Reflexión homilética para el XXXIII domingo del Tiempo ordinario, ciclo C
Amigos, solemos decir: ¡cómo se pasa el
tiempo!... Y así es.
Lo inteligente es aprovechar eso que se
pasa tan aprisa.
Me disponía para escribirte con el
bolígrafo en la mano y me he distraído viendo cómo comen los pajaritos el pan
que les puse y… ¡se pasó una hora!
Así, más o menos, se nos va el tiempo sin
avisar.
¿Qué tiene de especial el domingo treinta y
tres del tiempo ordinario?
Que la liturgia nos dice: la próxima semana
es Cristo rey y se acabó el año litúrgico 2016.
Eso que al principio parecía largo, ya se
va.
¿Qué mensaje nos deja?
Cada año se lleva tu tiempo y tienes que
aprovecharlo bien.
Antes de entrar en las lecturas conviene
tener presente algo importante:
Todos los hombres han querido ser
protagonistas del fin del mundo, es decir, desearon presenciar qué pasará
entonces y qué viene después.
Millones y millones han pasado sin verlo.
Nos dicen que en tiempos de Jesús había
muchos “falsos profetas” que engañaban al pueblo diciendo que ellos eran el
Mesías. La mayor parte fueron revolucionarios que pretendían liberar a los
judíos del poder de Roma.
Jesús habla del fin del mundo. Pero no
habló con mentiras ni de revoluciones. Quiere que todos vivamos bien para aprobar
nuestro examen (el examen de nuestra vida), ante Dios y ante los hombres.
Sus palabras son firmes y por eso leeremos
en el mismo Evangelio de Lucas, pero unos versículos más adelante:
“El cielo y la tierra
pasarán, pero mis palabras no pasarán” (21,33)
Lucas (en el capítulo 21) junta el fin del
mundo con la destrucción de Jerusalén.
Pero quedan claras dos cosas sobre el
juicio final y el fin del mundo:
*Nadie sabe la fecha.
*En cuanto a nuestro fin personal: Jesús,
el amigo bueno, nos advierte que debemos estar siempre preparados, que es la
única forma de enriquecernos con el tiempo que Dios mismo nos regala.
Después de esta pequeña introducción al
domingo treinta y tres, preparémonos para terminar el año litúrgico con la
fiesta de Cristo rey.
No olvidemos que esa fiesta coincide con el
fin del año y jubileo de la misericordia.
El
juicio según Malaquías
Se trata de una especie de profecía que la
liturgia aplica al juicio final:
*“Los malvados y
perversos arderán como la paja en el fuego”.
*“A los que honran mi
nombre los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en las alas”.
El
salmo responsorial (97): Dios viene a gobernar
Nos invita a todos a glorificar al Señor
que “viene para regir los pueblos con
rectitud”.
Su presencia se convierte en fiesta:
“Aplaudan los ríos,
aclamen los montes”
y los seres humanos hagan sonar sus voces y clarines y trompetas.
Pablo
y la espera del fin del mundo
San Pablo se dio cuenta de que algunos
(algo así como ha sucedido de vez en cuando en nuestros días) con la excusa de
que se acercaba el fin, ya no querían trabajar.
El apóstol pide dos cosas importantes:
*El que no trabaje que no coma.
*Que todos trabajen para comer el pan
honradamente.
El
verso aleyático es de San Lucas
Se trata de un versículo que viene un poco
después de la lectura de hoy:
“Levantaos, alzad la
cabeza: se acerca vuestra liberación”.
La venida de Cristo es la llegada del
verdadero Libertador que nos abre las puertas a la eternidad feliz.
Un
Evangelio difícil
Se llama discurso escatológico porque nos
habla de lo que pasará al fin del mundo.
Como hemos dicho, la lectura de hoy se refiere
al fin del mundo y después pasará a hablar del fin de Jerusalén.
Lo que nos pide hoy el Señor es que no nos
dejemos engañar por los falsos profetas que dicen “Yo soy” o “está llegando el
tiempo”.
Si confiamos en Dios Él nos defenderá y
protegerá:
“Ni un cabello de vuestra cabeza perecerá”.
Termina con este gran consejo:
“Con vuestra
perseverancia salvaréis vuestras almas”.
Ya sabes, amigo, si quieres salvarte es preciso
perseverar y pide a la Virgen que ella te ayude para conseguirlo.
José Ignacio Alemany Grau, obispo
***
Amigo, si no has ganado la indulgencia del
Año Santo ten presente que este domingo trece es el último para ganarla en las
iglesias asignadas por todo el mundo y en Roma hasta el próximo domingo. Y… agradece a Dios por este año tan especial
para la Iglesia.
***
Me permito compartirles que hemos publicado
ya dos ayudas para celebrar la Navidad con un regalo muy práctico: el librito
“Navidad en Familia”, para que tus amigos celebren la Navidad en tu hogar. Y el
“Calendario bíblico litúrgico de bolsillo” para que puedan seguir las lecturas
de todo el año.
Obséquienlos a sus amistades como la mejor
tarjeta de Navidad, y muy económica por cierto.