¿RAMOS SÍ O RAMOS NO?
*
El pórtico de Marcos en la procesión
antes de la Misa:
- “El Señor lo necesita”. Entonces se trataba de un pollino. ¿Has
pensado si Dios necesita de ti para algo más importante que lo que haces?
Se
lo permitieron. ¿Y tú?
-
Mantos sobre el burrito y alfombras a su paso:
Se
despojan del manto indispensable en su vida. Solo fue un momento. Pero se les
convirtió en reliquia.
-
Los niños cantaban: “¡Hosanna!” “¡Bendito!”
* Los ramos
La
historia nos cuenta que un domingo de Ramos Santa Rosa lloraba desconsolada
ante la imagen de la Virgen del Rosario, porque el sacerdote no le había dado
una palma.
El
niño Jesús, que tenía en brazos la Virgen, la consoló con algo mejor, porque
ese día le dijo las palabras más íntimas y profundas, con un compromiso mayor:
“Rosa
de mi corazón sé mi esposa querida”.
Esto
nos hace ver que, si se hace con fe y
profundidad, los ramos pueden tener un profundo significado en nuestra vida de
compromiso con Dios.
Llevar
el ramo por las calles, sea de palmera o de olivo, es un compromiso público que
debemos aprovechar ya que muchos hermanos nuestros, en los países donde hay
persecución, no los llevarán en su vida e incluso muchos de ellos recibirán la
palma pero del martirio.
* Aclamando al Señor
Les
invito a gritar en la procesión, en nombre de los que no pueden hacerlo; y
gritar fuerte a Dios:
“¡A gritos y con lágrimas! (como decía San Pablo la semana pasada): “¡Hosanna!”
Esta
palabra significa “sálvanos” (aunque de tanto repetirla en las fiestas incluye
un sentido de alabanza gozosa).
Y
gritemos también con el salmo 118 que desde entonces ha sido incluido en el
prefacio:
“¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”
“¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”
* Quiénes aclamaron
Los
que aclamaron a Jesús no fueron los ciudadanos de Jerusalén sino los que “subían desde Galilea”.
El
verbo “subir” significa que Galilea está 200 metros bajo el nivel del mar, y
Jerusalén 760 snm.
Venían,
por tanto, subiendo con Jesús y siendo testigos de las maravillas que iba
realizando en el camino. Llenos de entusiasmo lo aclamaron al llegar a la
capital.
Por
consiguiente no fueron, como nos recuerda el Papa Benedicto, los mismos que el Viernes
Santo gritaron ante Pilato: “¡Muera,
crucifícalo!”
* El prefacio
El
de este domingo nos dice que Jesús “siendo
inocente, se entregó a la muerte por los pecadores, y aceptó la injusticia de
ser contado entre los criminales.
De esta forma, al morir,
destruyó nuestra culpa y, al resucitar, fuimos justificados”.
*
El salmo responsorial es el 21 que es un salmo mesiánico que nos recuerda los
sentimientos y palabras que Cristo dijo en la cruz:
“Dios mío, Dios mío, ¿por qué
me has abandonado?”.
* El profeta Isaías nos presenta una imagen del siervo del
Señor humillado:
“Ofrecí la espalda a los que
me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba, no me tapé el rostro
ante ultrajes y salivazos. El Señor me ayuda”.
*
San Pablo en la carta a los Filipenses,
de una manera concisa y maravillosa, nos presenta lo mismo que Isaías,
resumiendo así la historia de Jesús, el siervo verdadero que, “se despojó de su rango y tomó la condición
de esclavo, pasando por uno de tantos… Obediente hasta la muerte y muerte de
cruz”.
Y
como la Escritura nos enseña que el que se humilla será ensalzado, ya que Jesús
se humilló más que ninguno, fue glorificado también como nadie, recibiendo el “Nombre-sobre-todo-nombre para que al nombre
de Jesús toda lengua proclame: ¡Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre!”
* La pasión
Cada
ciclo tiene su evangelista.
El
de hoy es San Marcos.
Su
lectura es larga pero tú piensa en cada detalle que cuenta el evangelista que
amó mucho a Jesús, hasta dar la vida por Él. Entonces te aprovechará más la
lectura.
Te
aconsejo que en cada detalle vayas repitiendo estas palabras: ¡así se ama!
A
ver si tú y yo aprendemos a amar.
La
verdad es que todos hablamos de amor pero solo Dios es la fuente del amor y
sabe amar de verdad. Precisamente por eso se encarnó Jesús para que aprendamos
qué es el amor.
José Ignacio Alemany Grau, obispo