29 de diciembre de 2016

MARÍA CONSERVABA… EN EL CORAZÓN

Reflexión homilética para la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, ciclo A
Si Jesús es el Corazón del año litúrgico, María es su Madre, la Madre del Corazón de Jesús.
¿Cómo lo consiguió?
María prefirió mantenerse virgen. Por eso cuando el ángel le habló de un hijo, le contestó: “no conozco varón”. Y esto no por no conocer varones, ya que había muchos en Nazaret como en todos los pueblos. Tampoco porque no pensara casarse porque ya estaba desposada y pronto se casaría con José.
Había algo más que ella quiso ofrecer a Dios: quería tener un corazón intacto y consagrado únicamente para Él.
Precisamente por eso Dios la eligió y la predestinó. Le ofreció la Maternidad divina, pero al mismo tiempo no le quitó la virginidad.
María es Madre y Virgen.
María es Virgen antes, durante y después del parto. Así lo ha enseñado siempre la Iglesia. No porque sea malo ser madre y tener hijos, sino porque Dios quiso privilegiar a María de una manera especial. Esto lo puedes leer en el Catecismo de la Iglesia Católica (496):
“La Iglesia ha confesado que Jesús fue concebido en el seno de la Virgen María únicamente por el poder del Espíritu Santo, afirmando también el aspecto corporal de este suceso: Jesús fue concebido "absque semine ex Spiritu Sancto" (Cc Letrán), esto es, sin elemento humano, por obra del Espíritu Santo”.
Añade el mismo Catecismo (499):
“La profundización de la fe en la maternidad virginal ha llevado a la Iglesia a confesar la virginidad real y perpetua de María incluso en el parto del Hijo de Dios hecho hombre. En efecto, el nacimiento de Cristo "lejos de disminuir, consagró la integridad virginal" de su Madre. La liturgia de la Iglesia celebra a María como la "Aeiparthenos", la "siempre-virgen".
El Catecismo de Ripalda, aclara bellamente cómo habría sido el parto:
“Jesús salió del vientre de la Virgen como el rayo del sol por el cristal sin romperlo ni mancharlo” (85).
Es de fe, pues, que la virginidad de María fue un regalo que Dios quiso hacerle.
Insistimos nuevamente en que María es verdadera Madre de Jesús, porque le dio a Él lo que toda madre da a su hijo: el cuerpo.
Creemos que en el momento de la concepción de todo hombre, Dios pone el alma. En el caso de la concepción de Jesús, a ese cuerpo y alma humana se unió la Segunda persona de la Santísima Trinidad. Y así Jesús es verdadero hombre y verdadero Dios.
Esta Maternidad divina de María es lo que hoy celebramos en la liturgia.
1.             Por su parte el Evangelio nos ha recordado la escena de los pastores visitando a María y a José y contando todas las maravillas que habían visto y oído.
Lucas nos recuerda la actitud de María:
“María conservaba todas estas cosas meditándolas en su corazón”.
Finalmente el Evangelio de hoy añade que a los ocho días lo circuncidaron y le “pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción”.
Esta solemnidad que celebramos el primer día del año corresponde a la octava de Navidad que la Iglesia, después de haber contemplado en estos días el nacimiento de Jesús, ha querido dedicar a su Madre Santísima.
2.            En este día también quiero compartir con ustedes otros pensamientos:
Se nos acaba el año 2016 y será bueno que agradezcamos a Dios día por día, por sus misericordias con nosotros, y especialmente habernos conservado la vida.
También es bueno que con sencillez y humildad recordemos los pecados cometidos, nos arrepintamos sinceramente y emprendamos con optimismo el camino hacia el futuro.
Esto nos lleva a agradecer también a Dios el comienzo del nuevo año. Por supuesto que es una manera humana el dividir el tiempo en años, meses, días, horas, etc.
Pero es una forma de responsabilizarnos mejor del tiempo que Dios nos regala. Y organizándonos podamos aprovecharlo mejor.
Contemplando el año que Dios nos ofrece, será bueno recordar las palabras de san Agustín:
“Canta y camina”.
Es decir, pon alegría, ilusiones, amor y esperanza y compártelos con los tuyos, sobre todo en el año que empieza. Así tú mismo te prepararás un feliz año nuevo que yo también te deseo.
3.            Por otra parte la humanidad entera llegó a un acuerdo de celebrar, el 1 de enero, como el día de la paz.
De hecho vivimos sin paz.
La mayor parte de la humanidad ha roto la paz con Dios. También entre los hombres la hemos roto, incluso la hemos roto dentro de nosotros mismos.
Pidamos al buen Dios que nos permita a todos construir la paz porque es una de las bienaventuranzas de Jesús: “bienaventurados los que construyen la paz porque ellos serán llamados hijos de Dios”.
Finalmente, en este tiempo de tantos ataques a la familia, a la vida y a la persona, miremos a la Sagrada Familia de Nazaret que en estos días la liturgia nos propone como el modelo que Dios quiere para todos sus hijos.
En Jesús, María y José encontraremos el verdadero ejemplo de hijos, madres y padres que todos añoramos.
Feliz Año 2017.

