6 de enero de 2018

LAS TRES GRANDES EPIFANÍAS


LAS TRES GRANDES EPIFANÍAS

Este año comienza muy pronto la cuaresma y parece que los días se empujan entre sí.
En efecto, el día catorce de febrero es miércoles de ceniza.
Nos preguntamos ¿y se ha ido tan rápido la Navidad?
El fin del “tiempo de Navidad” lo marcan tres grandes epifanías que este año prácticamente vienen juntas.
Ya sabes que “epifanía” significa “manifestación” y en el caso se trata de tres grandes manifestaciones de la Divinidad a los redimidos.
Empecemos por una antífona que nos aclara todo. Es la de las segundas vísperas de la solemnidad de la “Epifanía del Señor”:
“Veneremos este día santo honrado con tres prodigios:
Hoy, la estrella condujo a los Magos al pesebre; hoy el agua se convirtió en vino en las bodas de Caná; hoy, Cristo fue bautizado por Juan en el Jordán para salvarnos”.
Las tres partes de esta antífona corresponden a tres fiestas importantes.
Reflexionemos brevemente sobre cada una.

  • Los Magos de Oriente
“Hoy, la estrella condujo a los Magos al pesebre”.
La primera manifestación es a los Magos. Son curiosos, investigan entre los astros la que sin duda creen que era su divinidad y quieren conocer a fondo.
Un día admiran una estrella muy especial, buscan en los libros de Dios y se encuentran con que la Escritura Sagrada de Israel habla de una estrella de Jacob que indicaría la llegada de un enviado de Dios.
La tradición suele decir que son tres, incluso le ha puesto nombres: Melchor, Gaspar y Baltasar, y les venera como santos del Señor.
Meditando el Evangelio de este día encontramos varias cosas que imitar.
Por una parte buscan a Dios en los astros, lo que indica un espíritu religioso.
En segundo lugar se ponen en camino y buscan, según la lógica humana, al nuevo rey de Israel en la capital de la nación.
Cuando ya han puesto todos los medios humanos, Dios les ilumina y llena de alegría, según dice el Evangelio:
“De pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el Niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría”.
Los Magos venían en serio y habían preparado regalos dignos del que suponían era el “rey de los judíos que ha nacido”.
Le ofrecen tres regalos simbólicos: oro como a rey, incienso como a Dios y mirra como a redentor.
Y como suele ser conveniente cuando uno ha descubierto algo muy grande: “se marcharon a su tierra por otro camino”.

  •  Bautismo de Jesús
“Hoy Cristo fue bautizado por Juan en el Jordán para salvarnos”.
En esta manifestación que celebraremos el día lunes, descubrimos, ante todo, la humildad de Jesús que se mezcla entre los sencillos que se bautizan y la humildad de Juan que descubre a Dios en Cristo y no se atreve a bautizarlo.
Junto al Jordán se manifiesta la Santa Trinidad. Esta es la segunda gran epifanía:
El Hijo en el río, el Espíritu en forma de paloma y el Padre que deja oír su voz: “Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto”.
Debemos reconocer una diferencia importante entre el bautismo de Jesús y el nuestro.
Cuando nosotros nos bautizamos Dios nos perdona y purifica de nuestros pecados. En cambio, cuando Jesús entra en el Jordán, es Él el que purifica la humanidad e incluso las aguas y el cosmos, puesto que en su sencilla humanidad está presente y oculta su Divinidad.

  •  El agua convertida en vino
“Hoy el agua se convirtió en vino en las bodas de Caná”. Es la tercera manifestación.
Este año no leeremos este párrafo del Evangelio de Juan que corresponde al segundo  domingo del tiempo ordinario del ciclo C, pero que la liturgia sí nos recuerda en las distintas antífonas. Se trata de lo que Juan Pablo II llamó, en los misterios luminosos, “la autorevelación de Jesús en las bodas de Caná”.
Es evidente que se trata de un prodigio muy especial con el que Jesús quiso llamar la atención para que el pueblo se diera cuenta de que estaba presente el Mesías tan esperado:
+ “Así en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos”.
+ “Allí manifestó su gloria”
+ “Y creció la fe de sus discípulos en Él”.
No hay duda que se trató de un milagro extraordinario, no solo por convertir 600 litros de agua en 600 litros de vino, sino porque el vino fue el más “generoso” de todos los servidos hasta entonces.
Aquí tienes, amigo, unos momentos especiales de la vida de Jesús que la Iglesia nos recuerda al final del “tiempo de Navidad”.
Pidamos a María, que intercedió en las bodas de Caná, que interceda también ante Dios por nosotros para que se fortalezca nuestra fe en Jesús como la de los apóstoles.

José Ignacio Alemany Grau, obispo