18 de mayo de 2024

SE LLENARON DE ESPÍRITU SANTO -Solemnidad de Pentecostés-

Me encanta la belleza, casi infinita, de las palabras con las que Dios dice que conduce a Israel para llevarlo de Egipto a la tierra de Canaán:

«Ya habéis visto… cómo a vosotros os he llevado sobre alas de águila y os he traído a mí».

De esta manera tan delicada el Espíritu de Dios condujo a su pueblo hacia la libertad.

Admiramos, pues, la ternura de Dios, y, por otra parte, la respuesta del pueblo que, aunque no siempre lo cumplió, le contestó al Señor: «Haremos lo que Él nos diga».

+ Torrentes de agua

«El último día, el más solemne de las fiestas, Jesús, de pie, gritaba:

“El que tenga sed que venga a mí. El que cree en mí que beba. Como dice la Escritura: de sus entrañas manarán torrentes de agua viva”».

Buena introducción son estas palabras de Jesús que se refieren al Espíritu Santo que habían de recibir los que creyeran en Él.

+ Ven Espíritu Santo

La Iglesia nos invita a repetir esta llamada al Espíritu de Jesús «en el nombre de Jesús».

Como Jesús pidió que en su nombre invocáramos al Espíritu Santo, así lo hace la Iglesia repetidamente en estos días y cada uno de nosotros con ella.

  • Hechos de los apóstoles

Nos cuenta San Lucas cómo los apóstoles estaban reunidos, con la Madre de Jesús y otras mujeres, y «vieron aparecer unas lenguas como llamaradas que se repartían posándose encima de cada uno.

Se llenaron todos de Espíritu Santo».

Sabemos que entonces comenzaron a proclamar a Jesús, con la fuerza del Espíritu Santo, y aunque los apóstoles hablaban en su propia lengua «cada uno (de los oyentes) los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua».

  • San Pablo

El apóstol nos enseña que el Espíritu Santo no trae a la Iglesia una igualdad total sino una multitud de dones y carismas muy diversos, pero todos ellos impulsados por el mismo Espíritu Santo:

«Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu. Hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor. Y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos.

En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común».

Toda la Iglesia forma un solo cuerpo con muchos miembros «y todos hemos bebido de un solo Espíritu».

  • Secuencia

Se trata de una súplica poética de la Iglesia al Espíritu Santo al que invoca con cariño, diciéndole: padre amoroso del pobre… divina luz que enriquece… dulce huésped del alma…

Gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos… riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo… Y, finalmente, pide al Espíritu Santo que reparta sus siete dones… Danos el gozo eterno.

  • Evangelio

Nos cuenta San Juan la primera aparición de Jesús, después de la resurrección, que llega lleno de regalos para los suyos:

En primer lugar, la PAZ.

También los envía como misioneros, diciéndoles: «Como el Padre me ha enviado, así os envío yo».

Y. finalmente, les da el Espíritu Santo para que puedan perdonar a los hombres en nombre de Dios:

«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados les quedarán perdonados. A quienes se los retengáis, les que quedan retenidos».

Aprovechemos, amigos todos, esta gran fiesta de Pentecostés para insistir al Espíritu Santo, con la Iglesia de Jesús:

«Ven, Espíritu Santo. Llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor».

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

11 de mayo de 2024

JESÚS ASCENDIÓ, ¿Y QUÉ PASÓ?


La ascensión de Jesús nos la cuenta San Marcos en su Evangelio y San Lucas en el
Evangelio y los Hechos de los apóstoles.

Sin duda fue algo maravilloso en aquel momento y las consecuencias inimaginables.

Admiremos: Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios Padre.

¿Y qué fue de los apóstoles?

  • Hechos de los apóstoles

El relato más importante sobre la ascensión es el de San Lucas en los Hechos.

Los apóstoles rodearon a Jesús y su actitud es totalmente distinta de la que tenía el Señor en estos momentos.

Mientras Jesús piensa en despedirse, ellos viven en la ceguera de su visión muy humana:

«Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?»

Jesús los bendijo y, sin más, empezó a ascender hacia el cielo hasta que una nube, símbolo del Espíritu Santo, lo ocultó:

«Dos hombres vestidos de blanco les dijeron: “Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá” …»

  • Salmo 46

Este es un bello salmo sobre el triunfo del Mesías:

«Dios asciende entre aclamaciones, el Señor al son de trompetas».

Ante el triunfo del Señor, el salmista nos invita a celebrarlo:

«Pueblos todos, batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo… Tocad para Dios tocad. Tocad para nuestro rey, tocad, porque Dios es el rey del mundo; tocad con maestría. Dios reina sobre las naciones».

  • San Pablo

A su manera, San Pablo nos descubre la ascensión de Jesús por los regalos que hizo:

«Subió a lo alto llevando cautivos y dio dones a los hombres».

A cambio de ello, Pablo nos pide: «sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz».

Mantengamos la unidad que trajo Jesús:

«Un solo Señor, una fe, un bautismo. Un Dios padre de todos, que trasciende todo y lo penetra todo y lo invade todo».

  • Verso aleluyático

El gran pedido del Señor:

«Id y haced discípulos de todos los pueblos. Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo».

  • Evangelio

Jesús se apareció a los once y les dijo:

«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación».

El efecto de esta predicación será: «El que cree y se bautice se salvará…»

A continuación, Jesús promete unos signos especiales con los que Él mismo «cooperará confirmando la palabra con las señales que los acompañarán».

«Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios».

Añade el evangelista que ellos fueron a pregonar el Evangelio por todas partes.

Entre estos dos últimos acontecimientos, sabemos que Jesús cumplió su promesa enviando el Espíritu Santo para fortalecerlos y meterles en el pecho el fuego apostólico que los llevó a evangelizar hasta el martirio.

Jesús se fue y la Iglesia creció a un ritmo imparable, impulsada por el Espíritu Santo.

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FELIZ DÍA DE LA MADRE y que cada una de ustedes sean felices y agradecidas con Dios por la vida que les han dado a sus hijos. Dios las bendiga.

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José Ignacio Alemany Grau, obispo