21 de octubre de 2017

CADA UNO EN SU SITIO Y DIOS SOBRE TODOS

 Reflexión homilética para el XXIX domingo del Tiempo Ordinario, ciclo A

Los fariseos de hoy han alejado a Dios de la sociedad.
Son tan creídos que se bastan ellos solos para hacer un mundo distinto.
Sacaron a Dios y sus mandamientos porque les estorbaban y han puesto sus propios mandamientos con los que oprimen a todos.
Podemos creer que estos hombres son todopoderosos. Sin embargo, a través
de ellos, el único Señor de la historia llevará adelante su plan sobre la humanidad.
El orgullo humano se hundirá y Dios triunfará.
*       Isaías
Hoy nos habla el segundo Isaías que acompaña a Israel en el destierro. No olvidemos que hubo tres profetas con este único nombre, uno antes y el otro después del destierro.
Nabucodonosor llevó al destierro al pueblo de Dios. Humillados y fieles vivieron muchos en tierra extraña, con fe, y cumpliendo los mandatos del Señor.
Hoy Isaías nos presenta a Ciro y lo llama “el Ungido del Señor”.
¿Por qué ungido si era un pagano?
Este rey buscó la paz para todos los pueblos y dio libertad al pueblo de Israel para que rehiciera su cultura, su unidad y su fe en Dios.
Isaías glorifica al Señor y pone en sus labios:
“Yo soy el Señor y no hay otro. Fuera de mí no hay Dios”.
No hay otro porque Él sabe mover los corazones sanos para realizar sus obras.
¡Qué hermoso!
“Te pongo una insignia aunque no me conoces”.
Ciro, de hecho, no conoce a Dios porque es pagano, pero Dios sí lo conoce.
Amigo, Dios te conoce. Ojalá tú reconozcas de verdad a tu Señor.
No olvidemos que hay paganos que, por seguir su conciencia sencilla, glorificarán a Dios mejor que quienes nos llamamos católicos y casi no conocemos a Dios.
*       Salmo 95
Es un himno de alabanza muy bello.
Nos pide:
+ Cantar a Dios y contar sus maravillas.
+ Nos recuerda que Dios es más grande y digno de alabanza que todos.
+ Todos los pueblos, como una sola familia, llegaremos un día a cantar la gloria del Señor.
+ Adoremos a Dios y proclamemos su grandeza.
Podemos terminar con esta expresión del salmo que nos hace ver a Dios como dueño de la historia:
“El Señor es Rey, Él gobierna a los pueblos rectamente”.
*       San Pablo
Pablo admira la vida de los Tesalonicenses cuya carta comenzamos hoy:
“Ante Dios nuestro Padre, recordamos sin cesar la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y el aguante de vuestra esperanza en Jesucristo, nuestro Señor”.
A continuación el apóstol justifica su alabanza haciendo ver que “cuando se proclamó (entre ellos) el Evangelio, no hubo solo palabras sino además fuerza del Espíritu Santo y convicción profunda”.
Amigos, así se evangeliza. Con el poder del Espíritu Santo y teniendo una convicción profunda en lo que predicamos.
Por suerte en este mundo difícil, como en todos los tiempos pasados y futuros, nunca le ha faltado al mundo a donde mirar, si tiene voluntad de buscar la verdad: son las comunidades de la Iglesia de Jesús donde se glorifica a Dios y se ama a los hombres de verdad.
*       Evangelio
¿Quién entiende el corazón del hombre?
Los fariseos odian a Roma y la humillación de tener que pagarle tributos.
Sin embargo ellos mismos gritaron a Pilato contra Jesús diciendo:
“No tenemos más rey que el César”.
Hoy para tener de qué acusar a Jesús le hacen una pregunta difícil porque si responde que hay que pagar tributo, el pueblo se irá contra Jesús y si dice que no, los romanos que expiaban por todas partes, podrían apresarlo.
La respuesta de Jesús los dejó desconcertados:
“Pagad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.
El papel de la Iglesia en la sociedad de hoy está claro:
Dar a la sociedad lo que le pertenece. Sí.
Pero dar a Dios honor y gloria como se merece por ser el único Creador y Señor de la historia.

José Ignacio Alemany Grau, obispo