17 de noviembre de 2018

Y JESÚS VOLVERÁ

Todos conocemos las ideologías que se están levantando para llenar de confusión la humanidad.
Muchos andan hoy desorientados preguntando, o quizá ya ni preguntan:
¿Dónde está la verdad?
¿Con quién vamos?
Se acerca el final del año litúrgico y la Iglesia nos invita a meditar las postrimerías; es decir, en lo que vamos a encontrarnos todos, cuando acabe el tiempo de cada uno de nosotros en el mundo.
  • Daniel
Profetiza la llegada de tiempos muy difíciles.

Esto, que ha pasado muchas veces en la historia de la humanidad, está sucediendo ahora de una manera especial.
El enviado de Dios para salvar su pueblo, es decir, a los suyos, será el arcángel “Miguel el gran príncipe que se ocupa de los hijos de tu pueblo”.
Daniel nos habla de una resurrección real “del polvo”:
Unos para la vida eterna y otros para el castigo que concreta así, “para vergüenza e ignominia eterna”.
Esto es fuerte y claro.
Evidentemente que Daniel nos lleva a pensar en el juicio del que habla Jesús en Mt 25.
¿Qué consejos y recompensa prepara Dios?
Para los “sabios y los que enseñaron la justicia brillarán como el sol y las estrellas en el cielo”.
Será prudente concluir:
Me conviene desde ahora ponerme a investigar y transmitir la Sabiduría que viene de la Palabra de Dios.
  • Salmo 15
Ante la realidad que sobrevendrá a cada uno de nosotros, el Señor mismo por medio de este salmo, nos invita a la oración, echándonos en sus manos misericordiosas:
“Protégeme Dios mío que me refugio en ti”.
Reza con devoción estos versículos maravillosos que te invitan a poner toda tu confianza en el Señor que ha querido ser tu tesoro, “tu herencia” y te llenará de alegría:
“Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha”.
Te repito que se trata de un salmo precioso y te invito a meditarlo todo entero este domingo.
Ten presente que el día de Pentecostés, San Pedro, se referirá a este mismo salmo cuando hable de la resurrección de Jesucristo.
Pidamos que también un día sea realidad nuestra feliz resurrección.
  • Hebreos
Hoy leemos por última vez en este ciclo B del año la preciosa carta a los Hebreos de autor desconocido, posiblemente de Pablo.
Se trata del sacerdocio de Jesús que, por ser Dios verdadero, hizo una sola ofrenda de sí mismo para el perdón de los pecados de toda la humanidad y ahora, “sentado a la derecha del Padre”, espera feliz el fruto de su entrega: la salvación eterna para todos los consagrados por Él.
  • Verso aleluyático
Este versículo recoge una parte de Lc 21,36 que nos aconseja:
“Estad, pues, despiertos en todo tiempo pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre”.
Buen resumen del tema del día.
Pidámoslo con fe al Señor.
  • Evangelio
No es fácil comprender este capítulo de San Marcos porque mezcla el fin del mundo con el fin de Jerusalén; es decir, la segunda venida o parusía de Jesús y la destrucción de la ciudad que aconteció pocos años después de su crucifixión.
Por otra parte habla con palabras enigmáticas como las que usan los profetas en el género apocalíptico.
De todas maneras queda claro que Jesús es el Señor y que vendrá a juzgar en nombre de Dios a la humanidad.
También queda claro que Jesús no ha dicho cuándo será ese fin del mundo por lo que no hay que creer a los agoreros que continuamente asustan a la humanidad poniendo fechas según su capricho:
“En cuanto al día y la hora nadie lo conoce ni  los ángeles del cielo, ni el Hijo, solo el Padre”.
Lo prudente es vivir bien y esperar siempre con fe y confianza la misericordia de Dios que ya ha hecho lo más importante: darnos a Jesús.

José Ignacio Alemany Grau