31 de agosto de 2019

BAJA SI QUIERES SUBIR


Este domingo nos habla de la humildad, una virtud que hace tan agradables a las personas pero que normalmente no encontramos en la sociedad: el orgullo nos domina y queremos pasar por más de lo que somos.
Todo al revés de Jesús y el Evangelio.
En efecto, Jesús siendo rico se hizo pobre. Por otra parte, siendo Dios verdadero quiso pasar por uno de tantos.
Por eso el cristianismo tiene sus exigencias que les invito a meditar en unas pocas frases bíblicas muy apropiadas para este domingo en que la liturgia nos habla de la humildad:
Proverbios 11,2
“Tras la soberbia llega la vergüenza, con los humildes está la sabiduría”.
Romanos 12,16
“Tened la misma consideración y trato unos con otros, sin pretensiones de grandeza, sino poniéndoos al nivel de la gente humilde”.
Santiago 4,6.10
“Dios resiste a los soberbios, más da su gracia a los humildes… Humillaos ante el Señor y Él os ensalzará”.
Mateo 11,29-30
“Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y encontraréis descanso para vuestras almas”.
Marcos 9,35
“Quien quiera ser el primero que sea el último de todos y el servidor de todos”.
Pero vengamos a las lecturas de hoy.
  •  Eclesiástico
Comienza diciendo: “En tus asuntos procede con humildad y te querrán más que al hombre generoso. Hazte pequeño en las grandezas humanas y alcanzarás el favor de Dios… que revela sus secretos a los humildes”.
Como ven prácticamente el pequeño párrafo de hoy nos pide esa humildad que agrada a Dios y a los hombres.
  • Salmo responsorial
Es el 67. Nos presenta a Dios como protector de los humildes y necesitados y que prepara casa a los desvalidos y libera a los cautivos.
  • Hebreos
El párrafo de hoy felicita a los fieles porque no han llegado a los signos del Antiguo Testamento puramente externos y materiales sino que, gracias al sumo y eterno sacerdote Jesús, han pasado a la nueva alianza que se distingue por los signos espirituales y en la que están los ángeles y los santos que han llegado a la perfección. Todo ello gracias a la sangre que Cristo derramó por nosotros.
  •   Versículo aleluyático
Es como el corazón del tema del día: si nos cuesta ser humildes, Jesús se ofrece como modelo de mansedumbre y humildad: “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón”.
  • Evangelio
Nos cuenta San Lucas que Jesús había sido invitado a comer por un fariseo importante y estaba observando cómo los invitados se empujaban para ocupar los primeros puestos.
La verdad es que esto no nos extraña mucho, porque hoy vemos que precisamente las personas que aparentemente más se respetan, siempre buscan ponerse cerca del personaje importante que preside la celebración.
En ese momento Jesús aprovecha para dar una enseñanza práctica y muy concreta:
“Cuando te conviden a una boda no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú y vendrá el que los invitó a los dos y te dirá a ti: cede el puesto a éste”.
Completa el texto Jesús diciendo que busques el último lugar y el que te invitó te dirá: “Amigo, sube más arriba”.
Y saca el Señor esta conclusión importante:
“Todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido”.
Finalmente, el Señor aprovecha la oportunidad para decir que invitemos a comer a los pobres, lisiados, cojos y ciegos:
“Dichoso tú porque no pueden pagarte. Te pagarán cuanto resuciten los justos”.
Esto es lo que hemos visto frecuentemente entre nuestros santos que han aprendido de Jesús la humildad y el servicio.

José Ignacio Alemany Grau, obispo