30 de abril de 2022

TÚ LO SABES TODO


Aunque Jesús sabe todo, y nos lo contará San Juan, es bueno que nos examinemos con valentía para superarnos en el trato con Jesús y también, como Él nos pidió, con el prójimo.

  • Hechos de los apóstoles

Nos cuentan qué bien conocían y vivían los apóstoles su relación con Dios.


Cuando el sumo sacerdote da órdenes a los apóstoles para que no repitan más en público el nombre de Jesús, ellos contestaron:

«Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres».

Y después, inteligentemente, aprovecharon para anunciarles la obra de Dios con la resurrección de Jesucristo. Y terminaron proclamando maravillosamente su testimonio, con estas palabras:

«Testigo de esto somos nosotros y el Espíritu Santo que Dios da a los que le obedecen».

Evidentemente que esta respuesta de los apóstoles tan clara y valiente debemos mantenerla en un mundo que nos repite la misma prohibición en nuestros días.

Recordemos siempre: lo primero es Dios y sus santos mandamientos.

  • Salmo 29

Canta el poder del Señor. Algo muy apropiado en este tiempo pascual que la liturgia nos invita a repetir:

«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado y no has dejado que mis enemigos se rían de mí… Dad gracias a su nombre santo… Escucha, Señor y ten piedad de mí. Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre»

  •  Apocalipsis

En este tiempo pascual es bueno repetir las palabras de este libro para alabar a Jesucristo, «Cordero degollado y puesto en pie»: «Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza».

Glorifiquemos, al mismo tiempo, al Padre por la obra realizada en Cristo: «Al que se sienta en el trono y al Cordero, la alabanza, el honor, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos».

No olvidemos la gran obligación que tenemos de agradecer siempre la redención que debemos a Jesucristo.

  • Verso aleluyático

Nos invita a la alegría pascual en honor de Jesucristo que es, al mismo tiempo, nuestro Creador y Redentor porque «nos redimió compadecido de todo el género humano».

  • Evangelio

Un bello capítulo del evangelio de San Juan (21) al que se añade el título de «Epílogo».

En él encontramos dos momentos importantes:

(1)   Pedro dice a los compañeros: «Me voy a pescar». Ellos contestan: «Vamos también nosotros contigo». No pescaron nada en toda la noche.

Al amanecer un desconocido les dijo: «Muchachos, ¿tenéis pescado?». A su respuesta negativa añadió: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis».

Pescaron multitud de peces y llama la atención que el mismo evangelista Juan diga a todos: «¡Es el Señor!».

Ciertamente que Jesús se presentaba con una apariencia distinta pero, ¿por qué solo Juan lo dijo? De todas maneras, varios apóstoles dudaron de la divinidad del Señor hasta después de la ascensión. Esto fue muy duro para Jesús y les echó en cara varias veces su incredulidad.

(2)  Un aparte sanador:

Jesús llama a Pedro y le pregunta tres veces si lo ama. Las dos primeras, Pedro contesta enseguida. Pero a la tercera siente que Jesús le reprocha sus tres negaciones y apela al mismo Corazón de su Maestro, que conoce a Pedro (y a cada uno de nosotros) mejor que él mismo. Por eso, con emoción y posiblemente con lágrimas, Pedro, le contesta:

«Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que te quiero».

Sí. Jesús conocía el arrepentimiento de Pedro pero quiso un acto de reflexión y humildad. Y todo terminó confirmando a Pedro en el servicio para el que lo había escogido: «Apacienta mis ovejas».

Abramos nuestro corazón a Jesús con humildad y Él nos confirmará en su amor.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

23 de abril de 2022

DIVINA MISERICORDIA - Octava de Pascua


Estamos en la octava de Pascua, último día de estos ocho en los que hemos celebrado la resurrección de Jesucristo y hemos repetido:

«Este es el día en que actuó el Señor»

Por otra parte, en las apariciones a santa Faustina, Jesús pidió a la santa que en este día se celebrara su fiesta de la Divina Misericordia.

San Juan Pablo II impulsó esta devoción y obtuvo el regalo de Dios de morir en las primeras vísperas de esta fecha.

Este día también es conocido como “Domingo in albis” porque los catecúmenos bautizados el día de Pascua hoy se despojaban de la túnica blanca que llevaron toda la semana.

Finalmente, hoy Jesús nos va a explicar estas palabras que nos había dejado San Pedro (1P 1,9):

«Sin haberlo visto lo amáis y, sin contemplarlo todavía, creéis en Él y así os alegráis con un gozo inefable y radiante».