José Ignacio Alemany Grau, obispo

24 de diciembre de 2016

HOY NOS HA NACIDO EL SALVADOR

Reflexión homilética para La Natividad del Señor, ciclo A
Este año la Navidad cae en domingo.
En esta gran fiesta la Iglesia nos presenta tres esquemas diferentes para la celebración en las distintas horas.
El primero está orientado para la celebración de media noche (la Misa de Gallo).
El segundo es para el amanecer y el tercero para el día.
Vamos a comenzar comentando el prefacio que como sabes suele orientar el mensaje central  del día.
*        Prefacio
En el misterio de hoy celebramos que Cristo, sin dejar la Gloria de Dios, se hace presente entre nosotros.
Si como Dios era invisible, al hacerse hombre es visible.
El Eterno, entrando en el tiempo, comparte nuestra vida temporal para asumir todo lo creado y reconstruir lo que había destruido el pecado. De esta manera nos abrió las puertas del Reino de los cielos.
Esto es lo esencial del misterio.
Completemos. ¿Qué sucedió en el nacimiento del Verbo encarnado?
Jesús, como Dios, tiene la misma naturaleza del Padre y del Espíritu Santo. Cada una de las tres Personas posee toda la grandeza de Dios.
Toda su naturaleza, toda su Divinidad.
Al hacerse hombre, por un milagro del Espíritu Santo, el Verbo se encarnó en la Virgen María sin intervención de ningún hombre.
María Virgen le da el cuerpo, como toda madre, a su Hijo. Y Dios, como Él hace con toda criatura humana, le infunde un alma. De esta manera Jesús es hombre perfecto. A esta humanidad se une la Segunda Persona de la Trinidad.
Por eso Jesucristo tiene dos naturalezas: una humana y otra divina.
Y tiene una sola Persona Divina: la Segunda Persona de la Santísima Trinidad.
Admira esta maravilla:
Jesucristo sufre como hombre y merece como Dios.
Precisamente para eso se encarnó, ya que era la única manera de redimirnos del pecado.
Medita pues: ¡Jesucristo sufre como hombre y merece como Dios!
*        El Evangelio
Se centra en la encarnación.
El primer esquema es el de San Lucas y el segundo es de San Juan.
Evidentemente que lo esencial es lo mismo, pero Lucas habla a la imaginación y Juan nos presenta la más alta teología.
*Evangelio de Lucas
Cada detalle del relato es hermoso y profundo.
Hay un censo decretado por el emperador Augusto.
José, y María que está encinta, tienen que ir a Belén. Llegando a Belén María siente que ha llegado su hora y da a luz a su primogénito.
Recordemos que el primogénito es el primer hijo aunque no haya otros después.
Con el cariño de Madre, María había preparado los pañales y sobre ellos colocó al Niño.
Lucas advierte que no encontraron sitio en la posada sea por la multitud que acudió por el censo o porque no encontraron un lugar apropiado.
La soledad de María y de José en una cueva fue interrumpida de pronto por unos pastores que, mientras velaban en la noche, oyeron a los ángeles cantando y anunciándoles una gran noticia, “alegría para todo el pueblo”:
“Hoy en la ciudad de David os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”.
Recuerda que en esa pequeña ciudad había nacido David, el gran precursor del Mesías.
Los ángeles cantaron: “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor”.
Estos hombres sencillos no discutieron, sino que se fueron felices a la cueva a contar todo lo que habían visto y oído.
Imagina la alegría de María y de José cuando, a pesar de la vivienda tan humilde, les llegó el mensaje de Dios a través de los pastores.
*Evangelio de Juan
Lo escucharemos en el tercer esquema de Navidad. Te invito a tomar el Evangelio en tus  manos.
Es muy profundo pero no temas.
“Al principio existía el Verbo…”
Ese Verbo es la Segunda Persona que lo creó todo y “sin Él no se hizo nada de cuanto fue hecho”.
Después de la descripción maravillosa de la Divinidad de Jesús, termina el párrafo con esas palabras que repetimos diariamente:
“Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”.
Un misterio grandioso para que lo medites no solo en el nacimiento (o Belén) de tu parroquia sino también en el de tu casa.
*        Verso aleluyático
El tercer esquema de hoy nos felicita y anima:
“Nos ha amanecido un día sagrado, venid naciones, adorad al Señor, porque hoy una gran luz ha bajado a la tierra”:
¡FELIZ NAVIDAD PARA TODOS!
Unidos en familia glorifiquemos a Jesús Verbo encarnado y agradezcamos al Padre la ternura que derramó sobre nosotros por el Espíritu Santo: ¡lo encontramos en los brazos de María!
José Ignacio Alemany Grau, obispo

16 de diciembre de 2016

VA A ENTRAR EL SEÑOR

Reflexión homilética para el IV Domingo de Adviento, ciclo A
Este domingo es como la puerta a la Navidad.
Todo se vuelve admiración ante el nacimiento de un hombre que ha sido llamado, siglos antes,  “Emmanuel”, es decir, el “Dios con nosotros”.
Revivamos con fe y amor, en estos días, lo que ya pasó: el misterio del Verbo encarnado.
Esta invitación nos la hace de una manera particular el salmo responsorial (23).
*        Va a entrar el Señor, Él es el Rey de la gloria
Todo cuanto existe lo ha hecho Él. Por eso la tierra y cuanto la llena y sus habitantes y los ríos y los mares, todo le pertenece. De ahí que toda la creación debe aclamar al que entra en el mundo por la cueva de Belén.
*        El profeta Isaías
Nos cuenta el libro de este profeta que el rey Acaz se negó a pedir a Dios una señal de su victoria. El mismo Señor le hace la gran promesa que ahora recordamos:
“Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel que significa Dios con nosotros”.
Esta señal que no quiso pedir el rey Acaz es ahora la alegría de la humanidad:
¡Dios cumplió su palabra!
*        San Pablo a los romanos
-El párrafo citado es el inicio de la carta. En él se presenta como el apóstol del Evangelio.
Según Pablo Jesucristo lo nombró apóstol. De ahí que tantas veces al citarlo se le llame “el Apóstol”, e incluso, sin ser de los doce, se le incluye en la lista de los apóstoles junto a Pedro.
-Este Evangelio es el mismo que ya fue anunciado al pueblo de Israel por los profetas en el Antiguo Testamento.
-Jesucristo es descendiente de David (hijo del hombre) y es también hijo de Dios consagrado por el Espíritu Santo y manifestado en la resurrección.
-Jesucristo, personificación del Evangelio, no solamente es para los judíos sino también para los gentiles.
-A quienes acogen el Evangelio Pablo los llama “santos” en varias oportunidades porque ellos responden al llamado de Dios en la obediencia de la fe.
-Nosotros, como aquellos primeros gentiles de Roma, hemos sido llamados para vivir el Evangelio y pertenecer al pueblo de Dios.
*        Verso aleluyático
Nos recuerda de una manera concisa las palabras de Mateo que recogen las de Isaías:
“La virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, Dios con nosotros”.
Como podemos darnos cuenta este es el texto fundamental de hoy y, como nunca sucede en la liturgia, lo encontramos citado tres veces en la liturgia de la Palabra.
*        Evangelio
En el Evangelio San Mateo nos narra que “la concepción de Jesús fue de esta manera…”.
Son muchos los detalles que podemos meditar en este importante párrafo. Nos fijamos en algunos para nuestra meditación.
-María es verdadera Madre de Jesús.
Ella estaba ya desposada con José aunque no habían celebrado el matrimonio y por tanto no vivían juntos formando familia.
-Antes de vivir juntos María quedó encinta por obra del Espíritu Santo.
-José, esposo verdadero, no podía entender lo que pasaba, porque María guardaba un secreto absoluto.
-José quería mucho a María y tenía todos los motivos para ello. Como no entendía nada decidió dejarla en secreto para evitar la difamación:
¡Cuánta delicadeza en todas estas actitudes de José y de María!
-El ángel del Señor aclara en sueños todo a José:
“No tengas reparo en llevarte a María a tu casa porque la criatura que tiene viene del Espíritu Santo”.
El ángel pide a José que sea el padre de este niño con estas palabras:
“Le pondrás por nombre Jesús”.
-De nuevo encontramos el mismo texto que es el de Isaías:
“La virgen concebirá y dará a luz…”.
Cuando se despierta José realiza todo lo que el Señor le había mandado por el ángel.
No se trataba de un simple sueño sino de una manifestación clara de la voluntad de Dios que José, con el don de discernimiento que poseía, pudo interpretar.
Este fue el medio normal de los mensajes de Dios a José: el anuncio del ángel mientras dormía. Finalmente José, el bueno, “se llevó a casa a su mujer”.
Amigos, tomemos este texto de Isaías como una luz para caminar en este tiempo que nos queda de adviento.

José Ignacio Alemany Grau, obispo

9 de diciembre de 2016

¡ALEGRÍA!: SE ACABÓ EL DESTIERRO

Reflexión homilética para el III Domingo de Adviento, ciclo A
Hoy es el domingo de la alegría y de la esperanza.
Los que tienen dentro de la corona de Adviento las velas moradas, hoy cambian la tercera velita por una de color rosado que indica la alegría y la seguridad que nos trae a todos el Mesías prometido por Dios que nos viene a redimir.
A nosotros ya nos redimió Jesús pero recordamos con amor la felicidad de su presencia y aprovechamos su sangre redentora que colmó nuestra esperanza.
Esta alegría es la que quiere traernos de una manera especial el tercer domingo de Adviento, domingo de alegría y cercanía con Jesús que vino, viene y vendrá.
*       El Evangelio
Nos presenta a Juan el Bautista que no era precisamente una “caña sacudida por el viento”. Tampoco vestía lujosamente, pero era más que un profeta.
Jesús dijo de él que ningún nacido de mujer era más grande que el Bautista.
A este gran predicador lo metieron en la cárcel y un buen día envió a discípulos suyos para que preguntaran a Jesús:
“¿Eres tú el que ha de venir o esperamos a otro?”
No sabemos si el Bautista dudaba de Jesús o si lo que pretendía era confirmar a sus discípulos en la fe, porque ya sabemos cómo varias veces Juan dio testimonio público sobre Jesucristo.
La respuesta de Jesús es indirecta porque lo hace citando al profeta Isaías: “aquel día oirán los sordos las palabras del Libro; sin tinieblas ni oscuridad verán los ojos de los ciegos. Los oprimidos volverán a alegrase en el Señor y los pobres se llenarán de júbilo”. Para concluir que se están cumpliendo en Él las profecías sobre el Mesías.
La lección de este día de Adviento que debemos aprovechar es por un lado la verdadera conversión del corazón y por otro la fidelidad hasta la muerte.
Ese es el ejemplo del gran Juan Bautista que selló su apostolado al servicio de Cristo con el martirio.
*       Santiago
Nos invita a tener paciencia, esa virtud que nos suele faltar a todos, especialmente cuando hay un insulto, una cola larga, un “vuelva mañana” o frente a la injusticia.
Paciencia es la ciencia de la paz en el alboroto.
Imitemos al campesino que expone la semilla a la sequía y a la lluvia o a las plagas: ¡cuánta paciencia! Y al final, una granizada se lleva todo… o el trigo alegra los graneros.
También nos pide Santiago que imitemos a los profetas que hablaban del lejano Mesías y tantas veces por ese motivo eran perseguidos.
El Señor es quien nos juzgará. Mientras tanto mantengamos serenidad y paz porque Dios no falla y el fruto de la encarnación es para todos.
*       Aleluya
El Señor está sobre ti desde el bautismo y te ha enviado… ¿a dónde?
Todos tenemos una misión y durante ella tenemos que evangelizar.
*       Salmo responsorial
Es una invitación a poner nuestra confianza únicamente en el Señor y alabarlo toda nuestra vida.
Los seres humanos, aunque sean príncipes y tengan poder, “no nos pueden salvar, exhalan el espíritu y vuelven al polvo”… pero el Señor sí. Él es el todopoderoso que “hace justicia… liberta… da pan… devuelve la vista a los ciegos”. Él permanece siempre, “es Dios y reina eternamente”.
Trabaja por el bien y recuerda que la única recompensa que vale la pena, te la dará Dios.
*       Primera lectura
Es de Isaías y canta la alegría del regreso de Babilonia:
Todo son bendiciones del Señor y felicidad de los desterrados que vuelven a Jerusalén.
Este capítulo (15) que pretende recoger la alegría de los que vuelven felices a su patria… y hasta la naturaleza se hace eco de esa felicidad.
Hoy recoge la liturgia estos momentos para invitarnos a una alegría profunda a nosotros, “los desterrados hijos de Eva” para que lleguemos a la patria del cielo donde todo será gozo, himnos, salmos y felicidad.
Qué bella descripción hace de esto Isaías.
“Llegarán a Sión con cantos de júbilo: alegría sin límites en sus rostros. Los dominan el gozo y la alegría. Quedan atrás las penas y la aflicción”.
Por aquí quiere la liturgia que camine la verdadera alegría de los hijos de Dios redimidos por el Mesías, Jesucristo.

José Ignacio Alemany Grau, obispo