29 de agosto de 2020

SANTA ROSA DE LIMA Y EL PLAN DE DIOS



SANTA ROSA DE LIMA Y EL PLAN DE DIOS

Hoy en el Perú celebramos a Santa Rosa de Lima. Es solemnidad para nosotros.

Por eso comienzo mi comentario dominical, recordando cómo Rosa de Santa María es modelo en nuestro camino hacia Dios. Su santidad tiene dos polos fundamentales:

El primero es el amor de intimidad con Jesús, que la llevó al desposorio místico, y el otro, la caridad para con los pobres y enfermos de los que fue una bienhechora sacrificada que les proveía de ropa, alimentos, cuidados y medicinas. Incluso destinó una habitación de la casa para acoger a los pobres enfermos.

Este delicado servicio al prójimo le nació de esa intimidad con Jesús, manifestada especialmente:

+ En el viacrucis rezado en su huerta y cargando una cruz.

+ En la imitación de Jesús sufriente buscando parecerse a Él con cilicios, disciplinas, la corona de rosas que por dentro tenía unos clavitos que torturaban su cabeza, durmiendo sobre un duro colchón que tenía trozos de piedras y vidrios rotos y su almohada era una piedra.

+ En sus largos tiempos de oración en una pequeña ermita que construyó ella misma ayudada por su hermano.

+ Sobre todo por su amor especial a Jesús Eucaristía al que recibía tres veces por semana y cuando se le permitía alguna vez más. Antes de morir pidió el viático y entró en éxtasis.

Sus últimas palabras fueron al amor de su vida: “Jesús, Jesús”.

Podríamos decir que como recuerda el Evangelio de su fiesta, santa Rosa ha sido como el grano de mostaza, sencilla y pequeña, pero después su devoción se ha extendido no solo por el Perú sino también por América Latina, las Filipinas, las Antillas e incluso a la Iglesia universal como la primera santa de América.

Como la segunda parábola del Evangelio de hoy, ella ha sido el poco de levadura que fermenta la masa, haciendo que muchas personas, al invocarla, se hayan encontrado con Jesús.

Para nosotros, tratando el tema de la liturgia de este domingo XXII, santa Rosa ha sido una de las personas que mejor han acogida el plan de Dios en su vida.

***

Muchas veces resulta duro aceptar el plan de Dios, pero en los hombres de fe se impone la aceptación y con ella la paz. Así lo vivió, como hemos visto brevemente santa Rosa de Lima, y ahora veremos cómo reaccionaron Jeremías y Pedro, pero al fin Dios se impuso en su vida.

Procuremos seguir el consejo que nos dará San Pablo.

  • Jeremías

Es un profeta muy sensible y culto que tuvo mucho que sufrir.

Un buen día se quejó ante Dios:

“Tú me sedujiste, Señor, y me dejé seducir; has sido más fuerte que yo y me has podido. He sido a diario el hazmerreír, todo el mundo se burlaba de mí”.

Parece que Jeremías se siente como engañado por Dios que, al llamarlo, no le previno de todo lo que tendría que sufrir al aceptar su misión.

Al fin el santo profeta se siente feliz con Dios y se expresa así:

“El Señor es mi fuerte defensor”.

Y a continuación lo glorifica diciendo:

“Cantad al Señor, alabad al Señor que libera la vida del pobre”.

  • San Pablo

Nos pide que a la hora de actuar procuremos discernir la voluntad de Dios y no seguir los intereses y exigencias del mundo.

Tengamos presente que Dios quiere nuestra santificación procurando “renovar nuestra mente para discernir lo que es voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto”.

  • Evangelio

Es interesante cómo se centra la confesión y el primado de Pedro en el evangelio de Mateo:

Le precede el primer anuncio de la pasión, le sigue la transfiguración y después de ésta Jesús advierte a los suyos que no digan nada hasta que resucite de entre los muertos.

Está claro que Jesús quiere que entendamos que el triunfo definitivo del Hijo del hombre solo acontecerá después de la muerte del Siervo de Dios que se somete al plan de salvación trazado por el Padre.

El párrafo de hoy se realiza después que Jesús da el poder de las llaves a Pedro.

Jesús recalca que irán a Jerusalén donde será ejecutado y resucitará el tercer día.

Pedro, sintiéndose ya responsable de la Iglesia, se rebela contra el plan de Dios y corrige a Jesús:

“¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte”.

Jesús rechaza duramente a Pedro, como a un aliado de satanás, que le quiere apartar de su misión y le da a entender que su primera intervención ha sido un fracaso porque “tú piensas como los hombres, no como Dios”.

