, también superficial, es: «¿Cuál será la señal
de que todo eso va a suceder?».
La respuesta de Jesús es evasiva, pero quiere que entendamos que cuando
suceda no será porque la gente anda diciendo que llega el fin del mundo, sino
porque llega el tiempo del juicio de Dios.
De todas maneras, habrá unas señales muy difíciles de entender y no
sirven como respuesta a la pregunta de los apóstoles. Creo que lo mejor es
atenernos a las últimas palabras de este Evangelio:
«Ni un cabello de vuestra cabeza perecerá. Con vuestra perseverancia salvaréis
vuestras almas».
Una vez más, insiste Jesús en algo que nos cuesta bastante: perseverar
fielmente hasta el final.
José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista
