5 de agosto de 2016

SI TIENES FE, ESPERA

Reflexión homilética para este XIX domingo del tiempo ordinario, ciclo C
*        Para entender la primera lectura del libro de la Sabiduría hay que tener en cuenta que la muerte de los primogénitos egipcios era una especie de respuesta del cielo por la muerte de los pequeños que mandó matar el faraón porque el pueblo hebreo se robustecía.
La noche de la liberación los hebreos no ven morir a sus primogénitos gracias a la sangre del cordero con que pintaron sus puertas y corrales.
Ese cordero, de todas maneras, es figura del Cordero de que hablaba Juan Bautista: el que “quita los pecados del mundo”.
Todo esto ha comenzado con un anuncio profético:
“La noche de la liberación se les anunció de antemano a nuestros padres, para que tuvieran ánimo”.
Por aquí anda la lección que la liturgia quiere que aprendamos hoy: fiarse de Dios.
Fe en que se cumplirán sus promesas.
*        El salmo (32) responsorial
Es un himno de alabanza que tiene frases y motivaciones importantes a la hora de rezar y agradecer a Dios en nombre de la comunidad.
“Dios merece la alabanza de los buenos… Dichosa la nación que tiene a Dios como Señor, el pueblo que Dios se escogió como heredad”.
Un domingo este para pedir a Dios que los pueblos que hoy lo están “rechazando” oficialmente, vuelvan a reconocerlo como único Señor.
Que todos volvamos a nuestro Dios y a vivir confiados en su providencia:
“Nosotros aguardamos al Señor: Él es nuestro auxilio y escudo, que tu misericordia venga sobre nosotros como lo esperamos de ti”.
*        La carta a los Hebreos nos presenta a Abraham, nuestro “padre en la fe”.
Es evidente que su fe supera toda imaginación:
Dios le pide que salga de su tierra, abandone todo y “salió sin saber a dónde iba”.
Muchas veces Dios le prometió descendencia que no llegaba.
Cuando tiene la edad de cien años el viejo, y su esposa anciana y estéril, Dios le da al hijo de la  promesa, Isaac.
Más todavía.
Dios prueba su fe pidiendo el sacrificio de Isaac.
Tres días tardó en aclararse la situación; tres días que recuerdan a Jesús en el sepulcro.
En todo esto, Abraham nunca perdió su fe en Dios.
Podríamos preguntarnos ahora y ¿qué es la fe?
La misma carta nos dice “la fe es seguridad en lo que se espera y prueba de lo que no se ve”.
*        El versículo aleluyático viene a presentarnos el resumen del Evangelio del día compuesto por temas bastante distintos pero todos los cuales nos invitan a tener fe en el Señor que conduce la historia:
“Estad en vela y preparados porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre”.
*        Las ideas que nos presenta hoy San Lucas son como un ramillete que nos invita a fiarnos de Dios:
* Jesús invita a los suyos a mantener la confianza a pesar de ser un “pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el Reino”.
* A continuación invita al desprendimiento de las cosas de este mundo y atesorar en el cielo donde no llegan los ladrones.
* Una advertencia es “donde está tu tesoro ahí está tu corazón” (invitación a un buen examen de conciencia).
* Jesús pide actitudes externas de vigilancia. Actitudes que se concretan en tener lámparas encendidas y ceñida la cintura para estar más libres al correr.
* Felicita Jesús a los criados que a cualquier hora están atentos por si viene el Señor.
* También invita a cuidar la casa para que el ladrón no pueda abrir un boquete en ella.
* Jesús nos hace ver que somos administradores de las cosas de Dios y que tenemos que ser fieles a la hora de distribuir lo que corresponde a cada siervo.
*Finalmente, quiere advertirnos a todos que si Dios nos ha regalado tantas maravillas para que podamos llegar a gozar de Él, también nos exigirá: “al que mucho se le dio, mucho se le exigirá”.
En este domingo tenemos, pues, que hacer ese examen profundo, interior, para ver cómo van nuestras relaciones con Dios y cómo aprovechamos sus dones. De manera especial la fe.
José Ignacio Alemany Grau, obispo