En este domingo II de Adviento, emprendemos un camino con dos grandes personajes sacrificados y valientes: Isaías y Juan Bautista, el Precursor.
La invitación de hoy es para que tomemos en serio sus promesas y las enseñanzas que nos da.
- Isaías
La profecía de hoy
consiste en presentarnos la actividad del Espíritu de Jesús que es «el renuevo del tronco de Jesé», que nos
promete este Adviento:
«Sobre él se posará el Espíritu del Señor: espíritu de prudencia y
sabiduría, espíritu de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor del
Señor. Le inspirará el temor del Señor».
Nos advierte el
profeta que se trata de un juez justo que no juzgará por apariencias sino con
rectitud.
En la segunda parte,
Isaías nos habla del bienestar fruto de la justicia: «La justicia será cinturón de sus lomos y la lealtad cinturón de sus
caderas»
Y la descripción
que hace a continuación no puede ser más bella y prometedora:
«Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito,
el novillo y el león pacerán juntos, un muchacho pequeño los pastorea. La vaca
pastará con el oso…».
Bajo estas imágenes Isaías nos recuerda cómo todos los pueblos acudirán a Israel.
- Salmo 71
Refiriéndose el
salmista a los días del futuro Mesías, nos descubre también el bienestar que
habrá para toda la humanidad:
«En sus días florezca la justicia y la paz hasta que falte la luna; que
domine de mar a mar, del gran río al confín de la tierra.
El librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector. Él se apiadará del pobre y del indigente y salvará la vida de los pobres».
- San Pablo
Nos pide a todos la
unidad y la paz, que será una realidad, tanto entre los creyentes como entre
los gentiles:
«Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, nos conceda estar de
acuerdo entre vosotros, según Jesucristo para que unánimes, a una voz, alabéis
a Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
En una palabra, acogeos unos a otros como Cristo os acogió para gloria
de Dios».
Este será el fruto del auténtico Adviento o llegada de Jesús que viene.
- Verso aleluyático
Repitiendo palabras
de San Lucas nos invita a aprovechar el Adviento para preparar los caminos al
Señor, de tal manera que toda la humanidad pueda encontrarse con Dios:
«Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos. Todos verán la salvación de Dios».
- Evangelio
El evangelista
Mateo nos presenta a Juan predicando en el desierto de Judea.
Su invitación es la
que repite la Iglesia para todos nosotros:
«Convertíos porque está cerca el reino de los cielos», que es
lo mismo que repetía el profeta Isaías diciendo:
«Una voz grita en
el desierto: preparad el camino del Señor, allanad sus caminos».
Tras una invitación
para que se conviertan los fariseos y saduceos, que venían con la gente
sencilla pidiendo también el bautismo, explica San Juan cuál es la misión que
Dios le ha confiado a él y su relación con el Mesías:
«Yo os bautizo con agua para que os convirtáis. Pero el que viene detrás
de mí, puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias».
Después de este
acto de humildad descubre la obra del futuro Mesías que ya se acerca:
«Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego».
El último
pensamiento de Juan será bueno que lo tengamos también nosotros en cuenta. Se
acerca el Salvador y con Él viene la esperanza de la salvación, pero tomemos en
serio su venida, porque al mismo tiempo que Salvador es Juez.
José Ignacio Alemany Grau, obispo