28 de enero de 2023

LAS BIENAVENTURANZAS, FRUTO DE LA VIVENCIA EVANGÉLICA

 

La vivencia del Evangelio va creando una manera de vivir según la cual no se trata solo de cumplir los mandamientos, sino que esuna forma de actuar fruto de la vivencia del Reino de Dios.

A eso lo llamamos bienaventuranzas y las encontramos en los salmos y, de una manera concreta, en el capítulo cinco de San Mateo.

  • Sofonías

Profeta poco conocido y también es muy poco lo que nos dejó escrito, pero hoy la liturgia nos deja dos pensamientos especiales:

+ En el primero nos dice qué clase de hombres quiere el Señor:

«Buscad al Señor los humildes de la tierra, los que practican su derecho, buscad la justicia, buscad la humildad; quizá podáis resguardaros el día del Señor».

+ En el segundo momento nos habla del «resto de Israel», un pueblo a quien el profeta animará con verdadera pasión. En el párrafo de hoy leemos:

«Dejaré en medio de ti un pueblo pobre y humilde que confiará en el nombre del Señor».

Pero luego, en su libro, añade:

«El Señor está en medio de ti valiente y salvador, se alegra y goza contigo, te renueva con su amor; exulta y se alegra contigo como en día de fiesta».

  • Salmo 145

Alaba la preferencia de Dios por los débiles y limitados y mantiene con ellos fidelidad:

«Él da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos. El Señor abre los ojos al ciego… Sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino a los malvados».

  • San Pablo

El apóstol examina la asamblea cristiana y advierte que «no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas. Todo lo contrario, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder».

Todavía es más exigente San Pablo diciendo que Dios «ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta para anular a lo que cuenta».

La finalidad que tiene Dios en todo esto, según el apóstol, es que nadie pueda gloriarse en sí mismo, sino que «el que se gloríe, que se gloríe en el Señor».

Recordemos siempre que la humildad es característica del que evangeliza según Jesús, que nos dijo: «Aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón».

  •  Verso aleluyático

Es un grito de aliento para confirmar que la verdadera recompensa nos viene del Señor:

«Estad alegres y contestos porque vuestra recompensa será grande en el cielo».

  • Evangelio

Como tantas veces hemos leído, en este capítulo cinco de Mateo, el Evangelio nos presenta a Jesús como el legislador del Nuevo Testamento.

Se sube a una altura, algo así como Moisés en la antigüedad, y desde allí irá anunciando con poder sus leyes:

«Oyeron que se dijo, pero yo les digo».

Hoy la liturgia nos presenta las bienaventuranzas. Propiamente no son leyes sino más bien las actitudes que brotan de abrazar el Evangelio y vivir en consecuencia.

Los exegetas nos indican también que en las bienaventuranzas encontramos como el resumen de la vida de Jesucristo y quizá, el momento más duro y claro, sea «dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa».

La conclusión es clara:

Vive el Evangelio y en tu vida florecerán las bienaventuranzas.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

21 de enero de 2023

EL EVANGELIO ES LUZ

Para nosotros la luz es algo definitivo y necesario para todo. Sin ella moriríamos inexorablemente porque es fuente de vida y energía.

En varios momentos de hoy la liturgia nos hablará de la luz.

Por nuestra parte, recordemos las manifestaciones de Jesús y de la Iglesia que nos enseñan el camino de la segunda vida, la vida eterna.

  • Isaías

El profeta nos habla de la caridad que traerá el Señor cuando venga con su mensaje divino. El párrafo de hoy lo podemos dividir en dos partes.

+ El primero nos habla de la presencia de la luz:

«El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande. Habitaban tierra de sombras y una luz les brilló».

+ La segunda parte nos habla del fruto que produce esa luz divina, fruto que no ha pasado, sino que tiene que repetirse siempre que la luz auténtica llegue hasta nosotros:

«Acreciste la alegría, aumentaste el gozo. Se gozan en tu presencia».

Y ahora el profeta compara la luz de Dios con la alegría que produce el poder segar las mieses que se sembraron con sacrificio:

«Como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín».

  • Salmo 26

«El Señor es mi luz y mi salvación».

Esa presencia de Dios, a quien compara el salmista con la luz, es la que da seguridad a nuestra vida:

«¿A quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?»

Y en una confiada petición, añade:

«Una cosa pido al Señor: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida y gozar de la dulzura del Señor».

El salmo termina invitándonos a todos: «Espera en el Señor, sé valiente. Ten ánimo, espera en el Señor».

  • San Pablo

Es interesante admirar cómo las cosas se repiten a través de los siglos, porque los hombres podemos creernos muy distintos, unos de otros, pero en realidad somos iguales: una unidad de cuerpo y alma, materia y espíritu.