  • Hechos de los apóstoles

En los primeros tiempos del cristianismo era necesario el apoyo de los milagros para que la gente pudiera creer a los apóstoles en su evangelización:

«La gente sacaba los enfermos a la calle y los ponía en catres y camillas para que, al pasar Pedro, su sombra, por lo menos, cayera sobre alguno… Mucha gente de los alrededores acudía a Jerusalén llevando a enfermos y a poseídos de espíritus inmundos y todos se curaban».

Hoy no hacen falta milagros porque la gente no cree aunque los vea, ya que están metidos en sus ideologías que oscurecen la mente y el corazón.

Sin embargo, hoy como ayer, se dan algunos milagros físicos pero, sobre todo, unos milagros más importantes que consisten en que los pecadores se purifican y empiezan a vivir una vida nueva de cara a Dios.

Pidamos misioneros generosos que proclamen la fe y distribuyan los sacramentos.

  • Salmo 117

Es un himno de acción de gracias:

«Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia».

Entre otras cosas, agradecemos que a Jesucristo, rechazado por los orgullosos, Dios lo ha puesto como fundamento de su edificio de salvación:

«La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo».

  • Apocalipsis

San Juan nos cuenta, al principio del Apocalipsis, cómo Jesucristo a quien pudo contemplar en una visión maravillosa, puso su diestra sobre su cabeza, diciendo:

«No temas: Yo soy el primero y el último, Yo soy el que vive. Estaba muerto y, ya ves, vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del abismo».

Desde esta visión de Jesús debemos leer el Apocalipsis guiados por las notas que nos presenta la Iglesia católica en las biblias que ella publica, para no caer en las fantasías y errores que han desviado a quienes se dejaron llevar por su propia imaginación.

  •  Verso aleluyático

Recoge la frase del Evangelio de hoy que, como les decía al principio, da claridad a las palabras de la carta de San Pedro y nos llena de consuelo y esperanza:

«Porque has visto, Tomás, has creído. Dichosos los que crean sin haber visto».

  •  Evangelio

En primer lugar, nos recuerda los sucesos del primer día de la resurrección de Jesús y estas importantes frases que dijo en aquella noche memorable:

+ «Como el Padre me ha enviado así también os envío yo».

+ «Recibid el Espíritu Santo; a quienes perdonéis los pecados les quedan perdonados».

A continuación, Juan evangelista pasa al domingo siguiente, o sea el de la octava de Pascua, y nos presenta a Tomás que no estuvo el primer día de la aparición de Jesús en el cenáculo.

Jesús se pone en frente de Tomás y, respondiendo a una condición que el apóstol había puesto, le dijo:

«Trae tu dedo, aquí tienes mis manos. Trae tu mano y métela en mi costado y no seas incrédulo sino creyente».

Tomás, entrando en profunda adoración, dijo:

«Señor mío y Dios mío».

Es una confesión perfecta en la humanidad y divinidad de Jesucristo.

Jesús termina con estas palabras tan importantes para nosotros:

«¿Por qué me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto».

Esa es, amigos, la felicidad grande que nos ofrece Jesús a quienes lo seguimos día a día.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

16 de abril de 2022

¡RESUCITÓ! ¡NO ESTÁ AQUÍ!


Comenzamos con esta oración de la liturgia:

«Rebosantes de gozo pascual celebramos, Señor, estos sacramentos en los que tan maravillosamente has renacido y se alimenta tu Iglesia».

  • San Pedro

Pedro, invitado de una forma extraordinaria por Cornelio, llega a su casa y, ante toda la familia reunida, da testimonio. Un testimonio precioso de Jesús resucitado:

«Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que Él había designado: a nosotros que hemos comido y bebido con Él después de su resurrección».

Y, obedeciendo al plan de Dios, testifica el mismo Pedro:

«Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado Juez de vivos y muertos».

Amigos, este es el encargo de la Iglesia ayer, ahora y siempre, y debemos cumplirlo si queremos salvarnos:

Anunciar a todos los hombres el Evangelio de Jesús para que puedan salvarse.

  • Salmo 117

La Iglesia, rebosante de felicidad, nos invita a repetir:

«¡Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo!».

Se trata, por consiguiente, de un día que en realidad son siete completos, la octava más grande y feliz del año litúrgico y de toda nuestra vida.

Agradezcamos:

«¡Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia… La diestra del Señor es poderosa. No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor».

  •  San Pablo

Viviendo la fe profundamente y siendo consecuente, nos pide tomar conciencia de nuestra situación de bautizados:

Hemos resucitado con Cristo… ¡que se note!

«Ya que habéis resucitado con Cristo buscad los bienes de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios. Aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra».

Vivamos en la esperanza:

Nuestra vida con Jesús está escondida con Cristo en Dios. Estamos seguros de que «cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis juntamente con Él en gloria».

  •   Secuencia

Se trata de un hermoso poema que nos presenta el gozo de la resurrección y nos invita a ofrecer a Dios himnos de alabanza.