Para terminar será bueno que meditemos estas palabras de Jesús:

“¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero si arruina su vida?”

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

22 de agosto de 2020

LAS LLAVES DEL REINO

 LAS LLAVES DEL REINO

Este domingo será bueno volver los ojos y el corazón al sucesor de San Pedro del que se nos habla hoy. Así renovaremos nuestra fe en la Iglesia de Jesús que Él cimentó sobre Pedro, con la voluntad de que continuara en sus sucesores.

  •  Isaías

Este párrafo del profezta tiene su razón de ser porque trata el tema de las llaves del Reino de aquel tiempo:

Isaías habla del castigo de Dios a Sobná como mayordomo del rey, por su mala conducta, y el traspaso del cargo a Eliacín, de buena conducta, pues de él dice:

“Será padre para los habitantes de Jerusalén y para el pueblo de Judá”.

El papel del mayordomo del palacio era tener las llaves para abrir y cerrar. Por eso leemos hoy:

“Pongo sobre sus hombros la llave del palacio de David: abrirá y nadie cerrará, cerrará y nadie abrirá…”

Está claro que este texto nos evoca el evangelio del día que meditaremos después.

  •  Salmo 137

El salmo proclama la misericordia del Señor y pide su protección:

“El Señor es sublime, se fija en el humilde y de lejos conoce al soberbio. Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos”.

Aprovechemos este salmo para meditarlo como una oración nuestra que siempre nos ayudará a comunicarnos con Dios y confiar en Él.

  • San Pablo

En las semanas anteriores hemos visto cómo Pablo hablaba del perdón y de la vuelta a la fe del pueblo judío.

Y al contemplar también la misericordia de Jesús poniendo a un hombre, Pedro, como cimiento y roca de la Iglesia, lo mejor que podemos hacer es admirar y alabar la sabiduría y grandeza de nuestro Dios, con estas bellas palabras:

“¡Qué abismo de riqueza, de sabiduría y de conocimiento el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos!

En efecto, ¿quién conoció la mente del Señor? O ¿quién fue su consejero? O ¿quién le ha dado primero para tener derecho a la recompensa?

Porque de Él, por Él y para Él existe todo. A Él la gloria por los siglos. Amén”.

Bella oración para repetirla en este día, llenos de gratitud y adoración a nuestro Dios. Esta es una forma de rezar muy importante que muchas veces la tenemos como olvidada.

  • Verso aleluyático

Alaba al Señor por el tema central de la enseñanza de hoy, que es la grandeza de Pedro y “su poder de las llaves”:

“Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará”.

  • Evangelio

San Mateo nos cuenta cómo todos los discípulos tuvieron respuestas cuando Jesús preguntó sin comprometer a nadie:

“¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?”

Pero cuando el Señor compromete con su pregunta:

“¿Y vosotros, quién decís que soy yo?”, solo Pedro contesta.

Pienso que el mismo Pedro debió quedar admirado de lo que dijo:

“Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo”.

Es Jesús quien explica ante Pedro y los demás apóstoles:

“Eso te lo ha revelado mi Padre que está en los cielos”.

Y como respuesta a esa revelación, Jesús escoge a Pedro:

“Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”.

Y le da el poder de las llaves como “al mayordomo del palacio”:

“Lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”.

Jesús termina el relato pidiendo a los suyos que no digan a nadie que Él es el Mesías hasta después de la resurrección. Sin embargo, de esta manera el Señor va preparando la Iglesia para cuando llegue el Espíritu Santo y Él ya no esté físicamente entre los suyos.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

15 de agosto de 2020

SI QUIERES APRENDER A PEDIR…

  SI QUIERES APRENDER A PEDIR…


Siempre buscamos cómo pedir mejor para "sacarle las cosas" a Dios.

Pero Dios es tan “Padre” que una sencilla cananea nos enseña a llegar a Él, a importunarle, a humillarnos y… a conseguir lo que deseamos.

Y todo por ser “madre” y tener fe.

  • Isaías

La restauración de Israel será maravillosa, porque el pueblo verá cómo todos santificarán el sábado y el templo de Israel será la casa de todos.

También de los eunucos y forasteros que quieran cumplir el culto del Señor: “porque mi casa es casa de oración”.

Es interesante que estas palabras de Isaías las cita San Mateo en el tan conocido versículo 13 del capítulo 21, con una añadidura de Jeremías 7,11 que dice:

“¿Creéis que es una cueva de bandidos este templo dedicado a mi nombre?”

