19 de enero de 2025

EL MEJOR VINO PARA EL FINAL

En este segundo domingo del tiempo ordinario, vamos a admirar los milagros del Señor que siempre van unidos a sus enseñanzas.

Ojalá que nosotros sepamos descubrir en el milagro físico la purificación y santidad que Dios quiere de nuestro corazón.

  • Isaías

Podemos decir que hoy canta el amor de Dios a Sion:

«Por amor de Sion no callaré. Por amor de Jerusalén no descansaré».

Al final del párrafo de este día, el profeta concreta el amor de Dios, que llama a Sion «mi favorita», y manifiesta el amor único de Dios para con su pueblo:

«El Señor te prefiere a ti y tu tierra tendrá marido. Como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó. La alegría que encuentra el marido con su esposa la encontrará tu Dios contigo».

  • Salmo 95

El salmista invita a cantar las maravillas del Señor a todas las naciones:

«Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor toda la tierra. Cantad al Señor, bendecid su nombre».

A continuación, invita a todas las familias de los pueblos a aclamar al Señor:

«Aclamad la gloria y el poder del Señor, aclamad la gloria del nombre de Señor».

Y termina ensalzando al Señor:

«El Señor es rey, Él gobierna a los pueblos sabiamente».

  • San Pablo

En la carta a los corintios el apóstol nos habla de las maravillas que hace el Espíritu Santo, que, siendo un solo y mismo Espíritu, produce diversidad de dones en su pueblo:

«Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu. Hay diversidad de ministerios, pero un mismo Espíritu y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos».

  • Verso aleluyático

Manifiesta el amor que Dios nos ha tenido al llamarnos por el evangelio para que compartamos la gloria de Jesús:

«Dios nos llamó por medio del evangelio para que sea nuestra la gloria de nuestro Señor Jesucristo».

  • Evangelio

Posiblemente se trató de un momento difícil, para un pueblo pequeño como Caná de Galilea, al que llegaran muchos invitados; entre ellos, el grupo de los apóstoles con Jesús. Estuvieron en la fiesta y uno de los momentos importantes de la celebración era el beber vino generoso. Posiblemente, con tanta gente en la fiesta, faltó el vino y la Virgen María pronto lo descubrió.

Y dijo a su Hijo: «No les queda vino».

La respuesta de Jesús fue desconcertante:

«Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora».

Parece negativa, pero su madre, que conoce el corazón de Jesús, actúa como si hubiera obtenido un sí por respuesta. Y dice a los sirvientes:

«Haced lo que Él os diga».

En este diálogo, aparentemente negativo, vemos la seguridad de la Madre que pide y del Hijo que no puede negarle nada. Y dice Él a los sirvientes que llenen de agua las seis tinajas de piedra, de cien litros cada una.

Las llenaron.

Realmente fue una cantidad muy abundante, tratándose de un pueblo pequeño, pero era el primer milagro que hacía Jesús y fue a petición de su Madre.

¡Seiscientos litros de vino generoso!, que hizo exclamar al maestresala:

«¡Todo el mundo pone el vino bueno y cuando ya están bebidos el peor! Tú, en cambio, has guardado el vino bueno» para el final.

Admiramos que este primer milagro de Jesús lo hace a petición de su Madre santísima; lo cual ha destacado siempre la Iglesia para ponderar la devoción a la Virgen María invitándonos a invocar su Perpetuo Socorro.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista

11 de enero de 2025

EL BAUTISMO DE JESÚS

La mejor introducción para este día la tomamos del prefacio:

«En el bautismo de Cristo en el Jordán has realizado signos prodigiosos para manifestar el misterio del nuevo bautismo, hiciste descender tu voz desde el cielo para que el mundo creyese que tu palabra habitaba entre nosotros y por medio del Espíritu, manifestado en forma de paloma, ungiste a tu siervo Jesús».

  • Isaías

Nos presenta al Siervo de Yavé: «Mirad a mi siervo a quien sostengo; mi elegido a quien prefiero, sobre él he puesto mi Espíritu para que traiga el derecho a las naciones…

Yo te he puesto como alianza de un pueblo, luz de las naciones para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión…».

Estas palabras se las aplicará Jesús cuando vaya a Nazaret y se presente ante su propio pueblo como Mesías.

  • Salmo responsorial 28

Se trata de un himno que alaba la grandeza infinita de Dios y está por encima de las tormentas que suceden en el mundo. Frente a todo esto la gran invitación a la alabanza:

«Hijos de Dios aclamad al Señor, aclamad la gloria y el poder del Señor, aclamad la gloria del nombre del Señor, postraos ante Él en el atrio sagrado».

Esta alabanza se debe al Señor porque es «Rey eterno. Él da fuerza a su pueblo y lo bendice con la paz abundante».

  • San Juan

Nos da esta preciosa lección: «Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios y todo el que ama a Dios, que da el ser, ama también al que ha nacido de Él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. Pues en esto consiste el amor a Dios: en que guardamos sus mandamientos».

Buena lección la del apóstol para encaminarnos hacia Dios. Cumpliendo los mandamientos por amor servimos a Dios y lo manifestamos amando al prójimo.

  • Verso aleluyático

Refiriéndose al momento en el que el precursor vio a Jesús entre la multitud nos invita a la alabanza diciendo: «Este el cordero de Dios que quita el pecado del mundo».

Estas palabras las repetirá la liturgia durante la Santa Misa, a la hora de comulgar.

  • Evangelio

El Evangelio del ciclo C nos invita a profundizar en las distintas clases de bautismo.

En efecto, es muy antiguo el rito de bautizar al que está arrepentido de sus pecados, sea de la religión que sea. El mismo Juan nos dice: «Yo os bautizo con agua»; y el mismo Juan es quien marca la diferencia entre el bautismo que él hace y el que va a instaurar Jesús:

«Viene el que puede más que yo y no merezco desatarle la correa de su sandalia. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego».

El evangelista dice, a continuación, que en un bautismo general Jesús también se bautizó como uno de tantos: «Y mientras oraba se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre Él en forma de paloma y vino una voz del cielo: “tú eres mi Hijo el amado, el predilecto”».

De esta manera, el bautista nos hace la diferencia grande entre el bautismo de penitencia que él realizaba y el bautismo que inaugurará Jesús como el primero y más importante de los Sacramentos.

Los invito a todos ustedes, amigos, a recordar y renovar su propio bautismo y dar gracias a Dios ya que por medio de Él han recibido la vida divina. Si perseveramos en ella tenemos asegurada la salvación eterna.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista

4 de enero de 2025

LA LECCIÓN DE LOS MAGOS


Les invito, amigos, a profundizar en la liturgia de este día en tres puntos que creo muy importantes.

El primero es la liturgia del día, el segundo la lección humana de los magos y el tercero la lección de fe de ellos mismos. Espero que nos aproveche para nuestro crecimiento en las relaciones con Dios.

I La liturgia

  • Isaías

El gran profeta se ilusiona admirando la belleza de Jerusalén con la luz del Señor que se realizará algún día con la venida de múltiples pueblos y reyes que harán famosa a Jerusalén.

Todo esto envuelto con la gran luz que brota del mismo Dios:

«Levántate, brilla Jerusalén que llega tu luz, la gloria del Señor amanece sobre ti».

El profeta sueña con el momento en que vendrán los reyes trayendo incienso y oro a la gran ciudad.

  • Salmo responsorial 71

«Recoge la misma idea: los reyes de Tarsis y de las islas le pagarán tributo. Los reyes de Saba y Arabia le ofrecerán sus dones…»

  • San Pablo

Hace la gran revelación al enseñar su conocimiento y la seguridad de que la salvación no va a ser solamente para el pueblo de Israel, sino también para los gentiles que participarán «de las promesas en Jesucristo por el Evangelio».

  • Verso aleluyático

Canta la alegría de los Magos al ver la estrella de Jesús y su camino para encontrarse con el Redentor.

  • El Evangelio

Lo meditaremos en las dos partes siguientes de esta reflexión.

II La búsqueda humana de los Magos

Nos cuenta San Mateo que unos Magos advertidos milagrosamente por Dios del nacimiento del Mesías se pusieron en camino. Estos “magos de Oriente” ponen todos los medios humanos para encontrarse con el Mesías: durante un tiempo se preparan buscando entre las estrellas los signos del cielo que hablan del Mesías. Después, toman unos obsequios especiales para llevárselos a este Mesías que desconocen en realidad.

Finalmente se ponen en camino pensando que el recién nacido debe estar en el palacio del rey que era entonces Herodes.

Llegados a Jerusalén preguntan: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido?». Ellos están muy seguros «porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo».

Al enterarse Herodes «se sobresaltó y todo Jerusalén con él».

Como no sabía nada convocó a los sumos sacerdotes y escribas del país y les preguntó qué decían las escrituras sobre el nacimiento del Mesías. Ellos contestaron que en Belén de Judá y le citaron al rey la profecía muy conocida por ellos:

«Y tú Belén, tierra de Judea no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judea, pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel».

Siguiendo en este ambiente, Herodes, con astucia y maldad, habla en secreto con los magos para que le digan cuándo apareció la estrella y los mandó a Belén diciendo «id y averiguad cuidadosamente que hay del niño y cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo».

Los Magos después de oír al rey se ponen en camino hacia Belén.

III Lección de fe

Cuando han puesto todos los medios humanos interviene Dios: «De pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a posarse encima de donde estaba el niño» que ya no estaba en una cueva, sino en una de las casitas de Belén.

Al ver la estrella los magos se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, «vieron al niño con María su madre...».

Ahora sí, admiramos la grandeza de Dios que tocó el corazón de aquellos hombres:

«Cayeron de rodillas y lo adoraron».

Admirable poder de la gracia que les hizo conocer que, en aquel niñito, aparentemente como otro cualquiera, estaba el Señor.

Después abriendo sus cofres le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.

En estos regalos ve la Iglesia simbolizados en el oro la realeza, en el incienso a Dios y en la mira al hombre que sufre.

Para completar la escena termina San Mateo diciendo que los magos «habiendo recibido en sueños un oráculo para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino».

Amigos, la gran lección de los magos consiste en que tenemos que poner todos nuestros medios humanos para actuar y cuando el Señor lo crea conveniente pondrá, si es preciso, medios sobrenaturales para que realicemos nuestra misión.

 

José Ignacio Alemany Grau, Obispo Redentorista