  • Verso aleluyático

Jesucristo es la víctima que ofrecemos a Dios:

Celebremos la alegría de su Pascua.

  •   Evangelio

María Magdalena no aguantaba más la espera y, al amanecer, fue a cumplir la misión que se había propuesto con las otras mujeres: embalsamar el cuerpo de Jesús que no habían podido hacer el viernes, con el detenimiento que se debía, porque ya se había puesto el sol y empezaba el descanso sabático.

Al llegar al sepulcro «ve la losa», la puerta de piedra que cerraba el sepulcro excavado en la roca.

Estaba quitada y, sin pensar más, se fue corriendo a avisar a los apóstoles diciéndoles, según a ella se le ocurrió:

«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».

Sin pensar más, Pedro y Juan van corriendo al sepulcro. Juan cede la delantera a Pedro, por respeto. Entró también él, «vio y creyó».

El discípulo del amor es el primero que cree antes de ver a Jesús resucitado.

No olvidemos que para creer necesitamos la gracia, el don de Dios. De lo contrario viviremos como los fariseos que se inventaron las mentiras que corrieron entre la gente del pueblo.

¡Les deseo a todos, queridos amigos, una feliz PASCUA DE RESURRECCIÓN CON JESÚS!

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

9 de abril de 2022

DOMINGO DE RAMOS

+ Semana Santa

Hoy nos lleva la liturgia a la «Semana Mayor» que el pueblo cristiano, en su vivencia de fe durante tantos años, ha llamado siempre la SEMANA SANTA.

Esta semana tiene dos partes bien distintas:

La primera, el DOMINGO DE RAMOS, el lunes, martes y miércoles santos y la misa crismal del jueves.

La segunda parte es el TRIDUO PASCUAL que comienza con la misa vespertina del jueves y termina con el DOMINGO DE PASCUA. El eje de estos días, evidentemente, es la VIGILIA PASCUAL.

Durante esta semana los invito a todos a revivir con fe el momento cumbre de nuestra salvación que es la muerte de Jesús unida a su resurrección. Estos dos acontecimientos son historia, pero en gratitud lo recordamos con tanta fe porque gracias a ese momento pascual podemos estar seguros de nuestra salvación.

Los invito a todos a renovar, una vez más este año y con toda la profundidad de que somos capaces, la muerte y resurrección de Jesucristo.

+ Sexto domingo de cuaresma

Con esta semana cumplimos los cuarenta días de preparación.

Para la liturgia es la semana de «Pasión del Señor», como nos recordará el prefacio del día con su doble título: «La fuerza de la cruz» y «La victoria de la pasión». En este domingo meditamos «en su pasión salvadora y en su resurrección gloriosa. En ella celebramos su triunfo sobre el poder de nuestro enemigo y renovamos el misterio de nuestra redención».

  • Isaías

Los Santos Padres aplican lo que el gran profeta refiere al siervo del Señor, a Jesucristo, y es que, si examinamos los cantos del siervo, nos damos cuenta de que tienen tal vivencia que algunos han llegado a llamar a Isaías el quinto evangelista.

Será bueno que en estos días nos acerquemos al libro que la Biblia llama de Isaías y meditemos de una manera especial los cantos del siervo del Señor que se encuentran en los capítulos 42, 49, 50 y 52.

  • Salmo responsorial

Es el salmo 26 que empieza con una de las 7 palabras de Jesús en la cruz:

«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»

Es un salmo profundo y que fácilmente repetimos en algunos momentos de nuestra vida. En ellos parece que acusamos a Dios, sobre todo, de los fuertes sufrimientos que encontramos en nuestra vida y en la de nuestros seres queridos.

Será conveniente, y debemos pedirlo al mismo Señor, que cuando lleguen esos momentos, aceptemos, aunque sea a ciegas, la voluntad de Dios.

Por eso mismo el salmista termina sus quejas:

«Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré. Fieles del Señor alabadlo, linaje de Jacob glorificadlo».

Que nuestra oración termine siempre con esta aceptación de humilde alabanza.

  • San Pablo

Este párrafo del Apóstol es como un resumen de todo lo que celebramos en esta Semana Santa:

Jesús, que es Dios verdadero, «pasó por uno de tantos» hombres que han sufrido en este mundo, llegando Él mismo hasta la máxima humillación de muerte de cruz.

Pero, como ya hemos dicho que era Dios verdadero es la Divinidad misma quien manda a la humanidad entera que le dé el nombre más perfecto con el título de «Señor», que en el Antiguo Testamento se refiere solo a Dios: «Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre».

Así, de una manera muy especial en la Semana Santa, debemos glorificar a Jesucristo.

  • Evangelio

Propiamente el Evangelio de hoy es la pasión del Señor contada por San Lucas.

