9 de diciembre de 2011

III DOMINGO DE ADVIENTO, CICLO B


JUAN, EL MISIONERO DE JESÚS

Este domingo la liturgia nos lleva en primer lugar a Isaías quien nos presenta la misión del profeta: “El Espíritu del Señor sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia…” Y en la misma lectura el profeta nos habla del gozo de la salvación porque Dios ha ataviado a su enviado con ropas de fiesta, con manto de triunfo como se reviste el novio o la novia: “Desbordo de gozo… porque me ha vestido de traje de gala… ”.
El salmo responsorial, por su parte, nos presenta el cántico del Magnificat como un eco de la primera lectura: “Me alegro con mi Dios”.
San Pablo en su primera carta a los Tesalonicenses también nos invita a estar siempre alegres, a no apagar el Espíritu y a hacer el bien.
El versículo aleluyático recoge las palabras de Jesús en la sinagoga, que corresponden al inicio de la lectura de Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre mí; me ha enviado para anunciar el Evangelio a  los pobres”.
Está claro que el mensaje principal de este domingo es una llamada a alegrarnos y prepararnos ante la inminente venida del Salvador.
Pero, sobre todo, hoy centramos nuestra atención en Juan el Bautista, como habíamos ofrecido el domingo pasado.
* Cómo Dios lo llamó desde el seno materno y lo santificó.
Él fue el primero que recibió la alegría del Salvador y se lo comunicó a su madre. Por eso Isabel exclamó: “En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de gozo en mi vientre”.
* Se preparó con una vida muy dura y exigente en el desierto:
“Juan iba vestido de piel de camello, con correa de cuero a la cintura y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre”.
* Comenzó a predicar Juan y se mantuvo siempre en la humildad. Se considera únicamente la voz que grita en el desierto “allanad el camino del Señor”. Y esa voz tampoco es suya sino del profeta Isaías que pedía al pueblo de Dios esto mismo.
* Juan es el primero que descubre al pueblo quién es Jesús por inspiración de Dios porque aunque era su primo no lo conocía.
Su grito es el que cada día la Iglesia repite en la Santa Misa cuando nos enseña la hostia antes de la comunión: “Este es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo”.
* Juan debió tener una gran intimidad con Dios porque el mismo Espíritu le había advertido “aquél sobre el que veas descender y posarse el Espíritu ése es el que bautiza en el Espíritu Santo”.
* Después de decir estas palabras al pueblo que venía a él arrepentido, termina dando este gran testimonio sobre Jesucristo:
“Yo lo he visto y doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios”.
Juan es el gran evangelizador:
- Porque tenía intimidad con Dios.
- Por la humildad. Aunque hubiera podido pasar por un gran profeta, porque así lo creía la gente, les advierte que él no es ni el Mesías ni el profeta.
- Porque Juan no evangeliza para sí mismo. Por eso con toda humildad repetirá: “el que viene detrás de mí es más importante y yo no merezco ni desatarle su calzado”.
Finalmente Juan es el evangelizador noble y generoso que envía sus discípulos a Jesús y por eso la mayor parte de los primeros apóstoles de Jesucristo pertenecían al grupo de Juan.
No hemos de olvidar cómo su padre Zacarías, al recuperar el habla con el nacimiento de Juan le dijo “y tú niño irás delante del Señor a preparar sus caminos”.
Ésta debe ser la gran enseñanza de Juan para nosotros en este tiempo de adviento.
Nuestra obligación como cristianos es preparar los caminos para que el Señor Jesús llegue a todos los corazones y con Él llegue también la salvación.

José Ignacio Alemany Grau, obispo