Preparémonos, pues,
a vivir este Adviento buscando un cambio en nuestra vida que nos acerque cada
día más a nuestro Dios y Creador.
En la oración del día le pedimos al Dios bueno que, mientras preparamos la Navidad para encontrarnos con el pequeño Jesús, no lo impidan los afanes de este mundo, sino que su sabiduría divina nos dé la gracia de participar en la venida del «Dios con nosotros».
- Isaías
El profeta quiere
llevarnos a la ilusión con la certeza de que habrá un renuevo en el tronco de
Jesé y de su raíz brotará un vástago:
«Sobre él se posará
el Espíritu del Señor, espíritu de prudencia y de sabiduría, espíritu de consejo
y de valentía, espíritu de ciencia y de temor del Señor».
Cuando llegue ese
momento, la humanidad entera cambiará y se convertirá en un paraíso donde todos
vivirán felices, a pesar de lo que solemos pensar, en los daños terribles que
tienen fama de hacerse unos a otros:
«Habitará el lobo con el cordero… la vaca pastará con el oso y sus crías se tumbarán juntas… Aquel día la raíz de Jesé se erguirá como enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles y será gloriosa su morada».
- Salmo 71
Confiando en la abundancia de paz, bienestar y justicia, el salmista dice así: «Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente… En aquel día Dios librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector. Que su nombre sea eterno y su fama dure como el sol. Que Él sea la bendición de todos los pueblos y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra».
- San Pablo
En la carta a los
romanos el apóstol nos da a entender que todas las Escrituras han sido escritas
para enseñanza nuestra, de manera que «nuestra paciencia y el consuelo que
dan las Escrituras nos mantenga siempre en la esperanza».
A continuación, San
Pablo pide al Señor que Él «que es fuente de toda paciencia y consuelo, nos
conceda estar de acuerdo entre nosotros, según las enseñanzas de Jesucristo
para que a una voz alabemos a Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo».
Es muy importante acogernos mutuamente como Cristo nos acogió a todos nosotros para gloria de Dios, imitando la actitud de Jesús, «servidor de los judíos», para probar la fidelidad de Dios cumpliendo sus promesas, echas al pueblo judío y «acogiendo a los gentiles para que alaben también a Dios por su misericordia».
- Verso aleluyático
Es una invitación del evangelista San Lucas que nos pide preparar el camino del Señor «para que todos vean la salvación de Dios».
- Evangelio
El capítulo tres de
San Mateo nos presenta a Juan Bautista anunciando en el desierto de Judá: «Convertíos
porque está cerca el reino de los cielos».
Se trata de una
referencia lógica al profeta Isaías que decía: «Una voz grita en el
desierto: “preparad el camino del Señor, allanad sus sendas”».
San Mateo presenta
a Juan como el hombre recio, «vestido de piel de camello, con una correa de
cuero a la cintura y alimentándose de saltamontes y miel silvestre».
Vemos, a
continuación, cómo todo el pueblo de Dios, atraído por Juan Bautista, iba al
Jordán a recibir el bautismo, confesaban sus pecador y Juan los bautizaba.
Como entre la gente
que acudía había muchos fariseos y saduceos que querían bautizarse, Juan les
dijo: «Camada de víboras, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo
inminente? Dad el fruto que pide la conversión y no os hagáis ilusiones
pensando: “Abraham es nuestro padre”».
Algo muy importante
les aclara el Bautista: «Porque os digo que Dios es capaz de sacar hijos de
Abraham de estas piedras».
Finalmente, el
asceta Juan termina poniendo la confianza en Cristo que viene: «Él os
bautizará con Espíritu Santo y fuego…».
Aprovechamos este
Adviento para convertirnos y abrirnos a Jesús que viene a salvarnos.
José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista

