6 de octubre de 2018

¿MATRIMONIO CON O SIN DIVORCIO?

¿MATRIMONIO CON O SIN DIVORCIO?

Los fariseos dicen a Jesús que Moisés “permitió escribir el acta de divorcio y repudiar a la mujer”.
Jesús les dice:
“Por vuestra dureza dejó escrito Moisés ese precepto. Pero al principio…”
¿Qué pasó al principio?
  • Génesis
Bajo unas bellísimas comparaciones el Génesis presenta al hombre buscando, entre todos los vivientes, uno semejante que le haga feliz.
Dios pasa ante él como en visión a todos los animales de la tierra y Adán “les iba poniendo nombre”, es decir, tomando posesión y dominio de todos ellos.
No olvidemos que el que pone nombre es dueño.
Y Adán “no halló a ninguno como él  que le ayudara”.
Dios dice:
“Voy a hacerle alguien como él que le ayude”.
Para indicar que la mujer es semejante a él tomó una parte noble del cuerpo de Adán e hizo una “belleza” que fuera compañía y ayuda del hombre.
El comentario bíblico es hermoso y descriptivo:
“Por eso abandonará el varón a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne”.
Es la entrega total del hombre a la mujer y viceversa:

Amor y fecundidad.
¡Maravilloso!
El divorcio o repudio no tiene nada que ver con la belleza matrimonial querida por Dios y que más tarde Jesús elevará a sacramento en la Iglesia fundada por Él y un precioso símbolo de su amor que da la vida por su esposa la Iglesia.
El matrimonio es bello pero con tal que tenga los valores humanos y, entre católicos, con el sacramento que los pone en camino de espiritualidad “en el que los dos se ayuden en la fe”.
La dureza del corazón de los hombres ha llevado a vivir de una manera muchas veces tan contraria a la esencia del matrimonio creado por Dios.
El pecado lo malogra todo entre los hombres, también el matrimonio.
Dios no hizo el mal, este es fruto del pecado que se aparta del mandato divino.
A nuestra pregunta: ¿matrimonio con o sin divorcio?, hay que responder:
¡Matrimonio con amor!
  • Hebreos
El párrafo de los Hebreos nos deja entender que habla de otra fecundidad más profunda que la simplemente humana.
Se trata del matrimonio fruto de la redención de Cristo que se desposó con la Iglesia para llevar “una multitud de hijos a la gloria”.
  •   Aleluya
El amor es la seguridad de todo lo humano y lo divino.
El matrimonio que vive del amor no encontrará tropiezo que lo separe. 
El amor nos hace felices entre nosotros y con Dios a través de Jesucristo:
“Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud”.
  • Evangelio
¡Cosas de niños!
El Evangelio, después de hablar del matrimonio, bastante despectivamente por parte de los fariseos, nos habla de los niños:
Traen a Jesús unos pequeños para que los bendiga.
La Iglesia aprendió de Jesús a bendecir y cuidar a los niños en la época que son más inquietos y suelen molestar bastante.
Los discípulos quieren impedir que lleven los niños hasta Jesús para que no le molesten.
Jesús les da una lección:
“Dejen que los niños se acerquen a mí: no se lo impidan:
De los que son como niños es el Reino de los cielos”.
Es lo que recordaba santa Teresa del Niño Jesús en esta semana: la infancia espiritual.
Ese caminito de sencillez y paz con todos, que no guarda resentimiento con nadie y… que también hace feliz al matrimonio cristiano.

José Ignacio Alemany Grau