14 de diciembre de 2025

FLORES EN ADVIENTO Domingo III de Adviento, «Domingo de la alegría»



En este tercer domingo de Adviento la liturgia se llena de alegría y lo manifestamos externamente encendiendo la tercera vela de la Corona, que tiene color rosa, y no morado.

Comenzado por Isaías, el gran profeta, y leyendo el Evangelio que alaba tanto a Juan Bautista, nos encontramos con este domingo del gozo que comienza con estas palabras:

«Estad siempre alegres en el Señor. Os lo repito: estad alegres».

Y el gran motivo que ofrece el mismo versículo: «El Señor está cerca».

¡Nos acercamos a la Navidad!

  • Isaías

El párrafo bíblico tomado del capítulo 35, nos invita a ver en el desierto cómo las flores se multiplican y «se alegran el páramo y la estepa. Florecerá como flor de narciso, se alegrará con gozo y alegría».

En realidad, admiramos al gran profeta Isaías que ha podido recalcar en sus escritos, tanto el gozo como el sufrimiento.

Por otra parte, este profeta nos anima diciendo:

«Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes. Decid a los cobardes de corazón:

“Sed fuertes, no temáis. Mirad a vuestro Dios que trae el desquite. Viene en persona, resarcirá y os salvará”».

Visión maravillosa del profeta, sin duda privilegiado del Señor.

  • Salmo 145

Nos habla del gozo que trae la presencia del Señor que viene para traer la salvación que tanto necesitamos:

«El Señor liberta a los cautivos, da pan a los hambrientos y hace justicia a los oprimidos».

Todos estos hermosos pensamientos los combina la liturgia con esta antífona: «Ven, Señor, a salvarnos», con la seguridad de la Navidad que se acerca.

  • Santiago

Nos da unos consejos muy importantes antes de la Navidad:

«Tened paciencia hasta la venida del Señor».

Él va comparando la vida de cada uno de los trabajadores del campo que tienen que esperar con paciencia hasta que la semilla produzca fruto.

Y nos recuerda así «al labrador que aguarda paciente el fruto valioso de la tierra mientras recibe la lluvia temprana y tardía».

De esta manera, Santiago nos advierte:

«Tened paciencia también vosotros y manteneos firmes porque la venida del Señor está cerca», para nosotros la Navidad.

  • Verso aleluyático

Es San Lucas el que nos invita a confiar en el Espíritu Santo, el mismo que recibimos en el bautismo y nos fuerza a evangelizar: «El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha enviado a anunciar el Evangelio a los pobres».

Nuestra obligación desde el día que fuimos bautizados es Evangelizar.

  • Evangelio

El profeta San Juan Bautista está en la cárcel. Y para llenar de confianza a los discípulos suyos, que no por desconfianza de él, les pide que vayan a preguntarle al mismo Jesús, que está evangelizando:

«¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?»

La respuesta de Jesús nos abre a todos las puertas de la auténtica Navidad:

«Id y anunciad a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y los inválidos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen…».

Después de esta lista que Jesús completó, les dijo a los enviados:

«Dichoso el que no se escandalice de mí».

Cuando los enviados volvieron con la respuesta, Jesús alabó grandemente a este precursor, Juan Bautista, del que dijo entre otras cosas, aplicándole las palabras del profeta Jeremías:

«Yo envío mi mensajero delante de ti para que prepare el camino ante ti».

Finalmente, el Evangelio concluye con esta gran alabanza para Juan Bautista, que cada uno de nosotros nos la debemos aplicar, porque como bautizados somos por esencia evangelizadores:

«Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan Bautista».

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista


7 de diciembre de 2025

CONVIÉRTETE: LLEGA EL SEÑOR - Domingo II de Adviento

 

La liturgia rompe el silencio de este domingo con estas palabras: «Pueblo de Sion mira al Señor que viene a salvar a los pueblos. El Señor hará oír la majestad de su voz y os alegraréis de todo corazón».

Preparémonos, pues, a vivir este Adviento buscando un cambio en nuestra vida que nos acerque cada día más a nuestro Dios y Creador.

En la oración del día le pedimos al Dios bueno que, mientras preparamos la Navidad para encontrarnos con el pequeño Jesús, no lo impidan los afanes de este mundo, sino que su sabiduría divina nos dé la gracia de participar en la venida del «Dios con nosotros».

  • Isaías

El profeta quiere llevarnos a la ilusión con la certeza de que habrá un renuevo en el tronco de Jesé y de su raíz brotará un vástago:

«Sobre él se posará el Espíritu del Señor, espíritu de prudencia y de sabiduría, espíritu de consejo y de valentía, espíritu de ciencia y de temor del Señor».

Cuando llegue ese momento, la humanidad entera cambiará y se convertirá en un paraíso donde todos vivirán felices, a pesar de lo que solemos pensar, en los daños terribles que tienen fama de hacerse unos a otros:

«Habitará el lobo con el cordero… la vaca pastará con el oso y sus crías se tumbarán juntas… Aquel día la raíz de Jesé se erguirá como enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles y será gloriosa su morada».

  • Salmo 71

Confiando en la abundancia de paz, bienestar y justicia, el salmista dice así: «Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente… En aquel día Dios librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector. Que su nombre sea eterno y su fama dure como el sol. Que Él sea la bendición de todos los pueblos y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra».

  • San Pablo

En la carta a los romanos el apóstol nos da a entender que todas las Escrituras han sido escritas para enseñanza nuestra, de manera que «nuestra paciencia y el consuelo que dan las Escrituras nos mantenga siempre en la esperanza».

A continuación, San Pablo pide al Señor que Él «que es fuente de toda paciencia y consuelo, nos conceda estar de acuerdo entre nosotros, según las enseñanzas de Jesucristo para que a una voz alabemos a Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo».

Es muy importante acogernos mutuamente como Cristo nos acogió a todos nosotros para gloria de Dios, imitando la actitud de Jesús, «servidor de los judíos», para probar la fidelidad de Dios cumpliendo sus promesas, echas al pueblo judío y «acogiendo a los gentiles para que alaben también a Dios por su misericordia».

  • Verso aleluyático

Es una invitación del evangelista San Lucas que nos pide preparar el camino del Señor «para que todos vean la salvación de Dios».

  • Evangelio

El capítulo tres de San Mateo nos presenta a Juan Bautista anunciando en el desierto de Judá: «Convertíos porque está cerca el reino de los cielos».

Se trata de una referencia lógica al profeta Isaías que decía: «Una voz grita en el desierto: “preparad el camino del Señor, allanad sus sendas”».

San Mateo presenta a Juan como el hombre recio, «vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura y alimentándose de saltamontes y miel silvestre».

Vemos, a continuación, cómo todo el pueblo de Dios, atraído por Juan Bautista, iba al Jordán a recibir el bautismo, confesaban sus pecador y Juan los bautizaba.

Como entre la gente que acudía había muchos fariseos y saduceos que querían bautizarse, Juan les dijo: «Camada de víboras, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el fruto que pide la conversión y no os hagáis ilusiones pensando: “Abraham es nuestro padre”».

Algo muy importante les aclara el Bautista: «Porque os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abraham de estas piedras».

Finalmente, el asceta Juan termina poniendo la confianza en Cristo que viene: «Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego…».

Aprovechamos este Adviento para convertirnos y abrirnos a Jesús que viene a salvarnos.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista