14 de junio de 2012

XI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B


EN EL CORAZÓN DE CRISTO APRENDEMOS A AMAR 

Mi comentario de este domingo irá en una triple dirección porque quiero ayudarles a reflexionar sobre el Corazón de Jesús, el domingo XI del tiempo ordinario y el Día del Padre. 

EL CORAZÓN DE JESÚS 

En el lenguaje popular el corazón refleja los sentimientos, la cercanía y el odio o amor de la persona. 

Si hablamos del Corazón de Jesús es bueno meditar en la profundidad que tiene el prefacio de hoy. 

En él aparece el inmenso amor de Cristo “el cual, con amor admirable se entregó por nosotros, y elevado sobre la cruz hizo que de la herida de su costado, brotaran, con el agua y la sangre, los sacramentos de la Iglesia: para que así, acercándose al corazón abierto del Salvador, todos puedan beber con gozo de las fuentes de la salvación”. 

Hemos de tener en cuenta que toda gracia de Dios, merecida para nosotros por Jesús con su muerte y resurrección, la recibimos por medio de los sacramentos. 

La sangre y el agua que brotaron de Cristo en la cruz son el signo externo y muy especial de los sacramentos de la Eucaristía y el bautismo. 

Por otra parte al ver la imagen del Corazón de Jesús podemos pensar que es algo anormal porque el corazón va siempre, oculto y defendido, dentro del pecho. 

La Iglesia, con este signo externo del corazón, nos enseña el incomprensible amor de Jesucristo que nos dio la prueba más grande del amor verdadero: dar la vida. 

Por otra parte, en su pecho abierto, encontramos el cumplimiento de la palabra de Jesús: “Yo soy la puerta”. 

Por la puerta abierta del Corazón de Cristo llegamos directamente al Padre: “Nadie puede llegar al Padre sino por mí”. 

Con la oración litúrgica del día pedimos al Padre que podamos “recibir de esta fuente divina una inagotable abundancia de gracia”. 


DOMINGO XI 

El Evangelio de hoy nos habla de la humildad de los seguidores de Cristo. 

Jesús compara el Reino de los cielos a un hombre que echa semilla en la tierra. 

El calor y el agua trabajarán independientemente del hombre. “Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano”. 

Al hombre sólo le queda cosechar cuando llega el momento oportuno. 

También compara Jesús el Reino a un granito de mostaza. “Al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ella”. 

En el fondo, Jesucristo enseña que el Reino lleva la fuerza en sí mismo, aunque parezca muy pequeño. A nosotros nos queda únicamente acogerlo y darle calor para que crezca. 

Nuestra pequeñez debe complacerse en la grandeza que lleva en sí el Reino, ese Reino que va dentro de nosotros. 

Por algo Jesús nos dijo que la virtud más importante que debemos imitar en Él es la humildad. 

Pidámosle que nos dé fe y humildad, aunque sea como un granito de mostaza, pero auténtica fe en Él y en la fuerza de su Reino. 


DÍA DEL PADRE 

Nos enseña Santiago que “toda paternidad viene de Dios” (1,17). 

Este es el mejor halago para todo padre cristiano. Y es que en realidad todo procede de Dios como creador único y toda la vida espiritual procede del mismo Dios: Dios es la fuente de todo lo divino y lo humano que tenemos. 

Creo que lo mejor que podemos pedir a un padre de familia es que se esfuerce por dejar bien a Dios en su vida y que sus hijos puedan tener la primera experiencia de Dios en el abrazo y cariño de su papá. 

El gozo de Santa Teresita estuvo, precisamente, en sentir cómo su padre (que va camino de los altares con su esposa), era para ella la imagen de Dios Padre y en él veía la providencia divina que la cuidaba y protegía. 

Si los hijos vieran el rostro de Dios en sus padres y los padres tomaran conciencia de que ellos hacen las veces de Dios y son su providencia diaria en el hogar, tendríamos las familias más maravillosas que pudiéramos imaginar. Algo así como en la casita de Nazaret. 

Deseando que se parezcan a Dios Padre, les deseo FELIZ DÍA A TODOS LOS PADRES DE FAMILIA.