El hombre desde el principio ha querido ser autónomo y huye de todo mandamiento o imposición.
Pero
no únicamente de los mandamientos de Dios. Difícilmente acepta los mandamientos
o leyes sociales y procura rehuirlas.
Por eso ningún gobierno humano puede satisfacer. La humanidad necesita algo que venga de más arriba para reconocer su autoridad.
- Deuteronomio
Moisés
comunicaba los preceptos que Dios dio a su pueblo, pidiendo que si escuchamos
los mandatos y decretos del Señor viviremos y entraremos a tomar posesión de la
tierra prometida, la tierra de Canaán, que será el símbolo de la tierra
celestial.
También
pide fidelidad:
“No añadáis nada a lo que os
mando ni suprimáis nada”.
Al
mismo tiempo el gran legislador advierte que los mandamientos del Señor son un
signo de la sabiduría e inteligencia de Israel ante los demás pueblos que los
alabarán.
Termina Moisés diciendo que no hay ninguna nación comparable con Israel que tiene cerca al Señor y la sabiduría de sus preceptos.
- Salmo 14
El
salmista se pregunta quién puede habitar en la casa de Dios y la respuesta es:
el que cumple los preceptos del Señor.
”El que procede honradamente y practica la justicia… el que no hace mal al prójimo y honra a los que temen al Señor…”
- Santiago
Sabemos
que Santiago es un apóstol muy concreto en sus escritos y toda su carta debe
ser motivo de nuestra meditación.
Hoy
nos pide que aceptemos las exigencias que Dios tiene para con nosotros:
“Aceptad dócilmente la
palabra que ha sido plantada y es capaz de salvarnos”.
Y
añade: “llevadla a la práctica y no os
limitéis a escucharla engañándonos a vosotros mismos”.
Termina
el párrafo advirtiéndonos muy concretamente:
“La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo”.
- Verso aleluyático
Este
versículo que pertenece a Santiago nos invita a recordar algo que fácilmente olvidamos:
Que Dios es nuestro verdadero Padre porque con la Palabra de la verdad nos engendró para que seamos como la primicia de sus criaturas.
- Evangelio
Después
de haber meditado el capítulo 6 de San Juan volvemos a la narración de nuestro compañero
del ciclo B, San Marcos, y nos fijamos en dos puntos concretos que nos recuerda
Jesús:
El
primero pertenece a Isaías:
“Este pueblo me honra con los
labios pero su corazón está lejos de mí”.
Esto
es algo que lamentablemente se repite entre nosotros porque más bien enseñamos
preceptos humanos, que incluso muchas veces no cumplimos.
Y
el segundo es importante para que tengamos claridad de conciencia.
Jesús
nos advierte que la responsabilidad y el pecado no vienen nunca de fuera,
aunque pueda ser la peor tentación o quieran forzarnos a pecar.
Mientras
la llave de la voluntad no abre, nunca hay pecado.
Lo
que sale de nuestra voluntad, eso sí nos da responsabilidad para el bien o para
el mal. Para ganar méritos o cometer pecados.
Por
eso cuidemos siempre la voluntad para hacer lo que Dios espera de nosotros.
José Ignacio Alemany Grau, obispo