En el caso concreto, Pablo se preocupa por las divisiones que encuentra entre los corintios, a los que dice:

«Poneos de acuerdo y no andéis divididos».

Y les pide: «Estad bien unidos con un mismo pensar y sentir», es decir, como fue invitada a vivir la primera comunidad cristiana, según los Hechos de los apóstoles.

A continuación, Pablo los corrige con valentía, diciendo:

«Andáis divididos diciendo: “Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de Pedro, yo soy de Cristo”».

Esto es lo que nos divide también ahora entre los que seguimos a Jesús. Es un grave error vivir en división.

Ya nos advertía el Papa Benedicto XVI que la Iglesia no es una serie de partidos, como puede ser la política o distintos clubes humanos. Jesucristo tiene que ser el vínculo de unidad para todos.

Pablo nos da el camino seguro que es el que él ha seguido todo el tiempo.

El apóstol termina diciendo:

«Cristo no me envió a bautizar si no a anunciar el Evangelio y no con sabiduría de palabras para no hacer ineficaz la cruz de Cristo».

Con estas palabras Pablo no quiere decir que no bautice porque poco antes, en el mismo capítulo (1Co 1,13-15) menciona un grupo de personas bautizadas por él; sino que en ese momento se refiere al anuncio del Evangelio que él hace evitando atraer hacia sí a sus oyentes a quienes desea conducirlos a la cruz de Cristo y no hacia su persona.

Para evitar esos partidismos se dedica sobre todo a evangelizar.

  • Verso aleluyático

Nos recuerda lo que hizo Jesús y lo que debemos hacer sus seguidores: proclamar el Evangelio del Reino:

«Jesús proclamaba el Evangelio del reino curando las dolencias del pueblo».

Nosotros evangelicemos siempre y curemos los cuerpos, en la medida de lo posible, pero sobre todo invitemos a las almas a la confesión para una conversión auténtica.

  • Evangelio

Tiene dos partes totalmente distintas.

+ En la primera San Mateo nos habla de la salida de Cristo misionero a evangelizar por los distintos pueblos. El resumen de su predicación es:

«Convertíos porque está cerca el reino de los cielos».

Tengamos siempre presente en nuestro anuncio las dos partes: conversión y reino de los cielos (San Mateo es el único que habla del «reino de los cielos», los otros sinópticos hablan del «reino de Dios». Evidentemente se trata de la misma realidad).

+ En la segunda parte, Jesús va completando el número de sus apóstoles: primero se encuentra con Pedro y su hermano Andrés y les invita: «Venid y seguidme y os haré pescadores de hombres».

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

Poco después encuentra a los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan y «los llamó también». Y los dos «dejando la barca y a su padre lo siguieron».

En el mensaje bíblico de este día aprendamos a seguir con valentía a Jesús proclamando el reino y la conversión, como lo hizo Él.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

15 de enero de 2023

LA LITURGIA NOS PRESENTA AL JESÚS DE TODO EL AÑO

 


En este segundo domingo del tiempo ordinario, que para nosotros es el primero, la liturgia nos presenta a Jesucristo, en primer lugar, profetizado por Isaías, el salmo nos dará la actitud del Señor Jesús al entrar en el mundo. Luego será San Pablo quien nos hable de Él al comenzar la Carta a los corintios.

El Evangelio de San Juan refiere cómo Jesús se presentó al Bautista para que lo manifestara a la multitud como el Cordero de Dios que viene a purificarnos.

  •  Isaías

Nos habla de Israel como la figura de Cristo. En el pueblo de Dios el profeta ve al Mesías:

«Tú eres mi siervo de quien estoy orgulloso». Y añade: «Te hago luz de las naciones para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra».

La salvación de Dios, que es Cristo, es para todos los pueblos sin excepción, como vimos en la llamada a los Magos de Oriente.

  • Salmo 39

La Carta a los Hebreos se servirá de este salmo para presentarnos a Jesucristo que viene para hacer la voluntad del Padre:

«Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad».

Jesús es el único sacrificio agradable al Padre y por su divinidad capaz de purificar a la humanidad entera:

«Tú no quieres sacrificios ni ofrendas… Entonces yo digo: “Aquí estoy. Como está escrito en mi libro: para hacer tu voluntad”. Dios mío, lo quiero y llevo tu ley en mis entrañas».

  • San Pablo

Leemos hoy el principio de la Carta a los Corintios. Él mismo Pablo se presenta «llamado a ser apóstol de Jesucristo por designio de Dios».

Y desea a los fieles que «la gracia y la paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo sean con vosotros».

Buena forma para que nosotros nos saludemos también mutuamente en la fe.

  • Verso aleluyático

Nos recuerda el misterio de hoy. El Mesías que sale a evangelizar es la segunda Persona de la Santísima Trinidad:

«La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros».

