LA DIVINA
MISERICORDIA
Hoy es el Domingo de la Divina
Misericordia.
No es que el Papa Juan Pablo
II haya inventado una fiesta el día de la octava de Pascua, sino que toda la liturgia
del día, desde hace siglos, nos habla de la misericordia del Señor y dicho de
otra manera del Señor de la Misericordia.
De todas formas agradecemos
este regalo al buen pontífice al que Dios quiso llevárselo con Él en las
primeras vísperas de esta fiesta.
- Hechos de los apóstoles
Este libro nos cuenta cómo al
irse Jesús dejó su Espíritu en la Iglesia de una manera especial y, movidos por
la tercera Persona de la Santísima Trinidad, los apóstoles hacían milagros para
que la gente pudiera conocer que Jesús era el Mesías de Dios que, con su
Pascua, había redimido a la humanidad.
“La gente sacaba los enfermos a la calle y los ponía en catres y
camillas para que al pasar Pedro, su sombra por lo menos cayera sobre alguno”.
Los milagros que siguen a la
ascensión de Jesús son una de las pruebas con que Dios certificaba que Jesús
era su Hijo, el amado.
- Salmo 117
Exalta la Divina Misericordia
y nos invita a agradecer y alabar:
“Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su
misericordia”.
Uno de los motivos para dar
estas gracias es precisamente agradecer al Padre porque a Jesús, rechazado por
los hombres, lo ha glorificado:
“La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”.
El siguiente versículo lo oiremos muchas veces durante
este tiempo pascual:
“Este es el día en que actuó el Señor sea nuestra alegría y nuestro gozo”.
“Este es el día en que actuó el Señor sea nuestra alegría y nuestro gozo”.
Para la Iglesia el día de Pascua dura una semana.
- Apocalipsis
Jesús es exaltado en todo el
Apocalipsis.
En este párrafo del primer
capítulo, el mismo Señor se revela a Juan con estas hermosas palabras que
debemos utilizar en nuestra oración:
“Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto y ya
ves, vivo por los siglos de los siglos y tengo las llaves de la muerte y del
abismo”.
Te invito a meditar el hermoso
libro del Apocalipsis, pero hazlo con una buena Biblia, ya que con sus notas te
ayudará para que no caigas en tantos errores, como muchos, incautos o no bien
intencionados, que lo explican a su manera para justificar sus sectas.Versículo aleluyático
Recoge la bendición de Jesús a
Tomás por haber creído, pero fíjate más bien en ti porque la bendición de Jesús
es, sobre todo, para los que no lo han visto:
“Dichosos los que crean sin haber visto”.
- Evangelio
Tiene dos partes.
La primera es el día de la
Pascua, cuando Jesús da la paz: “paz a
vosotros” (que es ahora el saludo característico del obispo a los fieles).
Y les regala a continuación el
Espíritu Santo para que puedan perdonar: “recibid
el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a
quienes se los retengáis les queda retenidos”.
La segunda parte sucede ocho
días después:
Tomás oyó a sus compañeros que
Jesús había resucitado y lo habían visto. Lógicamente Tomás no creyó y aseguró
que no creería si no tocaba sus heridas de pies, manos y costado.
Por eso hoy viene el Señor y se
dirige directamente a Tomás, diciéndole:
“Trae tu dedo, aquí tienes mis manos. Trae tu mano y métela en mi
costado; y no seas incrédulo sino creyente”.
Tomás cae al suelo y solo
atina a decir:
“Señor mío y Dios mío”.
Con esto reconoce que Jesús,
al que vio vivo, y conoció muerto, ha resucitado. Por eso lo reconoce ahora
como hombre y Dios verdadero.
Bendita duda la de Tomás que
en el plan de Dios ha servido para fortalecer la fe de todos nosotros, que
repetimos sus palabras sobre todo después de la consagración:
“Señor mío y Dios mío”.
- Oración colecta
La oración colecta de este día
nos invita a invocar al Dios de misericordia infinita que nos ha purificado con
el agua del bautismo y nos ha hecho renacer con la sangre que nos ha redimido.
Recémosla con mucha fe en este
día de la Divina Misericordia.
José Ignacio Alemany
Grau