Les invito a meditarla en familia durante este hermoso domingo.

Nosotros nos referiremos, por motivo de brevedad, al Evangelio que se lee antes de la procesión de ramos, que también corresponde a San Lucas.

Una de las escenas características de este Evangelio es cuando Jesús manda a dos de sus discípulos que desaten el borrico que van a encontrar y «si alguien les pregunta: ¡por qué lo desatáis?; contestadle: “el Señor lo necesita”».

En humildad sería bueno aplicarnos a nosotros mismos esta situación y hacer que nuestra vida sea de verdad un servicio a Jesucristo que nos necesita a cada uno de nosotros en su plan de salvación.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

2 de abril de 2022

ESTÁ AHÍ Y TE LLAMA

Advertencia

Para evitar equívocos les recuerdo que la liturgia permite hacer las lecturas del ciclo A también este V domingo de cuaresma. El tema fundamental de hoy, en plena cuaresma, nos invita a pensar en la resurrección por la que consciente o inconscientemente todos suspiramos.

  • Ezequiel

En un breve párrafo nos habla de la gran afirmación que ha hecho el Señor: «lo digo y lo hago».

¿Qué promesa es ésta que viene de tan lejos?

La podemos meditar con paz:

«Yo mismo abriré vuestros sepulcros y os haré salir de vuestros sepulcros… Y os infundiré mi espíritu y viviréis».

Gran promesa del profeta que será una realidad cuando leamos el Evangelio de este domingo.

  • Salmo 129

Confiando en la misericordia del Señor los seres humanos le pedimos que escuche nuestra humilde voz que, desde lo más profundo de la tierra, le gritamos que escuche nuestras súplicas y perdone nuestros pecados.

Con el salmo terminamos repitiendo:

«Mi alma espera en el Señor porque de Él viene la misericordia y la redención abundante».

Permítanme decirles que el lema de nuestra Congregación Redentorista está tomado de este salmo: «En el Señor hay redención abundante».

  • San Pablo

El apóstol nos invita hoy a confiar en el misterio de nuestra propia resurrección que tanto anhelamos, con estas palabras:

«Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús, vivificará también vuestros cuerpos mortales por el mismo Espíritu que habita en vosotros».

  • Versículo antes del Evangelio

Nos invita a meditar las palabras más importantes de todo el precioso Evangelio del día: Jesús, conversando con Marta, le dice en el momento cumbre:

«Yo soy la resurrección y la vida».

Este «Yo soy» fascinante es la realidad del famoso eco de las palabras con que Dios se reveló a Moisés en la zarza ardiente: «Yo soy el que soy».

  • Evangelio

Pretender comentar este capítulo once de San Juan es poco menos que una temeridad, porque deberíamos emplear en ello varias horas.

Meditemos por partes:

+ Un día Lázaro, el hermano de Marta y María, cae gravemente enfermo.

Sus hermanas le envían a Jesús una brevísima petición: «Señor, tu amigo está enfermo».

Como Jesús está huyendo de la persecución que le hacen los judíos, y está decidido a ir a la casa de la familia tan querida, los apóstoles se hacen los valientes diciendo por boca de Tomás: «Vamos también nosotros y muramos con Él».

A la hora de la verdad, todos huyeron y dejaron solo a Jesús.

+ Llegan a Betania y el desahogo de Marta al ver a Jesús es súplica y desilusión: «Señor, si hubieras estado aquí no hubiera muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá».

La verdad es que toda la familia estaba bien formada en la fe. Por eso, cuando Jesús le dice a Marta: «Tu hermano resucitará», ella responde: «Ya sé que resucitará en la resurrección del último día».

En aquel momento la expresión del rostro de Jesucristo debió ser impresionante: «Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá. Y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre».

+ Jesús le pide un acto de fe absoluto a su amiga Marta y ella hace este precioso acto de fe: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».

Maravilloso acto de fe que será bueno que le pidamos santa Marta que nos lo comparta.

+ Marta dice a María: «El Maestro está ahí y te llama». La escena anterior se repite con la hermana pequeña y Jesús, al ver llorar a María, sollozó y preguntó: «¿Dónde lo han puesto

Lo llevan junto al sepulcro y volvió a llorar. Jesús mandó quitar la losa que tapaba la entrada y, aunque Marta le advirtió que ya estaba en el cuarto día de corrupción, Él le dijo: «Si crees verás la gloria de Dios».

Lo hermoso de este milagro es que Jesús da gracias antes de que resucite Lázaro: «Padre, te doy gracias porque me has escuchado…» Luego gritó con voz potente: «Lázaro, ven fuera».

Este es el milagro más grande de la vida de Jesús y lo hizo en favor de la familia que lo acogía en su casa con frecuencia.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo