¿Si los mares son obra suya, por qué no los va a dominar?
En
efecto, el salmo 94, dice:
“Suyo es el mar porque Él lo
hizo”.
Y el prólogo del evangelio de San Juan enseña:
“Sin
Él no se hizo nada de cuanto fue hecho”.
Por
eso no nos extrañamos de lo que sucedió en el evangelio del día.
Nuestro tema nos enseña que todo se lo debemos a Jesús que es Dios verdadero.
- Job
De una forma poética manifiesta el poder de Dios creador. No olvidemos que Jesús es Dios. “El Señor habló a Job desde la tormenta: ¿quién cerró el mar con una puerta, cuando escapaba impetuoso de su seno, cuando le puse nubes por mantillas y nubes tormentosas por pañales?”
Dios fue quien le puso los límites diciendo: “hasta aquí llegarás y no pasarás; aquí se romperá la arrogancia de tus olas”.
- Salmo 106
Impresiona
la descripción del párrafo del evangelio de hoy ampliado a un mar abierto y a
los apóstoles gritando como los comerciantes de la nave:
“Entraron en naves por el mar
comerciando por las aguas inmensas. Contemplaron las obras de Dios, sus
maravillas en el océano.
Él habló y levantó un viento tormentoso, que alzaba las olas a lo alto: subían al cielo, bajaban al abismo, se sentían sin fuerzas en el peligro. Rodaban, se tambaleaban como borrachos y no les valía su pericia, pero gritaron al Señor en su angustia y los arrancó de la tribulación. Apaciguó la tormenta en suave brisa y enmudecieron las olas del mar”.
- San Pablo
Nos
presenta a Jesús como el único Salvador que murió y resucitó por nosotros. Por
todos.
“Nos apremia el amor de
Cristo al considerar que si uno murió por todos, todos murieron” y si Cristo resucitó por ellos también
resucitó por todos.
Por eso, en Cristo hemos renacido como criaturas nuevas.
- Verso aleluyático
Se
cumple y nos alegramos pensando que se ha realizado en Cristo la profecía del
Deuteronomio:
“Dios dijo a Moisés: Yo os suscitaré un profeta de entre sus hermanos como tú. Pondré mis palabras en su boca y les dirá todo lo que yo le mande” (Dt 18,18).
- Evangelio
Los
apóstoles extrañados dicen:
“¿Quién es este?, ¡hasta el
viento y las aguas le obedecen!”
Qué
fácil es responder:
Este
es el que hizo el mar y lo domina ahora para que los discípulos crean.
Sabemos
que Jesús dormía en la barca y lo despertaron diciendo:
“¿No te importa que nos
hundamos?”
Jesús,
tranquilo, contesta:
“¿Por qué sois tan cobardes?
¿Aún no tenéis fe?”
Qué
fácil es también aplicarnos a nosotros esta pregunta de Jesús a los apóstoles, en los momentos
difíciles como el que quizá estamos viviendo ahora: ¿por qué Dios no nos
socorre?
José
Ignacio Alemany Grau, obispo