EL PASTOR QUE ES CORDERO
El
pastor y las ovejas es una imagen poética que Jesús conoce desde pequeño y que
la gente sencilla conoce también: el servicio del pastor es sacrificado.
Y
precisamente esto es lo que da seguridad a las ovejas.
El
sentido de todo esto es que mientras permanezcamos con el Pastor estaremos
seguros de nuestra salvación.
Seguridad
temporal que será eterna si somos fieles porque Dios siempre es fiel y
Jesucristo es Dios.
- Hechos de los apóstoles
Podemos
decir que aquí Pablo se nos presenta como el buen pastor que busca a sus ovejas
necesitadas y abiertas al Evangelio.
Como
los judíos no quieren recibir ni al Buen Pastor ni su Evangelio, Pablo decide
dedicar su apostolado directamente a los gentiles, “cuando los gentiles oyeron esto se alegraron y alababan la Palabra del
Señor; y los que estaban destinados a la vida eterna creyeron”.
De
esta manera Pablo y Bernabé a pesar de los sufrimientos y desprecios de los
judíos siguieron evangelizando, dejando a los discípulos llenos de alegría y
del Espíritu Santo.
Es
el fruto que debe buscar todo evangelizador en la Iglesia.
- Salmo 99
Podemos
aplicarlo a la Iglesia de Jesús:
“Somos su pueblo y ovejas de
su rebaño”.
Esta
comparación la repetirá Jesús de distintas maneras.
- Apocalipsis
San
Juan nos presenta a la Iglesia triunfante en la que se encuentra “una muchedumbre inmensa, que nadie podría
contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del
Cordero”.
Según
el apóstol toda esa multitud viene de la Iglesia militante (la que militaba en
la tierra) que “han lavado y blanqueado
sus vestiduras en la sangre del Cordero”.
Podemos
decir que este es el triunfo del “Cordero
degollado y puesto en pie”. El triunfo de Jesús.
- Verso aleluyático
Comienza
con las palabras “yo soy” con las
cuales Jesús se da a sí mismo el nombre de Dios, como lo hizo varias veces
durante su vida en este mundo.
Después
nos invita a pensar en dos puntos de vista:
+
“Conozco a mis ovejas”.
De
esto no podemos dudar.
+
Añade después: “las mías me conocen”.
Tampoco
podemos dudar de esta realidad pero debemos preguntarnos si soy suyo y si conozco de verdad a Jesucristo.
- Evangelio
Es
muy breve pero si lo meditamos con profundidad nos encontraremos con una serie
de interrogantes importantísimos para nuestra salvación.
+
“Mis ovejas escuchan mi voz”.
Cada
uno debemos responder si verdad escuchamos al Maestro o preferimos las multitud
de “voces” de este mundo.
+
“Yo las conozco”.
Eso
sí es cierto. Jesús nos conoce a cada uno personalmente.
+
“Ellas me siguen”.
El
Evangelio es el camino. Conociéndolo y viviéndolo seguiremos de verdad a Jesús.
+
“Yo les doy vida eterna”.
Jesús
mismo había dicho: “el que come mi carne
y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día”.
+
“Nadie me las quitará”.
Él
no nos suelta. Pero nosotros sí podemos dejarlo como la oveja perdida.
+
“Mi Padre que me las dio”.
El
Padre confió al Hijo la humanidad. Él nos redimió y rescató.
Termina
Jesús diciendo:
“El Padre y yo somos uno”.
Con
esto Jesús afirma una vez más su divinidad reconociendo que es uno con el Padre
y el amor entre ambos es el Espíritu Santo: Un Dios en tres personas.
Nunca
abandonemos al Buen Pastor y tendremos asegurado el alimento para el tiempo y
la eternidad.
José Ignacio Alemany Grau