EMAÚS,
JESÚS LOS HIZO REGRESAR
En
este domingo vamos a ir una vez más a
Emaús y seguramente que encontraremos motivos nuevos para aprender y glorificar
a Dios.
- Hechos de los apóstoles
“El día de Pentecostés Pedro,
de pie con los once” habló
a la multitud.
Nos
encontramos con un Pedro valiente y totalmente renovado que con la fuerza del
Espíritu proclama la resurrección de Jesucristo:
“Hermanos, permitidme
hablaros con franqueza”.
Después
de hablar de la muerte de Jesús, confirma:
“Dios resucitó a este Jesús y
todos nosotros somos testigos”.
Es
preciso seguir proclamando con valentía a Jesús para que todos lo conozcan y
puedan seguirlo.
- Salmo 15
Es
una súplica al Señor en medio del gozo de la resurrección que vive la liturgia:
“Por eso se me alegra el
corazón, se gozan mis entrañas… porque no me entregarás a la muerte ni dejarás
a tu fiel conocer la corrupción”.
Este
versículo lo aprovecha Pedro para confirmar con la Escritura la resurrección de
Jesús.
- Carta de San Pedro
Nos
advierte Pedro que Dios es imparcial y por eso nos pide que tomemos en serio
nuestro modo de actuar ya que al Señor no le podemos engañar nunca.
Él
es el único juez de toda la humanidad. Por eso hay que aprovechar la sangre de
Cristo, Cordero sin mancha, por la que hemos rescatados para Dios. Por Él
creemos en Dios y por Cristo mantenemos en el Señor nuestra fe y nuestra
esperanza.
- Verso aleluyático
Nos
invita a pedir a Jesús que nos explique las Escrituras como lo hizo con los de
Emaús para que nuestro corazón arda mientras nos habla. Lo mismo que hizo
también con los apóstoles en el cenáculo, abriendo su mente para que
entendieran las Escrituras.
Digámosle
con fe:
“Señor
Jesús, explícanos las Escrituras”.
- Evangelio
Diversas
ayudas para nuestra reflexión:
+
El relato de Emaús es una especie de celebración eucarística.
Por
eso al final los discípulos dirán que conocieron a Jesús “al partir el pan” (la “fracción del pan” se llamaba a la
Eucaristía en los primeros tiempos):
La
primera parte es la Palabra de Dios que Jesús recuerda y explica. Lo hace de
tal forma que los oyentes “sienten arder
su corazón”.
Pidamos
a Dios evangelizadores que nos fascinen al evangelizar y nos lleven a Jesús.
La
segunda parte es la Eucaristía en la casita del pueblo de Emaús:
“Tomó el pan, pronunció la
bendición, lo partió y se lo dio”.
Al
comer el pan descubrieron a Jesús pero Él desapareció.
+
Los dos de Emaús se vuelven de Jerusalén dejando a los apóstoles encerrados en
el cenáculo por miedo a los judíos y decepcionados por el aparente fracaso de
Jesús.
En
realidad han perdido la fe y la esperanza.
Cuando
desaparece Jesús, después de darles el pan, vuelven a la fe en Cristo y a la fe
en la comunidad y no les importa ni la noche ni los kilómetros que tienen que
recorrer sino que buscan la comunidad que habían dejado:
Jesús
los hizo regresar.
+
Jesús dijo: “donde dos o más están
reunidos en mi nombre, en medio de ellos estoy yo”.
Así
sucedió con los dos de Emaús que venían de camino y hablando de Jesucristo.
Muchas
veces leemos la Biblia y nos quedamos igual que antes de leerla.
Es
preciso pedir a Jesús que nos dé el Espíritu Santo como se lo dio a los
apóstoles aquel día:
“Les abrió el entendimiento
para comprender las Escrituras” (Lc
24,54).
Admiremos,
finalmente, la belleza de este episodio de Emaús que ha movido a la Iglesia a celebrarlo
con el canto, la poesía, la pintura y miles de reflexiones…
José
Ignacio Alemany Grau, obispo