La liturgia de este DOMINGO XIV del tiempo ordinario nos invita a penetrar en la profundidad del Corazón de Jesucristo, tal como Él mismo se describe en el Evangelio.
- Zacarías
Hoy, un día
cualquiera, para ambientar el evangelio del día, en conexión con él, nos pide
glorificar al Señor, en la alegría del espíritu:
«Alégrate, hija de
Sion, canta hija de Jerusalén» y nos presenta así al futuro rey
poderoso que dominará el mundo de un extremo a otro:
«Viene a ti justo y
victorioso; modesto y cabalgando en un asno, en un pollino de borrica».
Poder y humildad son los dos grandes distintivos del Señor.
- Salmo 144
Bendecimos al
Señor, nuestro Dios y nuestro Rey, por una serie de hermosos motivos que nos
invitan a confiar en Él:
«El Señor es
clemente y misericordioso… El Señor es bueno con todos. Es cariñoso con todas
las criaturas».
Lógicamente la
invitación del salmista es para dar gracias al Señor y aclamar la gloria de su
reinado.
Finalmente, para
darnos más seguridad confirma la fidelidad de Dios a sus promesas:
«El Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones».
- San Pablo
El Apóstol nos
advierte que al ser bautizados hemos sido habitados por el Espíritu Santo. Tengamos
presente que las que deben mandar en nosotros no han de ser las pasiones de la
carne sino este Señor, que es nuestro Dios, Creador y dueño.
El Espíritu Santo
está dentro de nosotros y Él debe inspirar nuestras acciones.
Ese único y mismo
Espíritu Santo, que resucitó a Jesús y que ahora está en nosotros con el mismo
poder para dar vida a nuestros cuerpos después de la muerte, nos resucitará:
«Vivificará también
nuestros cuerpos mortales por el mismo Espíritu que habita en nosotros».
Amigos todos, no olvidemos que estamos en deuda con este Dios maravilloso que vive dentro de nosotros y será Él mismo quien nos ayude a dominar nuestras pasiones para vivir según su voluntad.
- Verso aleluyático
Insiste en el tema central del Evangelio de hoy, que es un desahogo de Jesús en oración a su Padre, sin temor de hacerlo públicamente.
- Evangelio
Podemos destacar
tres puntos importantes:
+ Jesús en humildad
profunda acepta la voluntad del Padre, que no es que sea aceptado por los
sabios e intelectuales del mundo, sino por los sencillos:
«Sí, Padre, así te
ha parecido bien».
+ La esencia del
descubrimiento que nos hace Jesús es cómo es el Padre y cómo es el Hijo dentro
del misterio trinitario:
«Nadie conoce al
Hijo más que el Padre y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el
Hijo se lo quiera revelar».
+ Y, al decirnos
«venid», nos invita para que vayamos a Él con todas nuestras miserias, confiando
en su ayuda. Nos pide que nos esforcemos por imitar su propio corazón:
«Aprended de mí que
soy manso y humilde de corazón».
En su conocimiento
e imitación encontraremos la paz.
José Ignacio Alemany Grau, obispo