¿SERÁN POCOS LOS QUE SE SALVEN?
El
Evangelio de este día nos hablará de una pregunta que le hacen a Jesús un tanto
negativa, como vemos en el título, pero muy frecuente porque la curiosidad
humana es grande.
Pero
veamos las distintas lecturas primero.
- Isaías
Nos
habla del triunfo de la misericordia del Señor y presenta su victoria como una
migración de todos los pueblos hasta “mi
montaña santa”.
Esta
montaña santa siempre es Jerusalén y en ella la ciudadela, o corazón de la
ciudad, es decir Sión.
De
todos los pueblos de la tierra vendrán a encontrar la salvación y no serán, por
tanto, únicamente los del pueblo de Israel los que se salven.
El
profeta llega al detalle de decir que también de estos pueblos distintos Dios
escogerá sacerdotes y levitas para su culto.
- Salmo 116
Se trata del salmo más breve, pero todo él
es una alabanza al Señor:
“Alabad
al Señor todas las naciones, aclamadlo todos los pueblos.
Firme
es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre”.
Haciéndose eco de la lectura de Isaías, el
salmo pide que todos los pueblos alaben al Señor. Y para que esto se realice entre
nosotros repetiremos como estribillo:
“Id
al mundo entero y proclamad el Evangelio”.
- Hebreos
Nos habla de la corrección de Dios que,
como buen Padre, nos corrige a todos porque quiere que nos parezcamos a Él en
la santidad, que es lo que define su esencia.
Estas palabras nos hacen recordar la
enseñanza de Jesús:
“Sed
perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”.
Hay que aceptar que siempre duele la
corrección pero cómo agradecemos de mayores las correcciones que con cariño y
dureza nos hicieron a lo largo de la vida, sobre todo las de nuestros padres y
en la familia.
Corrijámonos y dejémonos corregir.
Será bueno que pensemos que en la práctica
también cuesta mucho corregir y que precisamente una prueba de amistad es
corregir al amigo.
Jesús, en el Evangelio de Mateo, nos decía
hace poco cómo debe hacerse la corrección a un hermano de la comunidad.
- Verso aleluyático
Si queremos de verdad ir al Padre no hay
otro camino que Jesucristo.
Precisamente para eso nos lo envió, para
que después de redimirnos, pudiera enseñarnos el camino de ida al Padre:
“Yo
soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí”.
- Evangelio
Muchas veces, sin duda, todos hemos pensado
que la mayor parte de la humanidad no conoce a Jesús.
Más aún, entre los que le conocen algunos
lo odian y lo persiguen a Él y a los suyos.
La pregunta es: ¿han pasado tantos años y
la salvación será para tan pocos?
Siempre recuerdo las palabras de san Pablo
VI, a quienes decían que la misericordia de Dios salvará a todos:
“Los hombres podrán salvarse por otros
caminos, gracias a la misericordia de Dios, si nosotros no les anunciamos el
Evangelio. Pero ¿podremos nosotros salvarnos si por negligencia, por miedo, por
vergüenza o por ideas falsas omitimos anunciarlo?
Porque eso significaría ser infieles a la
llamada de Dios que, a través de los ministros del Evangelio, quiere hacer
germinar la semilla.
Pues bien, en este día un hombre se acerca
a Jesús con esta pregunta poco optimista:
“Señor,
¿serán pocos los que se salven?”
Jesús, huyendo la respuesta directa,
responde de una manera práctica:
“Esforzaos
por entrar por la puerta estrecha”.
Hagamos lo posible por entrar en el Reino
de los cielos, pero ojalá que sea en compañía de otros hermanos que hemos
evangelizado.
José Ignacio Alemany Grau, obispo