Y nos promete que si aceptamos a Jesucristo tendremos «el poder para ser hijos de Dios».

Este Jesús que hoy nos presenta la liturgia nos enseñará todo el año, con su Palabra y su vida, el camino al Padre.

Conocerlo cada vez mejor y vivir como Él nos llevará a evangelizar y darlo a conocer a los demás.

  • Evangelio

Finalmente, es el precursor, Juan Bautista, quien señala que entre la multitud está el Mesías, que se presenta como uno de tantos en su profunda humildad, y de Él dice a la multitud:

«Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo».

Advierte que Él no lo conocía, aunque era su primo y a continuación nos comparte cómo lo conoció:

«He contemplado el Espíritu que bajaba del cielo como una paloma y se posó sobre Él».

Es interesante que repita que «no lo conocía», pero el que lo envío a bautizar con agua le había dicho:

«Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre Él, ese es el que ha de bautizar con Espíritu Santo».

Y termina valientemente repitiendo su testimonio sobre el Hijo de Dios.

Amigo, emprendamos con ilusión la marcha por este tiempo ordinario.

Oiremos las mismas palabras porque no hay otras que nos puedan salvar: Jesús es la Palabra.

Se nos recordarán los mismos hechos de la vida de Jesús.

Pero tengamos muy claro que solo en Él está nuestra salvación. Él será la luz que ilumine las tinieblas que puedan surgir por todas partes.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

7 de enero de 2023

EPIFANÍA: DIOS SE REVELA


 Conocemos lo que significa «epifanía», manifestación desde arriba.

La gran revelación de Dios en Cristo Jesús haciéndose hombre verdadero se manifestó primero a los pastores y, posteriormente, a los ángeles con una luz especial, una estrella, a los Magos de oriente. A esta última manifestación la llamamos Epifanía.

Hoy recordamos este maravilloso acontecimiento y comenzamos comentando el Evangelio:

  • Evangelio

+ Nos cuenta San Mateo que unos Magos de oriente se presentaron en Jerusalén donde reinaba Herodes.

No podemos imaginar el susto que se llevó él, hombre viejo y enfermo, cuando los magos le dijeron que llegaban para adorar el «Rey de los judíos» cuya estrella habían visto.

El pueblo mismo que conocía lo cruel que era Herodes se temió lo peor, «se sobresaltó todo Jerusalén con él».

+ Herodes, mentiroso, no podía decir la verdad nunca. Por eso, quería engañar a los Magos diciendo: «Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño… para ir yo también a adorarlo».

+ Herodes, que no tenía idea, preguntó a los escribas y sumos sacerdotes qué decían las Escrituras y le contestaron sobre el nacimiento de ese rey:

«En Belén de Judea porque así lo ha escrito el profeta: “Y tú, Belén, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judea porque de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo».

+ Los Magos se ponen en camino y se alegran porque otra vez la estrella de oriente comienza a guiarlos hasta «donde estaba el niño».

Los magos encontraron al niño con su madre, cosa muy normal, y, sin embargo, no dudaron de su grandeza.

+ El Espíritu Santo los fue conduciendo en la fe y «cuando vieron al niño con María, su madre, cayendo de rodillas lo adoraron».

Este es el misterio de la fe que Dios sabe infundir en los corazones sencillos que lo buscan.

Finalmente, los magos abrieron sus tesoros, oro, incienso y mirra, que son regalos simbólicos que hacen al Dios y Redentor.

Termina San Mateo diciéndonos que los Magos, iluminados por el Señor, se volvieron por otro camino sin contestar a Herodes.

  •  Isaías

Les invito a leer este precioso párrafo en el que el profeta predice la alegría de Jerusalén con la llegada del Redentor:

«Levántate, brilla Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti».

Mientras la humanidad está en la oscuridad plena, sobre Jerusalén «amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti».

Después predice cómo todos los pueblos llegan a encontrar la luz que hay en Jerusalén.

  • Salmo 71

Lo referimos a la epifanía del Señor:

«Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra». Y le ofrecerán toda clase de tesoros como tributos.

  • San Pablo

Nos habla del secreto de Dios revelado después de siglos a Pablo:

«Se me ha dado a conocer por revelación, el misterio que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos… Que también los gentiles son herederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la promesa en Jesucristo por el Evangelio».

Es decir, con la encarnación del Verbo, Dios llama a todos los hombres a la salvación que antiguamente solo se refería al pueblo de Israel y así se presentaron los ángeles a los pastores de Israel. Pero ahora está claro que la revelación es también para los gentiles con la manifestación a los reyes magos. A esos gentiles predicó San Pablo a tiempo y a destiempo.

 

  • José Ignacio Alemany Grau, obispo