  •   Salmo 66

Es un salmo de acción de gracias con tres ideas principales:

+ Todo don viene de Dios.

+ Todos los pueblos tienen que agradecer a Dios.

+ La tierra ha dado su fruto.

En cuanto a esta tierra que para el salmista es el terreno que da cosechas, los Santos Padres la aplicaban a la fecundidad de María que nos dio al Salvador como el fruto más hermoso de esta tierra.

  • San Pablo

El apóstol nos muestra, una vez más, el amor a sus compatriotas judíos que han rechazado a Jesús, pero un día volverán a la fe en su Reino. ¿Por qué?

El argumento es bello pero no fácil de entender:

Los judíos rechazaron el Evangelio y su pecado dio fruto porque los paganos fueron llamados al Evangelio y se convirtieron.

Pero un día volverán los judíos y se convertirán.

Todo esto lo hace Pablo bajo la imagen de una planta cuya raíz es Dios.

Los judíos se desgajaron, los paganos se injertaron, pero, aunque sea contra lo natural, el apóstol confía en que un día los judíos serán reimplantados.

  •  Verso aleluyático

Los milagros que hacía Jesús los empleaba para evangelizar y convertir los corazones:

“Jesús proclamaba el Evangelio del Reino curando las dolencias del pueblo”.

  • Evangelio

Una mujer valiente sale del país de Tiro y de Sidón y busca desesperadamente a Jesús.

Ama a su hija y no soporta que sufra tanto por el demonio que la tiene poseída.

Por otra parte ve que Jesús difícilmente volverá por aquellas tierras.

Lo busca a gritos hasta el punto de molestar a los apóstoles que le piden al Señor la atienda para que los deje en paz.

Jesús desentendiéndose, dice:

“Yo he venido solo para Israel”.

La mujer se echa a los pies de Jesús: “¡Socórreme!”

La humillación que le hace Jesús es grande: “No está bien echar a los perritos el pan de los hijos”.

Los exegetas advierten que Jesús dice: “perritos” en vez de perros para suavizar la ofensa con que los judíos llamaban a los extranjeros.

Pero el amor de la madre es más grande que la humillación:

“Señor, los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de los amos”.

La mujer se ganó el Corazón de Cristo:

“¡Qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas!”

Qué bien nos vendrá, amigos, un mendrugo de la fe de esta mujer.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

8 de agosto de 2020

  
SOY YO

Cuando interviene Jesús, como Dios que es, si tenemos miedo es por falta de fe.

Hoy Jesús nos recuerda las palabras que dijo a los apóstoles asustados y que Juan Pablo II nos repitió tantas veces desde el primer día de su pontificado:

“¡No tengan miedo!”.

  •  Libro 1 Reyes

Elías huye de los reyes de Israel y encuentra la paz en la soledad del monte Horeb. Allí Dios le sale al encuentro. No en el huracán violento, ni en el terremoto. Tampoco en el fuego, sino en la serenidad de una brisa llena de paz.

Él, metido en la cueva, oye una voz que le dice: “Sal y ponte de pie en el monte ante el Señor. El Señor va a pasar”.

Qué maravilloso debió ser para el corazón triste y cansado de Elías aquel encuentro con Dios.

  • Salmo responsorial

Es el 84: “Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación”.

Este salmo viene a ser un pedido a Dios para que mantenga su cercanía con nosotros, porque en Él buscamos su misericordia y su paz.

“Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos… La misericordia y la fidelidad se encuentran… La justicia marchará ante Él, la salvación seguirá sus pasos”.

  • San Pablo

Siente pena por el pueblo judío que ha perdido el regalo de Dios por haber rechazado a Jesucristo.

Su corazón apenado exclama:

“Digo la verdad en Cristo… siento una gran pena y un dolor incesante en mi corazón” porque el pueblo judío no aceptó a Cristo  y por ellos “quisiera incluso ser un proscrito lejos de Cristo”.

No es fácil entender esta expresión del apóstol, ya que el ser proscrito equivale al anatema o separación de todo lo que tiene que ver con el Señor y con su pueblo Israel.

Y es que, humanamente hablando, los primeros que tenían derecho a conocer y acoger al Mesías eran los de su pueblo.

  • Verso aleluyático

Qué bueno es esperar en la Palabra del Señor y fiarse de Él, como nos dice el salmista:

“Espero en el Señor, espero en su Palabra”.

  • Evangelio

Jesús pasa casi toda la noche en oración.

Antes que amanezca camina sobre el agua, cuyas olas están encrespadas.

