MIS
RESPETOS: ¡TÚ ERES UN UNGIDO!
Un domingo en cuatro actos:
Primer acto
Cuenta la historia de Israel que al regreso
de Babilonia, la mayor parte de los israelitas ya no se acordaba de la ley del
Señor.
Esdras, sacerdote y Nehemías el gobernador,
junto con los levitas, reunieron a todo el pueblo y leían solemnemente el libro
de la Torá (ya sabes, se trata del “Pentateuco” o los “libros de la ley”).
El pueblo se puso respetuosamente de pie.
Escuchaba y escuchaba; y comenzó a llorar y
llorar a gritos.
Esdras, Nehemías y los levitas hicieron
todo lo posible por calmar al pueblo arrepentido:
“Hoy es un día
consagrado a nuestro Dios: no hagáis duelo ni lloréis”.
Y al final los despidieron con esta
invitación:
“Andad, comed buenas
tajadas, bebed vino dulce y enviad porciones a quienes no tienen, pues es un
día consagrado a nuestro Dios. No estéis tristes pues el gozo en el Señor es
vuestra fortaleza”.
Gran lección para nosotros que
vemos cómo a veces los domingos se lee la Biblia de cualquier manera y se
escucha sin atención, esperando el momento de decir “te alabamos Señor” sin
saber en realidad porqué lo decimos.
Amigos, amemos, respetemos y
pongamos en práctica la Palabra de Dios.
Segundo
acto
Pablo nos pregunta “¿si tu cuerpo entero fuera ojo, cómo oiría? ¿Si el cuerpo entero fuera
oído, cómo olería?
Con esta comparación nos hace ver que en la
Iglesia de Jesús pasa algo así como en el cuerpo humano: todos nos necesitamos,
todos somos importantes.
Cada uno en la función propia que se le ha
asignado.
Además, en este cuerpo, Cristo es la
cabeza, es decir, el más importante, el que da la vida a todos, como sucede con
la cabeza de nuestro cuerpo.
Muchas veces llamamos Cuerpo místico a esta
realidad para entenderlo mejor.
¿Te has dado cuenta que eres
importante, quien quiera que seas y hagas lo que hagas?
Perteneces al cuerpo de Cristo,
¿desde cuándo?
Sigue leyendo. Te lo dirá Jesús más
adelante.
Tercer acto
¡Excelentísimo lector!
Lee el
Evangelio de hoy. Fíjate que comienza así:
“Excelentísimo Teófilo: muchos han emprendido la tarea…”
“Excelentísimo Teófilo: muchos han emprendido la tarea…”
¿Quién es ese Teófilo tan importante a
quien Lucas llama “excelentísimo”?
Los exegetas (los que estudian la Sagrada
Escritura) a veces lo entienden como el nombre de un importante destinatario
del tercer Evangelio que tenía el nombre de Teófilo.
Pero la mayor parte entiende por Teófilo lo
que significa literalmente: “amigo de Dios”.
En ese caso todos los lectores (tú
también) somos “excelentísimos” para Lucas, nuestro compañero del ciclo C (este
año).
Te invito a leerlo así:
“Excelentísimo Teófilo, amigo de
Dios...” y añade tu nombre.
Mis respetos amigo lector.
Lee y medita con cariño este tercer
Evangelio que Dios te ofrece por medio de Lucas.
Cuarto acto
El pasaje evangélico que hoy nos da San
Lucas dice así:
Jesús llega a Nazaret. Va a la sinagoga.
Toma el rollo de la Escritura y lee:
“El Espíritu del
Señor está sobre mí porque Él me ha ungido…”
Enrolla el libro. Toda la sinagoga tenía
los ojos fijos en Él, que dijo: “hoy se
cumple esta Escritura que acabáis de oír”.
Muchas veces llamamos “Cristo” a
Jesús. No olvides que Cristo significa ungido, Jesús es el ungido del Señor.
Te invito a profundizar: tú, amigo,
eres un ungido.
¿Desde cuándo?
Desde el bautismo.
Considera tu grandeza. Agradece a
Dios y actúa como un ungido por Dios al servicio de los hombres.
José Ignacio Alemany Grau, obispo