BAJA SI QUIERES SUBIR
Este
domingo nos habla de la humildad, una virtud que hace tan agradables a las
personas pero que normalmente no encontramos en la sociedad: el orgullo nos domina
y queremos pasar por más de lo que somos.
Todo
al revés de Jesús y el Evangelio.
En
efecto, Jesús siendo rico se hizo pobre. Por otra parte, siendo Dios verdadero
quiso pasar por uno de tantos.
Por
eso el cristianismo tiene sus exigencias que les invito a meditar en unas pocas
frases bíblicas muy apropiadas para este domingo en que la liturgia nos habla
de la humildad:
Proverbios 11,2
“Tras la soberbia llega la
vergüenza, con los humildes está la sabiduría”.
Romanos 12,16
“Tened la misma consideración
y trato unos con otros, sin pretensiones de grandeza, sino poniéndoos al nivel
de la gente humilde”.
Santiago 4,6.10
“Dios resiste a los soberbios,
más da su gracia a los humildes… Humillaos ante el Señor y Él os ensalzará”.
Mateo 11,29-30
“Aprended de mí que soy manso
y humilde de corazón y encontraréis descanso para vuestras almas”.
Marcos 9,35
“Quien quiera ser el primero
que sea el último de todos y el servidor de todos”.
Pero
vengamos a las lecturas de hoy.
- Eclesiástico
Comienza
diciendo: “En tus asuntos procede con
humildad y te querrán más que al hombre generoso. Hazte pequeño en las
grandezas humanas y alcanzarás el favor de Dios… que revela sus secretos a los
humildes”.
Como
ven prácticamente el pequeño párrafo de hoy nos pide esa humildad que agrada a
Dios y a los hombres.
- Salmo responsorial
Es
el 67. Nos presenta a Dios como protector de los humildes y necesitados y que
prepara casa a los desvalidos y libera a los cautivos.
- Hebreos
El
párrafo de hoy felicita a los fieles porque no han llegado a los signos del
Antiguo Testamento puramente externos y materiales sino que, gracias al sumo y
eterno sacerdote Jesús, han pasado a la nueva alianza que se distingue por los
signos espirituales y en la que están los ángeles y los santos que han llegado
a la perfección. Todo ello gracias a la sangre que Cristo derramó por nosotros.
- Versículo aleluyático
Es
como el corazón del tema del día: si nos cuesta ser humildes, Jesús se ofrece
como modelo de mansedumbre y humildad: “Aprended
de mí que soy manso y humilde de corazón”.
- Evangelio
Nos
cuenta San Lucas que Jesús había sido invitado a comer por un fariseo
importante y estaba observando cómo los invitados se empujaban para ocupar los
primeros puestos.
La
verdad es que esto no nos extraña mucho, porque hoy vemos que precisamente las
personas que aparentemente más se respetan, siempre buscan ponerse cerca del
personaje importante que preside la celebración.
En
ese momento Jesús aprovecha para dar una enseñanza práctica y muy concreta:
“Cuando te conviden a una
boda no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de
más categoría que tú y vendrá el que los invitó a los dos y te dirá a ti: cede
el puesto a éste”.
Completa
el texto Jesús diciendo que busques el último lugar y el que te invitó te dirá:
“Amigo, sube más arriba”.
Y
saca el Señor esta conclusión importante:
“Todo el que se enaltece será
humillado y el que se humilla será enaltecido”.
Finalmente,
el Señor aprovecha la oportunidad para decir que invitemos a comer a los
pobres, lisiados, cojos y ciegos:
“Dichoso tú porque no pueden
pagarte. Te pagarán cuanto resuciten los justos”.
Esto
es lo que hemos visto frecuentemente entre nuestros santos que han aprendido de
Jesús la humildad y el servicio.
José Ignacio Alemany Grau, obispo