Los apóstoles que van en la barca, peleando con la tempestad, se llenan de miedo cuando ven a Jesús caminando tranquilamente sobre las aguas.

Es entonces cuando Jesús dice esa preciosa frase que nos vale para todos los tiempos:

“Ánimo, soy yo, no tengáis miedo”.

Recordemos que de esta manera Jesús apela a su divinidad (“Soy yo”) para serenar el ánimo de los suyos.

Si nosotros creyéramos de verdad que Jesús es el “Yo soy” de la Biblia, perderíamos el miedo y nos abandonaríamos en sus manos.

Por su parte Pedro, el impulsivo, dice a Jesús:

“Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti, andando sobre el agua”.

Jesús le dijo: “Ven”.

Y cuando empieza a caminar, duda y comienza a hundirse.

Entonces, vuelve a brotar la fe de Pedro:

“Señor, sálvame”.

Jesús le reprocha:

“Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?”

Cuando Jesús sube a la barca la tempestad se calma y los apóstoles hacen el acto de fe:

“Realmente eres Hijo de Dios”.

Pidamos a Jesucristo la gracia de tener fe, aunque sea pequeña y como un grano de mostaza, pero que no dude del poder del Señor.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

1 de agosto de 2020

¿QUÉ PUEDO COMER?

¿QUÉ PUEDO COMER?

Los bienes los ha hecho Dios y los regaló a los hombres.
El dinero lo ha hecho el hombre para comprar y vender.
La felicidad depende de la caridad al compartir.
Veamos algunos consejos y orientaciones en las lecturas de hoy.
  • Isaías
Nos aconseja que empleemos el sueldo y el dinero en lo que alimenta de verdad:
“¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta y el salario en lo que no da hartura?”.
Dios responde:
“Inclinad vuestro oído, venid a mí, escuchadme atentos y comeréis bien”.
La liturgia de este domingo, precisamente, nos va a hablar de la eficacia de escuchar la Palabra de Dios.
En Dios mismo encontraremos el alimento sano y bueno.
  • Salmo responsorial
Nos muestra a todas las criaturas esperando de las manos de Dios el pan del día porque “Él es cariñoso con todas sus criaturas”.
Por eso: “Los ojos de todos están aguardando. Tú les das la comida a su tiempo”.
Finalmente el salmo nos invita a meditar cómo “Dios está cerca de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente”.
De las ideas de este salmo brota, sin duda, la costumbre de bendecir los alimentos antes de comer y dar gracias después de alimentarnos.
  • San Pablo
Acerquémonos al Señor y confiemos en la fuerza de su bondad.
Para el apóstol su tesoro personal es Dios mismo y se siente seguro de que nadie se lo podrá quitar.
Es Dios mismo quien nos amarra con su amor.
Por cierto que tiene mucho mérito esta afirmación del apóstol quien, después de haber soportado tantas pruebas al evangelizar, siempre se quedó con Dios en los brazos y por eso llegó a afirmar:
“¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La aflicción? ¿La angustia? ¿La persecución? ¿El hambre?...”. Es decir, todo aquello que suele aparecer a lo largo de la vida.
Pero si realmente vivimos en el amor de Dios será fácil vencer, no por nosotros, sino “por el amor (y la ternura) que Dios nos ha manifestado”, a través de Jesucristo.
  •  Verso aleluyático
Hay que comer, sí.
Busquemos con valentía para nosotros y los nuestros y para poder compartir los alimentos necesarios. Pero tengamos presente que el mejor alimento debe ser siempre “toda palabra que sale de la boca de Dios”.
  • Evangelio
Jesús se entera de que Herodes ha martirizado a Juan Bautista y “se marcha de allí en barca a un sitio tranquilo y apartado”.
Cuando desembarca se encuentra el Señor con mucha gente que lleva sus enfermos.
Su corazón apostólico siente pena, sana a los enfermos y evangeliza.
Los apóstoles se acercan a Él interrumpiéndole.
Así es la lógica humana:
“Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer”.
La lógica divina es distinta:
“Denles ustedes de comer”.
Le presentan cinco panes y dos peces.
La bendición de Jesús a los panes y peces nos trae el recuerdo de la eucaristía en la que se multiplica Cristo mismo que es el pan de vida:
“Alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio”.
Comieron y recogieron doce cestos de sobras:
Eran “unos cinco mil hombres sin contar mujeres y niños”.
Un hermoso día para un apóstol inquieto como Jesús que alimenta a su pueblo con la Palabra de vida y con el pan y pescado.

José Ignacio Alemany Grau, obispo