FUI FORASTERO Y ME RECIBISTE
Hoy
la Escritura nos enseña cómo al recibir al huésped nos encontramos con Dios.
Dicho
con palabras del Evangelio:
“Fui forastero y me
recibiste”.
Actualmente,
sin embargo, la experiencia nos enseña cuántos problemas surgen en la sociedad
y en las familias cuando se recibe a tanto inmigrante que pide ser acogido.
Que
Dios nos ilumine para que podamos cumplir el deseo de Jesús.
Veamos
qué pasó con Abraham y con la familia de Betania.
- Génesis
Nos
presenta a Abraham, hombre de mucha fe, que ve que se acercan tres hombres
cuando él se encontraba sentado junto a la encina de Mambré y les pidió “que no pasen de largo junto a tu siervo”.
Les
dio una comida muy agradable y al terminar se dio cuenta de que el Señor lo
había visitado para cumplir la promesa hecha hacía veinticinco años:
“Cuando vuelva a ti dentro
del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo”.
Fue
maravilloso hospedar a tres hombres y encontrarse con Dios.
Posiblemente
habrás oído alguna vez que estos tres personajes son un símbolo de la Santísima
Trinidad. Así lo vieron los Santos Padres, como un preanuncio del mayor
misterio de nuestra fe.
- Salmo 14
El
salmo nos habla de quién merecerá hospedarse en la casa de Dios y las
condiciones para ser acogido por Él:
Proceder
honradamente; practicar la justicia, no calumniar, no hacer mal al prójimo ni
difamarlo.
Y
completa lo dicho pidiendo que no se preste dinero a usura ni acepte soborno
alguno contra el inocente.
Todo
esto siempre ha sido cierto y sigue siéndolo también en nuestro ambiente
social.
- Pablo
El
apóstol enseña: “ahora me alegro de
sufrir por vosotros: así completo en mi carne los dolores de Cristo”.
Esos
sufrimientos son las exigencias del Reino que en la vida de Pablo es el
anunciar el Evangelio y que le han llevado por todo tipo de sacrificios.
También
descubrimos en este párrafo el valor que tiene el sufrimiento con Cristo y por
Cristo para bien de su Cuerpo místico.
Al
final del párrafo nos muestra la preocupación suya y de los evangelizadores:
Enseñar
a todos para que puedan “llegar a la
madurez de su vida en Cristo”.
Esa
es la inquietud del apóstol de siempre. Conseguir que todos puedan conocer a
Cristo y madurar en la virtud para llegar a la santidad.
- Verso aleluyático
Es
San Lucas el que promete la felicidad a los que “guardan la Palabra de Dios y dan fruto perseverando”, que es lo
que Jesús pidió a los suyos:
“Den fruto que permanezca”.
- Evangelio
El
Evangelio nos habla de la visita de Jesús a la casa de Marta y María donde
también nos encontramos, como decíamos al principio, que estas santas mujeres
hospedaron a un hombre y se encontraron con Dios.
Debemos
fijarnos cómo no hay contraposición entre la actitud de Marta, servir
sacrificadamente al prójimo y la de María, que sentada a los pies de Jesús
escucha su Palabra.
A
primera vista la respuesta de Jesús a Marta parecería un desprecio a la dueña
de la casa que quiere atenderle lo mejor posible a Él y a sus discípulos.
Pero
no es eso ni mucho menos, puesto que el mandato de Cristo siempre ha sido
inseparable: el amor de Dios y el servicio al prójimo.
María
acoge la Palabra y Marta la vive.
Esta
es la misión de la Iglesia: vida contemplativa y activa, acentuando cada uno lo
que le inspira el Señor.
José Ignacio Alemany Grau, obispo