7 de diciembre de 2025

CONVIÉRTETE: LLEGA EL SEÑOR - Domingo II de Adviento

 

La liturgia rompe el silencio de este domingo con estas palabras: «Pueblo de Sion mira al Señor que viene a salvar a los pueblos. El Señor hará oír la majestad de su voz y os alegraréis de todo corazón».

Preparémonos, pues, a vivir este Adviento buscando un cambio en nuestra vida que nos acerque cada día más a nuestro Dios y Creador.

En la oración del día le pedimos al Dios bueno que, mientras preparamos la Navidad para encontrarnos con el pequeño Jesús, no lo impidan los afanes de este mundo, sino que su sabiduría divina nos dé la gracia de participar en la venida del «Dios con nosotros».

  • Isaías

El profeta quiere llevarnos a la ilusión con la certeza de que habrá un renuevo en el tronco de Jesé y de su raíz brotará un vástago:

«Sobre él se posará el Espíritu del Señor, espíritu de prudencia y de sabiduría, espíritu de consejo y de valentía, espíritu de ciencia y de temor del Señor».

Cuando llegue ese momento, la humanidad entera cambiará y se convertirá en un paraíso donde todos vivirán felices, a pesar de lo que solemos pensar, en los daños terribles que tienen fama de hacerse unos a otros:

«Habitará el lobo con el cordero… la vaca pastará con el oso y sus crías se tumbarán juntas… Aquel día la raíz de Jesé se erguirá como enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles y será gloriosa su morada».

  • Salmo 71

Confiando en la abundancia de paz, bienestar y justicia, el salmista dice así: «Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente… En aquel día Dios librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector. Que su nombre sea eterno y su fama dure como el sol. Que Él sea la bendición de todos los pueblos y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra».

  • San Pablo

En la carta a los romanos el apóstol nos da a entender que todas las Escrituras han sido escritas para enseñanza nuestra, de manera que «nuestra paciencia y el consuelo que dan las Escrituras nos mantenga siempre en la esperanza».

A continuación, San Pablo pide al Señor que Él «que es fuente de toda paciencia y consuelo, nos conceda estar de acuerdo entre nosotros, según las enseñanzas de Jesucristo para que a una voz alabemos a Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo».

Es muy importante acogernos mutuamente como Cristo nos acogió a todos nosotros para gloria de Dios, imitando la actitud de Jesús, «servidor de los judíos», para probar la fidelidad de Dios cumpliendo sus promesas, echas al pueblo judío y «acogiendo a los gentiles para que alaben también a Dios por su misericordia».

  • Verso aleluyático

Es una invitación del evangelista San Lucas que nos pide preparar el camino del Señor «para que todos vean la salvación de Dios».

  • Evangelio

El capítulo tres de San Mateo nos presenta a Juan Bautista anunciando en el desierto de Judá: «Convertíos porque está cerca el reino de los cielos».

Se trata de una referencia lógica al profeta Isaías que decía: «Una voz grita en el desierto: “preparad el camino del Señor, allanad sus sendas”».

San Mateo presenta a Juan como el hombre recio, «vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura y alimentándose de saltamontes y miel silvestre».

Vemos, a continuación, cómo todo el pueblo de Dios, atraído por Juan Bautista, iba al Jordán a recibir el bautismo, confesaban sus pecador y Juan los bautizaba.

Como entre la gente que acudía había muchos fariseos y saduceos que querían bautizarse, Juan les dijo: «Camada de víboras, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el fruto que pide la conversión y no os hagáis ilusiones pensando: “Abraham es nuestro padre”».

Algo muy importante les aclara el Bautista: «Porque os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abraham de estas piedras».

Finalmente, el asceta Juan termina poniendo la confianza en Cristo que viene: «Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego…».

Aprovechamos este Adviento para convertirnos y abrirnos a Jesús que viene a salvarnos.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista

29 de noviembre de 2025

ESTÉN SIEMPRE PREPARADOS - Domingo I de Adviento



Cuando oímos la palabra «Adviento» nos preparamos porque algo importante, o una persona muy especial, viene a nosotros. 

El Adviento, al que ahora nos referimos, es nada menos que la llegada de Dios para compartir la vida, la muerte y su triunfo final con todos nosotros.

Cada año renovamos la seguridad de que Dios ha entrado y está con nosotros y permanecerá hasta el final de los tiempos.

  • Isaías

El gran profeta tiene una visión maravillosa que se refiere al final de los tiempos y que la liturgia nos va a recordar durante este tiempo de Adviento:

En esa gran visión se revela que «al final de los días estará firme el monte de la casa del Señor».

Y ve proféticamente cómo millones de seres humanos se acercan repitiendo: «Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob: Él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas».

El mundo pacificado será testigo de que «las espadas se convierten en arados y las lanzas en podaderas».

Termina la cita con estas preciosas palabras: «Caminemos a la luz del Señor» y encontraremos la paz para la humanidad.

  • Salmo 121

Se trata de un salmo lleno de ilusión y de alegría, que rebosa felicidad: «¡Qué alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor!».

Después, descubre cómo la humanidad entera camina hacia esa casa que representa la paz que todos los pueblos desean y que se encuentra en Jerusalén.

En nombre de esa paz y de esa felicidad termina el salmo diciendo:

«Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien».

  • San Pablo

En su carta a los romanos descubre cómo tiene que ser la vida de quienes quieren encontrarse con Cristo: «Conduzcámonos… con dignidad. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias».

Es una invitación a una vida maravillosa para lo cual el mismo apóstol nos pide: «Vestíos del Señor Jesucristo».

  • Verso aleluyático

Con uno de los salmos hacemos esta oración al inicio del Adviento esperando este fruto de la llegada de Dios a la humanidad:

«Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación».

  • Evangelio

El Evangelio que leemos hoy, en el ciclo A, pertenece a San Mateo y contiene estas palabras que permiten continuar el tema apocalíptico, al final del año litúrgico.

Jesús, refiriéndose a la llegada del Hijo del hombre (Jesucristo), dijo:

«Antes del diluvio la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca y cuando menos lo esperaban, llegó el diluvio».

Algo así como ahora la humanidad vive totalmente de espaldas a Dios y a sus enseñanzas y es Jesucristo el que nos advierta a todos:

«Estad en vela porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor».

Con el evangelista, en este primer ciclo, terminamos pensando:

«Estad también vosotros preparados porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».

Recordemos con qué ansiedad los apóstoles preguntaban los detalles de la venida y cómo Jesús lo dejó todo en suspenso, para que estemos siempre bien preparados.

¡Feliz primer domingo de Adviento!

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista