29 de octubre de 2022

DIOS AMA A TODOS

La liturgia de hoy nos habla claramente de la misericordia infinita de Dios, que todo lo ha creado por amor, especialmente a los seres humanos. Lo iremos profundizando en las distintas lecturas de este día.

  •  Libro de la Sabiduría

 Aunque aparentemente el mundo entero ante Dios sea muy poco, el Señor se compadece de todos porque todo lo puede. Su misericordia llega a «cerrar los ojos a los pecados de los hombres para que se arrepientan».

En realidad, Dios ama a todos los seres y no odia nada de lo que ha hecho.

Dios es puro perdón y pura misericordia, pero como buen Padre «corrige poco a poco a los que caen, les recuerda su pecado y los reprende para que se conviertan y crean» en Él.

Fiémonos de Dios, pero evitemos todo lo que pueda ofenderle.

  • Salmo 144

Hermoso salmo que alaba la grandeza del Señor, el Dios creador de todas las cosas:

El Señor «es clemente y misericordioso es cariñoso con todas sus criaturas». Por eso, cada uno de nosotros debemos ser un cántico de gratitud y proclamar gozosos la gloria de su reinado.

Finalmente, «el Señor es fiel a sus palabras y bondadoso en todas sus acciones».

  • San Pablo

Divide en dos puntos este párrafo de la Carta a los tesalonicenses:

(1)   En primer lugar, Pablo ora por los tesalonicenses para que sean fieles a los buenos deseos de su corazón y a la tarea de la fe. Lo que desea el apóstol es que Jesús sea glorificado en cada uno de ellos según la gracia que les ha regalado el Señor.

(2)  En segundo lugar, Pablo quiere aclarar una falsa situación que se ha creado y por eso dice: «No perdáis la cabeza ni os alarméis pensando que el día del Señor está encima». El apóstol desea aclarar que él también afirma, como Jesús, que «cuando menos lo pensemos vendrá el Hijo del hombre» y no por esas falsas habladurías.

  • Verso aleluyático

Nos habla del colmo del amor de Dios que ha sido tan grande que «entregó al mundo a su Hijo único».

Ahora lo más importante es que aceptemos que todo el que cree en Él tiene vida eterna y vivamos en consecuencia toda nuestra vida.

  • Evangelio

El párrafo del Evangelio de hoy nos habla de la caridad de Cristo que pasando por Jericó encontró un hombre subido en un árbol para poder verlo y, sin más, delante de todo el grupo que le seguía lo llamó por su nombre:

«¡Zaqueo!, baja enseguida porque tengo que alojarme hoy en tu casa!»

No es fácil imaginar la alegría de Zaqueo y la fiesta que hizo con muchos de sus compañeros del negocio de recaudar impuestos, oficio que era mal visto por los fariseos.

Zaqueo, emocionado, ofrece públicamente una muestra de su conversión diciendo:

«Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres. Y si de alguno me he aprovechado le restituiré cuatro veces más».

Jesús muestra su satisfacción exclamando:

«Hoy ha sido la salvación de esta casa».

Y como la respuesta a las actitudes de los fariseos, añadió:

«El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».

Aquel día hubo una verdadera fiesta de conversión en la ciudad de Jericó.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

22 de octubre de 2022

EL GRITO DEL POBRE ATRAVIESA LAS NUBES

Jesucristo ha insistido mucho en el tema de la oración. Parece que después de la caridad de lo que ha hablado más es de la necesidad de la oración.

Veamos las lecciones de la liturgia en este domingo.

  • Eclesiástico

Dentro de la grandeza de Dios que tiene todas las perfecciones, el Eclesiástico destaca su justicia e imparcialidad.

Una de las cosas que resalta es la oración y lo detalla así:

«Escucha las súplicas del oprimido; no desoye los gritos del huérfano o de la viuda cuando repite su queja».

Descripción especial merecen estas palabras: «los gritos del pobre atraviesan las nubes y hasta alcanzar a Dios no descansan… El justo Juez le hace justicia».

Esto nos recuerda, sin duda, la parábola del Evangelio de la semana pasada, que hablaba del juez inicuo para exhortarnos en la constancia de la oración.

  •  Salmo 33

El salmista abunda en las ideas del Eclesiástico. Parece tenerlas en mente en el momento de componer este salmo:

«Cuando uno grita el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias.

El Señor redime a sus siervos, no será castigado quien se acoge a Él»

Por todo esto debemos agradecer a Dios con el salmista:

«Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca».

  • San Pablo

Pablo, ya anciano, resume a Timoteo cómo ha sido su vida de apóstol evangelizador y cómo espera la recompensa del Señor:

«He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe.

Ahora me aguarda la corona merecida con la que el Señor, justo Juez, me premiará en aquel día».

De todas maneras, Pablo, continúa invitando a todos a la esperanza:

«Y no solo a mí sino a todos los que tienen amor a su venida».

La carta termina con este acto de confianza:

«El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo».

  • Verso aleluyático

Muy importante este versículo que pertenece a la carta de San Pablo a los corintios.

Dios realizó la salvación por medio de Cristo. Pero al irse Jesús a la gloria ha dejado la palabra de la reconciliación a «nosotros». Pablo se refiere a los apóstoles y a sus sucesores. Meditemos:

«Dios estaba en Cristo reconciliando el mundo consigo y a nosotros nos ha confiado la palabra de la reconciliación».

  • Evangelio

Dentro del tema de la oración de este domingo Jesús nos presenta, en una parábola, a dos hombres que subieron al templo a orar.

El creído rezaba así:

«Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano».

A continuación, se alaba a sí mismo por las buenas obras que hace.

En cambio, el sencillo y humilde aprende del publicano que se tiene por pecador:

«Oh Dios, ten compasión de este pecador».

Ojo, amigos, no saquemos como conclusión que los creídos de hoy no tienen que rezar. Todos tenemos que pedir a Dios… Pero hagámoslo con fe, sin el orgullo del fariseo y con la humildad del publicano.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

15 de octubre de 2022

INSISTE CON MUCHA PACIENCIA


En este domingo, la liturgia nos invita de distintas maneras a hacer una oración que nos permita comunicarnos de verdad con Dios.

Tenemos el ejemplo de Moisés y la insistencia de Jesús y, por otra parte, la importancia de la oración hecha con la misma Palabra de Dios, como nos enseña San Pablo.

  • Éxodo

Josué, al frente de los israelitas, da una batalla a los amalecitas.

Por otra parte, están Moisés, Jur y Aarón, que en la cima del monte hacen oración. Mientras Moisés tiene los brazos extendidos, gana Israel. Cuando se le cansan los brazos van perdiendo los israelitas. Para evitar esto Aarón y Jur sientan a Moisés en una piedra y sujetan sus brazos uno a cada lado: «Así sostuvo sus manos en alto hasta la puesta del sol».

El resultado de la oración del caudillo fue que «Josué derrotó a Amalec y a su tropa a filo de espada».

  •  Salmo 120

Dios está siempre dispuesto a socorrernos. Contamos con Él. Lo que tenemos que hacer es invocarlo con fe y confianza:

«Levanto mis ojos a los montes: el auxilio me viene del Señor que hizo el cielo y la tierra».

La oración llega hasta el detalle de «no permitirá que resbale tu pie, tu guardián no duerme. No duerme ni reposa el guardián de Israel».

Nos advierte también el salmista los detalles del cuidado de nuestro Dios: «El Señor te guarda de todo mal, Él guarda tu alma. El Señor guarda tus entradas y salidas ahora y por siempre».

  • San Pablo

El apóstol de corazón impaciente, durante toda su vida ha evangelizado y quiere que todos imitemos a su discípulo Timoteo, a quien exhorta de una manera muy valiente y concreta.

+ «Permanece en lo que has aprendido». Timoteo pertenecía a una familia de fe y en ella conoció la Biblia desde pequeño.

Procuremos que los que dependen de nosotros, sobre todo en nuestra familia, conozcan bien la Palabra de Dios.

+ El santo aclara cómo la Biblia, inspirada por Dios, es útil para muchísimas cosas:

«Es útil para enseñar, para reprender, para corregir, para educar en la virtud…».

Finalmente, conjura valientemente a Timoteo en nombre de Dios y de Jesucristo:

«Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, reprocha, exhorta con toda paciencia y deseo de instruir».

  • Verso aleluyático

Dentro del ambiente litúrgico encontramos una exhortación para descubrir en la Palabra de Dios nuestro gran tesoro de formación y meditación:

«La Palabra de Dios es viva y eficaz. Juzga los deseos e intenciones del corazón».

  • Evangelio

Como siempre importa la introducción que nos presenta Lucas:

«Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse» les cuenta una parábola.

Se trata de un juez que no es ningún ejemplo de nada, pero Jesús sacará una conclusión que le interesa y que desde el principio nos la ha dicho.

Es un juez que no teme a Dios ni le importan los hombres.

Ante él se presenta una anciana y le pide que le haga justicia. Al final el juez aburrido de tanto reclamo dice así:

«Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando le haré justicia, no vaya a terminar pegándome en la cara».

La conclusión de Jesús es: si ese juez injusto, ante tanta insistencia concede lo que le pide la anciana, «¿Dios no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?».

Seamos constantes en la oración.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

8 de octubre de 2022

LA PALABRA NO ESTÁ ENCADENADA

La liturgia de este domingo XXVIII del tiempo ordinario profundiza en la fe que necesitamos para recibir los dones de Dios.


Recordemos cómo Jesús, para hacer sus milagros, siempre pedía fe o desde el principio alababa a los que tenían verdadera fe al pedirle una curación.

  • Libro 2 de Reyes

Eliseo, el gran taumaturgo, curó milagrosamente la lepra que tenía Naamán, general del rey de Nínive.

Al verse curado Naamán ofreció grandes regalos que Eliseo no quiso aceptar. Entonces el general hace un gran acto de fe en el Señor:

«Ahora reconozco que no hay Dios en toda la tierra más que el de Israel».

Aunque Eliseo, a pesar de la insistencia rehusó el regalo, le dijo Naamán:

«Entonces que a tu servidor le dejen llevar tierra, la carga de un par de mulas; porque en adelante tu servidor no ofrecerá holocaustos ni sacrificios a otros dioses fuera del Señor».

  • Salmo 97

El salmista nos invita a glorificar al Señor y a dar a conocer las obras grandes que hace en favor nuestro:

«Cantad al Señor un cántico nuevo porque ha hecho maravillas… El Señor da a conocer su victoria… Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios».

  • San Pablo

El apóstol invita a Timoteo a seguir su ejemplo en la predicación del Evangelio y le dice que por hacerlo él está prisionero:

«Yo estoy encadenado pero la Palabra no».

Por eso, entre cadenas, sigue evangelizando para que los elegidos obtengan la salvación lograda por Cristo Jesús con la gloria eterna.

Ojo, amigos, la historia de la Iglesia nos enseña que es verdad que «la Palabra no está encadenada». Por eso, a pesar de tantas persecuciones y martirios, los verdaderos fieles han seguido anunciando la Palabra hasta el final de su vida.

Finalmente, meditemos cómo termina San Pablo este párrafo:

«Es doctrina segura: si morimos con Él, viviremos con Él. Si perseveramos, reinaremos con Él. Si lo negamos, también Él nos negará. Si somos infieles, Él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo».

  • Verso aleluyático

Se trata de una invitación importante que nos hace San Pablo para que seamos agradecidos con Dios:

«Dad gracias a Dios en toda ocasión: esta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto a vosotros».

  • Evangelio

Una vez más la liturgia va a resaltar la importancia que da Jesucristo a la fe para realizar milagros.

Diez leprosos piden a gritos al Señor:

«Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros».

Jesús les pide que cumplan la ley que manda a los sanados de la lepra que se presenten al sacerdote.

Mientras van, se curan por el camino y de los diez únicamente uno, y este extranjero, se vuelve a Jesús para agradecerle.

Jesucristo aparece al mismo tiempo muy humano y muy divino:

«¿No han quedado limpios los diez? ¿Los otros nueve, dónde están? ¿No ha vuelto más que un extranjero para dar gloria a Dios?»

Y la gran conclusión:

«Levántate, vete; tu fe te ha salvado».

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

1 de octubre de 2022

SEÑOR, AUMENTA NUESTRA FE

Necesitamos fe para vivir en un mundo que se ha despedido voluntariamente de Dios.

Pero tengamos en cuenta que sin fe no podemos tener esperanza. Tampoco la verdadera caridad porque las tres virtudes, que llamamos teologales, van unidas inseparablemente y crecen, disminuyen o desaparecen por igual.

Hoy la liturgia nos habla de la fe, pero sin olvidar que las tres virtudes van siempre unidas.

  • Habacuc

El profeta hace una pregunta difícil al Señor porque no entiende lo que sucede en su pueblo. La respuesta de Dios tarda, pero llegará en su momento.

La conclusión nos ayuda a nosotros y es muy importante:

«El altanero (injusto) no triunfará, en cambio, el justo vivirá por su fe».

San Pablo recoge este texto en sus cartas de Romanos (1,18) y Gálatas (3,11).

Seamos justos agradando a Dios y viviendo de la fe.

  • San Pablo

En su carta a Timoteo le pide reavivar el don que Dios le otorgó por imposición de las manos, «porque Dios no nos ha dado un espíritu de cobardes sino un espíritu de fortaleza, amor y templanza.

No te avergüences del testimonio de Cristo ni de mí, su prisionero. Toma parte en los padecimientos de Cristo. Ten por modelo las palabras que has oído de mí en la fe y en el amor, que tienen su fundamento en Cristo Jesús».

Finalmente, pide a su discípulo velar por «el depósito de la fe con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros».

  • Salmo 94

Es un salmo que rezamos con frecuencia, sobre todo en el oficio divino. Nos invita a glorificar al Señor:

«Aclamemos al Señor, demos vítores a la roca que nos salva… Entrad, postrémonos por tierra bendiciendo al Señor».

Y termina con una invitación a la conversión:

«Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor».

  • Verso aleluyático

Nos recuerda este versículo cómo la Palabra del Señor no es como la de los hombres, que fácilmente cambia, sino que su Palabra divina permanece para siempre. Y esa Palabra es el Evangelio que nos anuncia la Iglesia.

  • Evangelio

Aquel día los discípulos pidieron a Jesús: «Auméntanos la fe».

La respuesta de Jesucristo es muy interesante y conviene meditarla:

«Si tuvieras fe como un granito de mostaza…».

Esta expresión no indica si los apóstoles tenían o no tenían fe, pero Jesús aclara que si la fe es verdadera puede hacer maravillas y milagros.

Cuando la fe es auténtica participa del poder de Dios y hace cosas inesperadas.

A continuación, con una pequeña parábola, nos invita Jesús a tener humildad y a reconocer que después de haber cumplido nuestro deber aceptemos que no merecemos ningún premio.

Debemos colaborar con Dios y reconocer que todo en el orden sobrenatural es gratuito, es don y gracia que no podemos merecer. Por eso el Señor nos invita a decir:

«Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer».

Colaboremos siempre con la gracia de Dios porque así nos lo pide Jesús, y agradezcamos siempre el don gratuito de Dios.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo